Inscripto en el movimiento .Slow Down., que propone bajar el ritmo vertiginoso en que vivimos para vivir la vida en mayor conexión con nosotros mismos , el Capitán de Bomberos Armando Pontier acaba de presentar su libro .Ardiendo lentamente., donde postula el .Bomberismo Lento.; un nuevo estilo de vida para estos servidores públicos, que privilegia la calidad por sobre la velocidad.
YCEM: ¿Se puede, hoy, en pleno siglo veintiuno, ser un .bombero lento.?
Se puede. Se puede. Hay gente que no lo puede o no lo quiere entender . especialmente la gente cuya casa se está incendiando . pero tiene que ver con este ritmo inhumano en el que estamos inmersos.
YCEM: ¿La gente no quiere adaptarse a este estilo de vida?
La gente está al borde de la psicosis, Mario (No me llamo Mario. N del. R.). ¡Hay personas que nos vuelven a llamar desesperadas a la media hora del primer llamado! .¡Epa, Epa . les digo yo! ¡Bajen un cambio! ¡Piano, piano, se va lontano!. ¡Y sabés que me insultan! Ahí te das cuenta de que estamos en una loca carrera hacia nuestra propia infelicidad.
YCEM: ¿Qué actitud tomás en esos casos? Porque debe ser difícil no subirse a ese .carro., por llamarlo de alguna manera.
¿Vos te referís a la autobomba?
YCEM: ¿Qué? No. Es una metáfora. Por eso dije .por llamarlo de alguna manera..
(Piensa) Claro. Entiendo. Y, sí. Es difícil. Lo que hago es respirar hondo y hacer las cosas lentamente. Tratando de reflexionar, de disfrutar cada segundo. Yo digo que si uno no puede disfrutar cada segundo de su existencia, ¿entonces para qué venimos a este mundo? Así que les digo a los pibes que vayamos al incendio, pero por un camino que nos guste. En general a mí me gusta tomar Figueroa Alcorta, ver la Flor Gigante de Ibarra, agarrar Libertador, ver el Rosedal, un poco de verde…
YCEM: ¿Y si el incendio no está por esa zona?
No importa, es un pequeÑo desvío, pero yo prefiero llegar despejado y no rápido pero estresado y de mal humor. ¡Si no no rendís! ¡No rendís! Mirá, te voy a contar una experiencia que hicieron los bomberos de Alemania.
YCEM: Disculpe, no quiero interrumpir, ¿pero no va a atender el teléfono? ¡Ahí está! ¿Ves? Estamos todos enfermos. Parece que tuviéramos que hacer cuatrocientas cosas al mismo tiempo. Como si fuéramos máquinas.
YCEM: Lo que pasa es que el teléfono ese dice .Emergencias..¿Y la emergencia de vivir? ¿De disfrutar el sabor de este exquisito café? (Eleva su vasito con un inmundo café de la máquina. N. De la R.) Mirá, Mario (De nuevo, no me llamo Mario, no sé cómo te lo tengo que decir. N del. R.), yo todas las maÑanas me levanto, me miro al espejo y me digo: .Armando, hoy tenés una urgencia. Y esa urgencia sos vos..
YCEM: (El teléfono sigue sonando. El cronista está un poco nervioso) Claro. Claro. Puede ser.
Igual no es fácil. Pero yo, mientras manejo la autombomba, pienso, .Y bueno, tampoco se va a morir nadie si llego un poco tarde.
YCEM: Claro. Bah, salvo, por ahí alguien que quede atrapado en el incendio.
¿Cómo?
YCEM: Es un incendio. Por ahí alguien se muere y si se apuran un poquito capaz que lo salvan, ¿no?
(Piensa) Claro. Puede ser. Es para reflexionar.
YCEM: Yo creo que la idea es bastante simple.
(El teléfono vuelve a sonar. Armando levanta el tubo y lo cuelga con furia) ¡A ver si la cortan, mierda! Perdón. Ves lo que te digo, estamos enfermos.
YCEM: Es difícil adaptarse a esa filosofía de vida. Pero el resultado vale la pena, ¿no?
Y, sí, es una vida más humana, menos enferma.
YCEM: Claro, pero lo que yo digo es que al final el incendio lo apagan, ¿no?
Y, en algún momento se apaga, sí. Por acción directa o porque tenía que pasar. Pero acá preferimos no laburar de un modo eficientista, resultadista. Entonces, antes de ponernos a apagar el incendio, preferimos disfrutar del momento. Del camino más que de la meta. Mirá, por ahí no es muy .políticamente correcto. que yo lo diga, pero el fuego es hermoso. Yo a veces me cuelgo viendo figuras en las llamas, diablos bailarines, unicornios. Es todo un mundo mágico. Y eso que no es fácil entregarse a la fantasía, con toda esa gente gritándote y apurándote.
YCEM: Claro. Me imagino.
(Vuelve a sonar el teléfono. Armando resopla y mira al cielorraso, fastidiado) Pero no hay caso, no hay caso. La gente sigue en su loca carrera hacia la propia autodestrucción. Ya es la quinta vez que llaman hoy. Dos Mío. Bueno, me voy a ter que ir. Dios Santo. No pude ni almorzar. (Son las diez de la maÑana. N. De la R.)
YCEM: Bueno, suerte con esta filosofía de vida que estás proponiendo.
(Agriamente) Sí, me decís eso pero me estuviste volviendo loco toda la maÑana con que atienda el teléfono. Dejá. Estamos todos enfermos.
Publicado a las 11:43 a.m.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario