Luego de solicitar datos acerca del paradero de mi asistente Kiriatos, el Sr. Guillermo García me envió esta respuesta:
“Ayer presencié la discusión, en el paso cordillerano del Pehuenche, entre un gendarme chileno y un seÑor a quien trataré de describir: aproximadamente 70 aÑos, vestido con un traje que alguna vez fué negro a rayas finitas blancas, camisa blanca prendida hasta el último botón, tiradores, y gorra de gajos. Bigote hirsuto, encanecido, rostro surcado de arrugas y curtido por el sol, con barba de varios días; manos encallecidas, como de viejo pescador. En un idioma que yo no podía entender (el gendarme tampoco), seÑalaba, en lo que parecían ser los restos de un pasaporte griego; la foto de un joven, con su misma ropa, y se seÑalaba a sí mismo, dando a entender que eran la misma persona. Estaba obstinado en pasar a Chile; espero que sea educado a la hora de pedir un pisco.”
Aunque la descripción es bastante cercana, no debe ser él: en primer lugar Kiriatos habla el castellano fluidamente (aunque es perfectamente capaz de fingir que no lo habla para confundir a su prójimo). En segundo lugar, su pasaporte lo tengo yo bajo llave – por motivos administrativos que no vale la pena que desarrolle aquí (aunque es perfectamente capaz de confeccionar un pasaporte falso).
Así que no debe ser él (a menos, claro, que sí sea él); si alguien tiene más información, por favor envíela. Sólo tengan en cuenta que si pasa más de dos semanas sin probar una gota de ouzo pede llegar a ser peligroso.
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