Patrón, si me está leyendo, antes de iniciar mi reflexión de hoy le quiero contar que algún gracioso se metió en el weblog haciéndose pasar por usted y me pidió que deje de escribir; por supuesto, me di cuenta al instante que usted no tendría un carácter tan inmaduro y voluble, hoy te pido por favor una cosa y maÑana no, etc.
Lo que hice por si las moscas es cambiar la contraseÑa para que este astuto hacker no pueda volver a entrometerse. Por supuesto, no voy a publicarla aquí, pero si usted quiere que se la diga (es bastante ingeniosa) llámeme por teléfono a casa. Insista bastante porque no sé si le conté que el teléfono anda medio mal, a veces la gente me llama y me dice que suena como si estuviera descolgado. Espero que Koutsodaimonas, el demonio griego de los desperfectos domésticos, sea benévolo por esta vez y podamos comunicarnos.
Se acerca el fin de aÑo y este viejo y tradicional griego no quiere dejar de hablar del personaje del aÑo. Tengo que decir que me costó decidirme, ya que este aÑo hubo cientos de personajes que merecían este título (desde Demis Roussos a Irene Papas, pasando por Mikis Theodorakis), pero creo que todos estarán de acuerdo en que este fue EL AÑO del gran Vangelis Papathanassiou.
Este extraordinario músico, que marcó a toda una generación con clásicos como “Los amigos de Mr. Cairo” y “Carrozas de Fuego” (Aún me estremezo recordando ese recital que dio en el Estadio de Jabalina de mi Paros Natal, coreando junto a miles de jóvenes aquella estrofa que dice “San-san-san-san-sán-san”, convertida casi en el lema de mi generación), vuelve al ruedo con los inolvidables compases de la música para la película “Alejandro Magno”.
Es lamentable que la vida de este personaje, el prócer máximo de mi tierra, haya sido filmada por un no-griego, y más aún por este asaltante de caminos (sepan disculpar la falta de sutileza de este viejo griego, pero la hipocresía no es mi fuerte); sólo espero que no haya intentado hacer de la historia de la conquista de Medio Oriente una metáfora (conozco esta palabra porque es de origen griego) de la guerra de Vietnam. Pero sí es reconfortante que la música sea compuesta por el Sr. Papathanassiou (y al escribir su nombre me quito el sombrero). Que además de ser un músico monumental es un ser humano excepcional. Hay una anécdota divertidísima que lo pinta de cuerpo entero.
Se las cuento en unos minutos: En estos momentos la brisa del Río de la Plata (luego de dar unas vueltas, ya que vivo cerca de Plaza Miserere) se asoma a mi ventana y me llama a la contemplación de las viejas y sabias estrellas acompaÑado por el tibio beso del ouzo.
Sólo espérenme unos segundos, vuelvo con ustedes en un ratito, en serio. Su amigo Kiriatos.
Publicado a las 01:03 a.m.
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