Modo miserable / NavideÑo
“Yo contra el Mundo” ofrece un nuevo servicio para olvidadizos, miserables, sobreocupados e indecisos quie aún no han completado sus compras navideÑas. A lo laro de la semana recomedaremos artículos de TRES PESOS (es decir, un precio razonable pero que supera cómodamente la cifra que nos estigmatizaría como “compradores de todo por dos pesos”) que escapen al catálogo de “Regalos de Porquería” (medias, ekekos, billeteras) comentada la semana pasada.
En esta ocasión se trata de una de esas maravillas llegadas a nuestra ciudad gracias al arribo inexplicable y abrupto de un container, desde el lejano oriente, sobrecargado de objetos de los que alguien se quiso deshacer: Se trata del nadador chino a cuerda.
Como ocurrió hace unos meses con el milenario y noble barrilete, en la actualidad es imposible dar dos pasos sin pisotear uno de estos artículos (o inclusive a su vendedor, sentado a su lado a la espera del divino toque de Mercurio, el Dios del Comercio), por lo que su adquisición está al alcance de todos; se trata de un juguete tradicional, por otra parte (un hombrecillo que al serle dado cuerda mueve los brazos y piernas en el agua, imitando a la perfección el desplazamiento acuático humano), que hará las delicias de NIÑOS de todas las edades (Bien, tal vez un niÑo mayor de SIETE AÑOS nos eche una mirada de reprobación si le obsequiamos esto).
El ADOLESCENTE DESCEREBRADO, por otra parte, se lo tomará como el colmo de la posmodernidad y dirá “qué loco”, planificando decirle a sus amigos que se parece “al Colo” o “al de biología”, o pasar momentos de esparcimiento mientras se emborracha con sus amigos y somete al muÑeco al ridículo intentando que nade sobre el suelo (sobre todo teniendo en cuenta la repulsión al agua que tienen los adolescentes).
El APARATO TREINTAAÑERO FANáTICO DEL ANIMé será recompensado con un premio extra, ya que estos muÑequitos están basados en personajes de dibujos animados japoneses de hace más de veinte aÑos, desde Astroboys hasta personajes para especialistas como el gato Doraemon o el pequeÑo demonio de un solo cuerno que aparecía en la película “Alakazam el grande” (aunque tal vez las personas más creyentes tengan ciertas reservas en regalar un DEMONIO para Navidad).
Si pueden gastar un poco más y comprar tres o cuatro, el TíO CINCUENTóN APOSTADOR COMPULSIVO tendrá la oportunidad de desarrollar su enfermedad desde temprano, organizando pequeÑas carreras entre Astroboy, Doraemon y el demonio de un solo cuerno mientras se higieniza para el día que comienza.
Por último, los DOLORIDOS CIUDADANOS DE LA TERCERA EDAD (muy extendida, teniendo en cuenta que algunos de nosotros, gracias al desarrollo de oficios sedentarios que nos destrozan la columna vertebral, entramos en una “tercera edad física” desde hace quince aÑos), podrán utilizar al muÑeco como un masajeador individual, si es que no les impresiona ser desontracturados por un pequeÑo Astroboy.
Publicado a las 08:01 a.m.
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