martes, 20 de marzo de 2007

.Trampa de Papel., capítulo 10: .Los Cinco Dedos de Piedra de la Muerte.





(Por amplio margen, gana el FU, y Malvín debe entrar junto al grupo de freaks)


Entonces, creí estar en una pesadilla; ¡un grupo de monstruosos seres me envolvió y me arrastró hasta las puertas del mismísimo Infierno!


Se trataba, en realidad, de un espectáculo de fenómenos de circo contratados por los miembros de la farándula argentina para no sentirse tan anormales (¡la patética vanidad .argenti.!), que entraban a la mansión por la puerta de servicio.


Allí nos recibió un amanerado mayordomo del departamento de Rocha, que nos empujó hacia un pasillo explicando que .los seÑores se estaban aburriendo.. Entonces escuchamos la voz del .argenti. Tinelli, que con lo poco que le quedaba de lengua oficiaba de maestro de ceremonias: -¡Ueas goshesh, Améicaaaa! ¡Co ushqueesh, graioshs geshge ga shupegfishie, e Sheegshioao Eshabe ge feómeósh e Malshoao!!!


Descifré que se refería al .Seleccionado Estable de Fenómenos de Maldonado., y entré a un modesto escenario junto con mis compaÑeros. Mientras ellos hacían las clásicas evoluciones de los fenómenos (las siamesas bailaban zapateo americano, el .Hombre Tronco. se hacía el nudo de la corbata con los dientes y el enano se abocaba a ser pequeÑo), improvisé un número de malabarismo y aros chinos ayudado por mi cuerno retráctil, mientras rogaba no ser descubierto.


Mientras el monstruoso público nos aplaudía con sus manos deshechas, el Tinelli pasó a presentar el siguiente espectáculo: ¡Un duelo de gladiadoras en el lodo!


Como uruguayo y orgulloso poseedor de una educación de avanzada, me indigné por el espectáculo, que prometía un denigrante trato a la mujer; así que decidí presenciarlo y así poder emitir una enérgica protesta; incluso me puse en primera fila, para que fuera lo más enérgica posible.


¡Por poco me desmayo cuando vi a la primera gladiadora, ataviada con una malla de leopardo con flecos: Era la Evangelina, que entró al escenario (inundado en el acto de tibio lodo) blandiendo su cartel amenazadoramente! Por su mirada perdida deduje que se encontraba bajo los efectos de un narcótico.


Lo mismo que la otra luchadora, caracterizada como una walkiria, con lanza y casco vikingo, y que no era otra que.


¡La Wanda!


Volví a por poco desmayarme, además de sentirme completamente desconcertado. ¿Cómo había llegado allí? ¿Qué estaría pasando en la superficie? ¿Quién oficiaría de Gerente de Recursos Humanos allá en la planta? Todos estos interrogantes me inmovilizaron momentáneamente, y sólo atiné a quedarme observando cómo las dos gurisas se revolcaban en el barro, practicándose llaves de jiu-jitsu y dándose de nalgadas; hasta que (unos cuarenta minutos más tarde) decidí que era mi obligación intervenir:


-¡Basta, bo! ¡De golpe las están utilizando para un perverso entretenimiento! .grité, saltando sobre el escenario.

-¡Y es parte de nuestro convenio con la .cúpula argenti., Sargento Malvín! -dijo una voz.


El Doctor Nokia, reparado de sus heridas mortales con papel maché, emergió de bambalinas sonriendo perversamente. Todo empezaba a cuadrar: la perversa ética finlandesa era coherente con este pacto siniestro con la raza más despreciable de la Tierra.


-¡Atrapen al fenómeno! .gritó el científico. En el acto, un desmejoradísimo Bernardo Neustadt .si es que ello era posible .se arrojó sobre mí, pero lo expulsé fuera del escenario de una cornada. Tinelli, Susana Giménez, Pergolini y Adrián Suar también fueron destrozados en el acto, mientras al mismo tiempo intentaba sacar a las chiquilinas de su letargo.

-¡Despierten, bo! .dije, dándoles un par de bofetadas.


Grave error. La Evangelina se arrojó sobre mí a cartelazo limpio, mientras la Wanda me atacaba con la lanza. Esquivé los golpes y traté de defenderme sin lastimarlas, pero la situación se volvía cada vez más confusa: los .argentis. enviaron sobre mí a su farándula de segunda línea, que tenía hambre de gloria: Mariana Fabianni, Julieta Ortega, Sebastián Wainraich y Federico D.elia, con lo que esto se convirtió en una masacre.


-¡Aaaarghhh! .aullé. El conductor Marley, en su versión mutante y desdentada, me arrancó el brazo izquierdo de papel maché. Estaba completamente indefenso, y escuchaba cómo la excitación malsana de los .argentis. se convertía en una orgía de sangre y violencia y lodo y papel maché y mutantes. Entonces, como una oleada oscura, empezó a crecer un sordo reclamo:


-¡El Kraken! ¡El Kraken! ¡El Kraken!

-¡Síiii! ¡Entreguen a los corderos a Nuestro padre!


El piso del escenario se abrió a nuestros pies, dejando entrever un abismo sin fondo; entonces, lo que semejaban unos gigantescos dedos de piedra emergieron desde las nauseabunda profundidad. Se trataba de cinco tentáculos, que terminaban en yemas redondeadas, y que en el acto atraparon a los mutantes que me estaban atacando, para luego arrastrarlos a lo hondo.


Sus alaridos de horror me erizaron la piel. Luego, el silencio.


-¡Nuestro Padre está contento! ¡Pero hoy es un día especial! ¡Hoy tenemos víctimas de las Dos Orillas! ¿Vamos a obsequiar a nuestro padre el Divino Kraken con un plato especial? .arengó el Dr. Nokia a la turba.

-¡Síiiiiiii!!!


Dos de los .dedos. emergieron del Abismo, y atraparon cada uno a las dos gurisas; ambas lograron aferrarse al borde del foso. ¡Me arrojé a salvarlas! Pero durante mi trayecto, que me pareció durar una eternidad, comprendí que, con u solo brazo, sólo podría atrapar a una de ellas.


Si deseas salvar a la Evangelina, vota FU

Si deseas salvar a la Wanda, vota FA




(Esta historia continuará)


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