(Otra entrega de “Las Dos Caras de la Verdad”, programa político conducido por dos periodistas, Salazar – el contestatario – y Marini – el reaccionario. Ambos se odian.)
SALAZAR: ¡Bienvenidos a otra edición de “Las dos Caras de la Verdad”!
MARINI: (Sonriendo de oreja a oreja) ¿Noto cierto resentimiento en tu discurso, Salazar?
SALAZAR: ¿Qué?
MARINI: Bueno, por el regalito de Navidad que recibimos los argentinos. ¿Se te habrá escapado, encerrado en tu nube de denuncias insostenibles, que regresó al país el hombre más brillante de la política argentina?
SALAZAR: Por favor, Marini, no voy a contestar chicanas de baja estofa.
MARINI: Mejor. Espero que no hiervas de ira con mi primer reportaje; tenemos en línea al secretario del Sr. Gostanián, que tal vez pueda darnos algún dato sobre…
SALAZAR: Disculpame, Marini, pero no puedo hacer esperar al Presidente Menem. ¡Entre, Presidente!
MARINI: ¿Qué?
(Entra Menem y se sienta a la mesa, al lado de Salazar. Marini lo mira entre anonadado y abatido)
SALAZAR: Cómo le va, Presidente, un gusto tenerlo aquí.
MENEM: Faltaría más, seÑor periodista.
SALAZAR: Su regreso, Presidente, es algo refrescante para el momento que…
MARINI: ¡Pará, pará un poquito! ¿Qué estás tramando, Salazar? ¡Si vos siempre lo odiaste!
SALAZAR: ¡Cómo podés decir eso del Presidente!
MARINI: Y además me parece un poco chupamedias eso de decirle Presidente. El presidente es otro.
(Menem mira a Marini indignado)
SALAZAR; No le preste atención, Presidente, este debe estar pagado por ya sabe quién, Presidente. ¿Cómo ve a nuestro país, Presidente?
MENEM: Bueno, este es un momento fatídico, han conseguido ievar a nuestro país a…
MARINI: ¡Claro, ya entiendo, es un impostor! ¡Le quitaré esa horrible máscara!
(Marini se arroja sobre Menem e intenta arrancarle la supuesta máscara. Forcejean)
MARINI: ¡Creo que vi una de estas en el muÑeco del garage de la vuelta de mi casa!
SALAZAR: ¡Pará, Marini, lo estás lastimando!
(Salazar logra separarlos. Menem se queda despeinado y jadeando. Marini vuelve a su asiento, desconcertado)
MARINI: Hubiera jurado que… Es tan irreal…
SALAZAR: ¡Si volvés a hacer una cosa así te saco del estudio, Marini!
MENEM: Esto es inaudito…
SALAZAR: Disculpe, Presidente. Antes de seguir lo que quisiera es un autógrafo, ¿puede ser? (Marini levanta los brazos y mira a cámara indignado, como diciendo “no lo puedo creer”)
MENEM: Sí, como no.
(Salazar se mete la mano en el bolsillo del saco)
MARINI: ¡Ya entiendo, es un atentado! ¡Yo lo cubro, Presidente!
(Marini se arroja sobre Salazar y forcejea. En el interín Menem recibe unos codazos)
MARINI: ¡Este tipo es capaz de todo, Presidente! ¡Seguro que vino armado!
MENEM: (Recibe otro codazo) ¡Ay, ay, tengan cuidado!
(Marini extrae del saco de Salazar una simple lapicera. Se queda mirándola un segundo. Vuelve a su asiento preocupadísimo)
MARINI: No entiendo… Hubiera jurado que…
SALAZAR: Al fin te volviste loco, Marini.
MENEM: ¡Nunca en mi vida me han tratado así!
SALAZAR: Que esto no arruine su momento, Presidente. Tome, por favor, firme, firme…
(Menem toma la lapicera y se dispone a firmar)
MARINI: ¡Alto, Presidente! ¡Seguro que la tinta está envenenada!
(Marini se arroja de un salto mortal desde el otro lado de la mesa y forcejea con Menem para quitarle la lapicera)
MARINI: ¡Deme eso! ¡Le juro que sé lo que estoy haciendo!
MENEM: ¡Socorro! ¡Es un loco!
(Derriba a Menem al piso para quitarle la lapicera. Luego la parte en dos y se tira la tinta a la boca)
MARINI: ¡Moriré, pero sabiendo que he salvado a un prócer!
(Marini se retuerce, esperando su muerte. Luego se palpa la panza desconcertado y con la boca llena de tinta)
MARINI: No pasa nada. Te estafaron con este veneno, Salazar.
(Llegan dos guardias de seguridad y se llevan a Marini. Salazar ayuda a Menem a reincorporarse)
SALAZAR: Disculpe, Presidente, ya no lo molestará más.
MENEM: (Jadeando con un silbidito agudo tipo Costello) No importa (Jadeo), puedo recorrer distancias (Jadeo) inconmensurables (jadeo)…
SALAZAR: (Le alcanza una birome y un papel) Espero que lo de mi autógrafo siga en pie.
MENEM (Con su sonrisa más canchera) Pero claro, no lo voy a dejar pagando.
(Menem empieza a firmar. Firma muy lentamente. Antes de llegar al final, Salazar no se contiene y lanza una carcajada diabólica)
SALAZAR: ¡Te fundiste solo, Turco! ¡Caíste! ¡Estás firmando una confesión por lo de las cuentas en Suiza redactada en tinta invisible!
(Menem lo escucha espantado, pero no puede dejar de firmar por la inercia. En eso Marini atraviesa la claraboya del estudio espectacularmente, cae sobre la mesa y le quita la lapicera)
MARINI: ¡Yo lo cubro, Presidente!
(Maini termina de firmar, transformando la firma de Menem en la suya propia. Entra el Juez Oyharbide o como sea que se escriba acompaÑado de dos guardias y lee la confesión)
JUEZ: (Con acento de película argentina antigua, seÑala a Marini) ¡Llévenselo, muchachos! ¡Este era el verdadero culpable!
MARINI: (Festaja) Esaaaa… Te quedaste calentito, ¿eh, Salazar?
SALAZAR: No me provoquéés, no me provoquéees…
(Se lo están por llevar y Menem lo detiene)
MENEM: Sr. Periodista…
MARINI: (Se dispone a recibir el agradecimiento de Menem)
MENEM: Ia que tiene esas cuentas en Suiza, ¿no me presta dos miiones de dólares para la campaÑa?
(Marini amaga una bofetada y congela la imagen. Suena la música de “No toca Botón”)
Publicado a las 23:10 p.m.