Escribe el Ing. Jorge Cubero Sosa
Experto en Catastrofismo Municipal
todosvamosamorir@ubbi.com
Los recientemente finalizados .Carnavales del 2007. dejan un saldo que sólo puede llevarnos a una conclusión: estamos todos condenados a una catástrofe de proporciones bíblicas y no hay escape.
Como he dicho otras veces, la pregunta no es cuándo va a ocurrir la catástrofe, sino dónde vamos a ocultarnos de la lluvia de fuego y la plaga de escorpiones voladores que se avecina indefectiblemente. El análisis de esta mal llamada .Fiesta Popular. (a menos que ustedes llamen .Fiesta. al Hundimiento del Titanic o a la Masacre de Boadicea), realizado conjuntamente con un equipo de expertos, me permite predecir aquí y ahora (mientras superviso el triple blindaje de la puerta del refugio subterráneo que me están terminando en este momento) por lo menos TRES burbujas carnavalescas .aunque nada indica que pueda nohaberme apercibido de treinta o cuarenta más:
La .Burbuja de los Ciegos Temporarios.: La Ciudad Autónoma NO-ESTá-PREPARADA para soportar el progreso del .Ataque con espuma de Carnaval a los Ojos. tan en boga en los Corsos Barriales que mi equipo y yo hemos analizado. Si bien la legalidad y la sanidad del ataque es cuestionable .arde -, mi equipo está de acuerdo en que el paganismo de la fiesta en sí permite e incluso auspicia algunas agresiones físicas, siempre que se realicen usando dicha sustancia.
Pero, ¿qué va a pasar .a usted le pregunto, Dr. Telerman .cuando el aumento geométrico de la venta de espuma de Carnaval dé paso a un aumento proporcional y geométrico de víctimas momentáneamente ciegas? ¿Qué va a ocurrir cuando coincidan .todo basado en la proyección del aumento de la población – quinientas o seiscientas personas en estado de discapacidad visual temporaria y empiecen a tirar -completamnte desesperados -manotazos al grito de .aaahhh, te voy a matar, hijo de puta.? ¿Y los posibles heridos .por los manotazos? ¿Y las posibles caídas por un precipicio, suponiendo que el Corso se desarrolle junto a un precipicio (por ejemplo, en Barrancas de Belgrano o en la lomita esa que hay en Parque Saavedra)?
Nos encontramos ante una catástrofe anunciada, a menos que el Gobierno empiece a repartir antiparras o caretas de soldador gratuitas y obligatorias, pero desgraciadamente estamos en Argentina. Sólo queda realizar simulacros de ceguera y la enseÑanza obligatoria del Braile para prevenir la matanza inminente si es que no morimos antes, en alguna .Burbuja. que se produzca antes, qué se yo, para Semana Santa.
La .Burbuja de los Tarritos de Espuma Vacíos.: Mi equipo detectó con preocupación el destino inevitable de los tarros vacíos de espuma, una vez que su mortífera carga ha sido descerrajada: el piso. El segundo sonido más característico del Carnaval porteÑo, luego del contagioso ritmo africano de los tambores capitalinos, es el cloqueteo de los tarros chocando entre ellos, o pateados accidentalmente por los centenares de espectadores.
La catástrofe está completamente anunciada y sólo queda correr con desesperación gritando y dándose el cráneo contra las paredes: ¿Qué va a pasar, Sr. Telerman, cuando el aumento poblacional produzca un virtual .alfombramiento. con tarros de espuma en decenas de cuadras a la redonda de los corsos porteÑos? La imagen sería desopilante si en ella no estuvieran involucradas posibles muertes dolorosas e inevitables de niÑos, mujeres y ancianos, todos rodando sobre los envases, como en una competencia de leÑadores, trasladándose inevitablemente hacia los abismos circundantes (Barrancas de Belgrano, lomita de Parque Saavedra, etc.), donde morirán tal como los lemmings de la tundra americana.
En otros países se toma la precaución de fabricar tarros de espuma en forma de prisma, o de repartir calzado claveteado, pero eso sería Argentina AÑo Verde. Lo único que se me ocurre para evitar esta burbuja a punto de estallar es la inyección letal preventiva.
La .Burbuja del Excedente de Agua.: Uno de los miembros de mi equipo tuvo el buen tino de llevar a su hijo al Corso .para airear un poco al pibe. (sic), pero como líder del grupo me pareció apropiado someterlo a observación.
El infante, luego de la sangrienta lucha de espuma en la que se involucró de cuerpo y alma (y en la que su padre debió repetir unas siete veces las inconsecuentes palabras .bueno, pero es el último tarro, eh?.), culminó completamente empapado, debido a lo cual su padre musitó con cierto alivio que .bueno, aunque sea nos ahorramos el baÑo de la noche..
La espantosa escena seguramente se repetiría en el seno de cada familia concurrente y no hace falta hacer grandes cálculos para determinar que la Ciudad NO-ESTá-PREPARADA para soportar a millones de niÑos dejando de tomar simultáneamente su baÑo nocturno debido al .Pre-baÑo de espuma de Carnaval.. Los tanques de agua de la ciudad explotarían debido a este excedente, provocando inundaciones, ahogamientos, electrocutaciones, invasión de simios y otras bestias montadas sobre camalotes y las consiguientes plagas y lluvia de fuego y lava.
En otras metrópolis del mundo, la guerra de espuma es acompaÑada por el ataque de camiones hidrantes conectados al sistema de agua corriente, para disminuir la presión de agua. En nuestro país ese tipo de medidas ni siquiera se le pasa por la cabeza a nuestros gobernantes, ocupados en campaÑas demagógicas; ¿el resultado? La muerte. La destrucción. Y la extinción de toda la población porteÑa gracias a una Hecatombe equiparable a la explosión de .irónicamente -veinte mil millones de bombitas de agua al mismo tiempo (Algo así como cuarenta Hiroshimas).
Hago estos anuncios, no con la intención de alarmar a la población, sino de crear un pánico con saqueos, muertos y heridos que me permita .mientras ustedes se matan -huir disimuladamente hacia tierras más seguras (p.ej., Areco o Arrecifes) sin temor al ataque de los Ciegos Temporarios o al Aluvión de Gente Rodando sobre Tarros de Espuma. Hasta la próxima y corran por sus vidas.
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