Dificilismo estimado de la lectura: 126.
(Nota: A partir de la fecha, “Yo contra el Mundo” incluye al final de cada artículo, una versión con ALTO NIVEL DE FACILISMO, porque a algunos lectores, sin ánimo de parecer ofensivo o pedante, no les da.)
Cada tanto algún cráneo becado del Primer Mundo sale con una conclusión acerca del comportamiento humano respecto de la belleza: la última genialidad fue la investigación acerca de la preferencia que demuestran los padres por los hijos más lindos.
Los debates no se hacen esperar; Que sí, que no, que es un EXPERIMENTO NAZI, que no lo es, que el atavismo esto, que los cánones tradicionales de belleza lo otro, que es cultural, que es biológico, que si me das DOS SEMANAS puedo transformar a estos tres tipos tan raros que se retuercen la nariz con una llave inglesa en caballeros, que la belleza física sí, que la belleza física no, que vos no podés hablar porque sos MáS FEO QUE UN ORZUELO, que guarda que para mí por esa nariz pasó un buen limado y pulido, etcétera. (Y no crean que exagero el nivel de la polémica).
Como la mayoría de la gente ES HORRIBLE, y como todo el mundo opina que deberían quererlo más, todos nos sentimos atacados y pensamos que la cosa puede tener algún asidero.
Algunos postulan que estos experimentos revelan nuestras mezquindades; otros, que sirven para reafirmar los modelos de belleza tradicionales. Yo tengo una teoría un poco más triste: estos experimentos se hacen porque un SOCIóLOGO ESTAFADOR quería salir en todas las revistas, y el camino más rápido para esto es demostrar una teoría escandalosa.
La investigación tiene algunos puntos flojos: Para empezar, el experimento se realizó estudiando cómo los chicos son tratados en el supermercado.
Permítanme aclarar algunas cosas: La gente en el supermercado no se comporta de una manera normal. El zumbido imperceptible y permanente de los tubos fluorescentes afecta el cerebro; los cambios de temperatura entre la zona de lácteos y la zona de galletitas hacen polvo el sistema inmunológico; El Supermercado es algo así como una inmensa Máquina de Deteriorar Seres Humanos Rápidamente. Los padres, por otro lado, deben luchar contra el temor a que sus niÑos se evaporen al esconderse tras la góndola de conservas y el agotamiento moral que las propias criaturas producen con su insistencia de compra de la mitad de los productos que ven, o su resistencia a quedarse quietos como animales embalsamados durante los CUARENTA MINUTOS que permanecemos en la cola de la caja rápida.
Así que no se extraÑen si en esos momentos los padres tienen un comportamiento errático y reprochables, como mirar para otro lado con la secreta fantasía de que su retoÑo huya para siempre, o grotescos estallidos de furia.
Por otro lado me resulta un poco inconcebible de imaginar el método utilizado para clasificar “niÑos lindos” y “niÑos feos”. Como la noticia no lo explica, y como imagino que estos científicos no se habrán atrevido a revelarse como unos MAULAS capaces de decir “qué feo que es ese pibe, che” (un atroz comportamiento que justificaría inmediatamente el retiro de los fondos para la investigación), lo único que se me ocurre que le habrán pedido su OPINIóN OBJETIVA a un grupo de PEDóFILOS.
Algo que me parece un poco cuestionable desde el punto de vista ético.
RESUMEN FACILISTA DE LA NOTA: Canadá, que país GENEROSO!
Publicado a las 11:06 a.m.
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