Día 1:
Noto que el vecino ha dejado su basura en mi vereda. Claro, el tipo es un fanático de la limpieza .los fines de semana limpia el interior de su auto con una aspiradorita -y considera que el frente de su casa inmaculada no merece ser encenagado durante media hora por su propia basura, y me la manda a mí; como no le paso la aspiradorita a mi auto y además estaciono torcido, debe creer que no me molesta. Indignado, la corro con suaves pataditas hasta que queda de su lado.
Día 2:
El vecino (llamémosle Raúl), parece que ha acusado recibo. Entonces adopta una táctica por demás rastrera: Coloca su pila de bolsas de basura (porque será muy limpito pero hay que ver la cantidad de residuos que genera el muy puerco) en el límite entre su vereda y la mía, y como .por casualidad. una o dos de sus bolsas están encimadas sobre mi vereda. Yo (llamémosme Eduardo, para proteger mi identidad) vuelvo a poner las cosas en su lugar de a suaves pataditas.
Día 3:
Raúl es o malvado o estúpido o ambas cosas, porque vuelve a hacer la tramoya de la pila colocada en el límite de las dos veredas. Ahora son tres las bolsas que me invaden. Me veo obligado a bajar mis bolsas de basura y con ellas armar una especie de Muro de Berlín en el límite, conteniendo el avance de las fuerzas enemigas. Quedan todas medio amontonaditas, pero cada una en su casita. Espero que el tipo capte el mensaje (.No pasarán.) y no crea que estoy organizando una especie de orgía de bolsas de residuos.
Día 4:
Raúl insiste. Yo .Eduardo .no puedo creer que el tipo tenga la cara tan de piedra. Pero se acabó .Mr. nice guy.. Cometió un grave error táctico, que es intentar una invasión por tierra con una fuerza débil, conformada sólo por dos miserables bolsas de Coto. Y yo hice puchero, así que tengo como cuatro. Sóri, la guerra es la guerra. Avanzo sobre su vereda con tres bolsas de Wal Mart y apenas dejo una en la mía, como haciéndole una sonrisita cínica.
Día 5:
La represalia ha sido cruel. No sé qué hizo Raúl, se ve que estuvo vaciando el turucuto o hizo una fiesta temática medieval con patas de carnero asadas o algo así, pero contraatacó con unas cinco bolsas de Coto y un par de bolsas de consorcio. Y hoy comí fideos con aceite, así que mis residuos son tristísimos. En un esfuerzo patético, pego al costado de las bolsas un dibujo con una carita enojada haciendo .Grrrr..
Día 6:
Hoy a la maÑana me crucé con Raúl. Nos miramos. él se hizo el gil, pero me miró como diciendo .Me hago el gil y no dejo traslucir la más mínima emoción, por lo que podría parecer que no estoy al tanto de esta guerra sangrienta que estamos llevando a cabo, pero te aseguro que voy a llevarla hasta las últimas consecuencias.. Yo hice otro tanto, mientras le decía .Hola, Raúl, cómo le va..
Día 6 (tarde):
No sé qué me espera, pero me veo obligado (yo, Eduardo) a fabricar cantidades industriales de basura. Hice puchero como para tres días, así que tengo un par de bolsas llenas hasta el tope de huesitos del caracú, pollo, hilos de chorizo colorado y cáscaras de batata. También me prestaron una de esas máquinas destructoras de documentos, así que estoy llenando bolsas y bolsas de tiritas de papel, para hacer bulto. En unos minutos las empiezo a tirar por el balcón (porque muy lindo esto de la guerra pero tampoco me hace gracia subir y bajar la escalera ocho veces).
Día 7:
La situación de ayer fue bastante confusa. Cuando bajé a acomodar mis bolsas encontré un montón de basura a ambos lados de la frontera, pero había unas bolsas de Coto y otras de Norte. O el tipo (Raúl) va dos supermercados distintos (algo imposible de concebir), o está interviniendo en la guerra mi vecino de abajo (llamémosle Gian Franco). El caso es ahora se me ocurre que puede haber habido un malentendido, y tal vez el que inició las hostilidades era mi co-propietario. De cualquier modo ya no me puedo volver atrás. Las hostilidades están declaradas, y por supuesto yo soy del bando de Gian Franco, con el que comparto el PH, así que me sumé a la maniobra de aniquilamiento; acomodé las bolsas de restos de puchero y tiritas de papel sobre las bolsas de Coto, y luego salté sobre ellas salvajemente, aplastándolas hasta arrancarles el juguito.
Día 10:
Acabo de pasar un mal trago. A los recolectores de residuos no les gustó mi .bolsa destripachacales., consistente en una bolsa de donde sobresalían varios filos mortales, embebidos en curare (un curare especial que fabrico yo, con vinagre, antihiestamínicos molidos y Nopucid), fabricadas para perforar y destruir las bolsas de al lado. Y aparte me dijeron que si seguíamos aumentando la producción de basura íbamos a tener que contratar un recolector particular.
Me pareció bastante injusto (salvo por lo de las destripachacales, que capaz ahí me fui de mambo), porque desde hace varios días lo que estoy haciendo no es .generar más basura. sino recorrer la cuadra y traer las bolsas de los demás para ponerlas sobre las del vecino. Yo creo que incluso eso les alivia la tarea -y los vecinos están encantados-, pero se lo tomaron por el lado negativo.
Día 11:
Todo arreglado. Construí un pequeÑo cerco, en el límite entre las dos veredas, que va desde el cordón hasta cuarenta centímetros al interior de la vereda, protegiendo el .Sector de colocación de bolsas de residuos. de mi propiedad. Le puse alambre de púa y estoy pensando en incorporarle un pequeÑo choque (algo mínimo, nada muy jodido, una patadita nada más). Esto va a evitar futuros problemas. Lo único que me da bronca es que Raúl se haya hecho el gil cuando le dije .ahora no va a haber problemas limítrofes, ¿no?.. Se hizo el que no sabía de qué le estaba hablando, lo mismo que Gian Franco cuando le dije .Se la dimos con queso, ¿no, Gian Franco?. (incluso me dijo -a mí, Eduardo -.pero si no me llamo Gian Franco, Esteban.). Pero bueno, por lo menos ahora hay paz .a menos que Raúl y Gian Franco se nieguen a pagar su parte de los costos del alambrado y la electricidad.
Ah, y también tengo que ver cómo hago para que el resto de los vecinos de la cuadra pare de darme sus bolsas de basura. Pero paso a paso.
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