martes, 14 de diciembre de 2004

¡TE COMPRé ALGO RE BARATO, A úLTIMO MOMENTO Y TRES TALLES MAS GRANDE PERO LO HICE CON EL CORAZóN!





Modo NavideÑo.


“Yo contra el Mundo”, atento a la necesidad de desmentir patraÑas del estilo de “lo que importa es el sentimiento” o “la Navidad no pasa por los regalos”, presenta esta breve Guía de la Psicología Afectiva de los Regalos Malísimos, basada en la sencilla premisa de que, a diferencia de lo que quieren vendernos las películas lacrimógenas de Navidad, cuanto PEOR es el regalo, el regalante te QUIERE MENOS:


(Nota: esta Guía no debe ser tomada en cuenta si el regalante es tu abuela o un niÑo que aún no tiene un criterio formado)


CD de jazz de cinco pesos: No te quiere especialmente, pero aunque sea considera que sos un ser humano capaz de apreciar el arte de la música.

Ekeko: Siendo una cosa horrible y difícil de conseguir, evidentemente esta persona te odia y es capaz de tomarse todo un trabajo para que la pases más. Es casi para que te sientas orgulloso.

Potus: Además de sentir por vos casi tanto afecto como por una planta, le tiene sin cuidado el destino de la planta en sí. Un monstruo.

Corbata: En el mejor de los casos, te considera un honrado trabajador.

Agenda: Este regalo fue comprado mientras se compraba otro regalo, o algún artículo de librería para su uso personal, o mientras esperaba el 12 en la parada de Callao y Corrientes, cerca de esa librería que da a la calle.

Medias: El “Regalo Malísimo” por excelencia. Casi un símbolo. O es una persona demasiado posmoderna, o estás en el fondo de su lista, pero lejos, lejos, lejos, y además quiere hacértelo saber (a menos que seas un bebé y las medias tengan unos dibujitos muy mononos).

PaÑuelos: ídem anterior, pero además, tiene la secreta esperanza de que te enfermes.

Billetera: Yo te voy a explicar: Compró todos los regalos juntos, fue asignando a quién le pertenecían, vos quedaste último, es lo que hay. No llores.

Bolso: Este por lo menos es práctico. Repetite eso una y otra vez mientras decís “gracias” con un tono levemente hostil.

Lapicera fuente: Una paradoja viviente: un regalo práctico que casi no vas a tener la oportunidad de utilizar en la práctica. Gracias, gracias.

Calzoncillos o bombachas (o las dos cosas; tal vez la persona no se acuerda de tu sexo y no quiere arriesgar): éste une la impersonalidad de todos los regalos anteriores a cierta inclinación perversa. Disculpame, yo me sentiría violado.

Desodorante: Bueno, no hay mucho que decir. éste directamente es ofensivo.

Shampú: ¿Por qué no detergente?

Colonia After shave: Dejate de j***r.

Tarjeta de navidad con música: Reítele en la cara, o golpealo, lo que te salga del alma. Difícilmente eso afecte su consideración hacia vos: o, quién sabe, tal vez hasta se dé cuenta de que existís.


Publicado a las 11:54 p.m.


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