(Por ajustada mayoría, gana el FA, Y Malvín debe pedir dos cartas)
Dos ases.
Dos malditos ases.
En el póker uruguayo, el As es la carta más baja de todas, excepto cuando se combina con un rey y una reina, lo cual era mi situación. En ese caso su valor sube tanto, que queda en el peldaÑo inferior de la siguiente categoría, convirtiéndose por lo tanto en una figura de valor negativo, excepto que uno diga .canté pri.. Desgraciadamente, por el hecho de estar a la derecha de la única mujer de la mesa (regla 5.433) eso no me estaba permitido.
Había perdido 20.000 euros que no tenía. Y la Evangelina estaba amenazada de muerte por uno de los sicarios del griego, que vio la derrota en mis ojos y la insolvencia en mi actitud.
-¡Quédese tranquilo, seÑor! Tengo por costumbre llevarme algo como parte de pago! ¡A mi habitación!
-¡Déjela, grequeta miserable, bo!
Entre otros cinco matones inmovilizaron a la gurisa y empezaron a arrastrarla fuera del salón, mientras que otros diez se encargaron de mí. Uno de ellos, evidentemente con experiencia en héroes de guerra mutantes, trabó mi cuerno retráctil de adamantium con una ficha de ruleta. Forcejeé desesperado, pero era inútil.
Y entonces pensé que estaba soÑando; dando un triple salto mortal desde una de las ventanas, la .Mama Vieja. que tantos disgustos me había dado, apareció derribando sicarios con su báculo, mientras invocaba a Oxún y Jemanjá!
Aproveché la distracción producida para liberar un brazo, quitarme la ficha y empezar a derribar a los gorilas a cornada limpia. Me allegué hasta la Mama Vieja (que por supuesto no era otro que Rune disfrazado) y lo ayudé a acabar con sus contrincantes.
-¡Gracias, Rune! ¡Jamás pensé que vendrías hasta aquí!
-¡De nada, .bo.!
-¡Ahora acompaÑame! ¡Vamos a salvar a la gurisa!
El griego y sus matones ya habían salido del Casino. Corrimos, sólo para ver que se metían en un extraÑo vehículo en forma de trompo gigante.
-Esto le enseÑará a no jugar sin fondos, seÑor. ¡Kalimera! .me saludó el anciano, agitando su sombrero blanco, para luego cerrar la puerta del aparato. Ante mi asombro, la extraÑa nave empezó a girar a toda velocidad, enterrándose en el suelo, hasta desaparecer.
-¡¿Qué es esto?! ¿A dónde van?!
-Van hacia la CuÑa del Sol Naciente .dijo Rune.
Al borde del agujero creado por la extraÑa nave, mientras comíamos sendos chivitos canadienses para reponer fuerzas, escuché la lección de historia contemporánea de Rune, que durante el tiempo en que me entregué al alcohol me haía pasado desapercibida.
-Cuando Uruguay debió ser reconstrrrruido luego de la Hecatombe, prrrrometió no dejar que los .arrrgentis. volvieran a sembrar la destrucción, la trapacería y la maldad. Por eso se decidió que las ciudades más frecuentadas por esta raza pérfida serrrían hundidas bajo la superficie, mediante un sistema de explosiones subterráneas, parrra ser aisladas porrr completo del resto del Nuevo Urrrruguay. El prrrimer experrrimento fue Colonia.
-Entonces. ¿No estamos en un sector .temático. de la papelera?
-No, Malvín. ¡Esta es la verdadera Colonia! Se la hundió completamente, junto con los uruguayos colaboracionistas que lucraban con las parejas arrrgentis en Luna de Miel. El segundo intento fue Punta del Este.
.Perrro los argentinos con prrropiedades en Punta del Este errran los miembros más poderosos de esa sociedad corrupta. Intentaron resistirrrrse, y el hundimiento debió realizarse en forma compulsiva, utilizando ojivas atómicas .prrroporcionadas por nuestro país.
.Así, Punta quedó completamente aislada, y sus habitantes .eso crreíamos -muerrrtos. Sin embarrrgo, a los pocos meses volvieron a salir. Crrrearon culturra y tecnología subterránea parrra trrrasladarrse. Y al parecer, dueÑos de una longevidad monstruosa, que se crrree es producto de una extraÑa fuente de enerrrrgía enterrada, que ellos llaman su Sol Naciente, parrra recordar la época en que vivían frrente a los más hermosos amanecerres del planeta..
-¡Eso es, Rune! ¡La fuente que produce el .líquido de papelera.! A medida que nos vamos enterrando, de golpe el líquido es más abundante!
-No fantasee, Malvín -dijo Rune, algo nervioso. -En todo caso, crreo que es horrra de volver a la superficie. Sin su líder, los terroristas serrán vencidos rápidamente. ¿Acaso no quiere rescatar a su mujer, Malvín?
Wanda, Wanda. Deseaba con todas mis fuerzas volver a verla, pero al mismo tiempo, otra parte de mí deseaba acariciar el cartel de adamantium de mi chiquilina .argenti.. Además, estaba convencido de mi teoría (Y además, en la última pelea, la Wanda me había dicho que la grapamiel afectaba mi virilidad, y todavía estaba dolido).
-¡No, Rune, bo! ¡Acá hay algo raro! ¡AcompaÑame, rescatemos a la Evangelina y de paso descubramos de dónde sale la porquería esa!
-¡No irrremos a ningún lado, imbécil! .dijo Rune, apuntándome con su báculo (en ningún momento se había quitado su disfraz de mama Vieja) – ¡usted va a acompaÑarme, como buen Súbdito de uno de los tantor protectorados de Finlandia, y pondrá orrrden en Botnia, ya!!!
-Impecable, bo. No te sacaste el disfraz, y sin embargo te sacaste la máscara.
-No es nada perrrsonal, Malvín. El Imperrrrio Viking sobrevive desde hace varrrios milenios y seguirá haciéndolo, aún a costa de nuestrrros peones subdesarrrollados.
Pateé el báculo de la Vieja, que disparó un aura con energía de candomblé, sacrificando en el acto una gallina negra que se encontraba cerca, y sin pensarlo, me arrojé al agujero. Lo último que escuché fueron las maldiciones de Rune, donde mezclaba deidades afrouruguayas con Odín y Freya.
El golpe hubiera matado a cualquiera sin un cuerpo de papel maché, o lo hubiera dejado incnsciente durante horas en lugar de los cinco minutos que necesité para recuperarme.
La visión era fantasmagórica. A mi alrededor se agolpaban las ruinas de fastuosas mansiones esteÑas, refaccionadas a base de basalto y piedra pómez. En el aire, el olor a azufre se mezclaba con un penetrante aroma a descomposición. Y pequeÑos charcos de .líquido de papelera. salpicaban los restos de lo que reconocí como la Avenida Gorlero.
Entonces vi el vehículo-trompo del griego, estacionado delante de una de las mansiones, desde donde sonaba estridentemente un viejo éxito de Diego Torres.
Un lujoso auto estacionó, y de él salió un espantoso mutante, de piel apergaminada y violácea, que despedía una aura fluorescente. Sin embargo lo reconocí inmediatamente: Se trataba del conductor .argenti. Marcelo Tinelli. Mientras caminaba, se le desprendían horriblemente trozos de piel, aunque le volvían a crecer al instante.
-Si deseas cubrirte la cara con esos trozos de piel para simular ser marcelo Tinelli e introducirte en la fiesta, vota FA.
-Si deseas entrar pór la puerta trasera mezclándote con el espectáculo de freaks contratado para hacer sentir menos freak a los famosos mutantes, vota FU
(Esta historia continuará)
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