Llega un nuevo comienzo del ciclo lectivo, y con él los avisos publicitarios de material didáctico. En ellos suele verse a niÑos felices y sonrientes por poder estrenar mochilas, reglas y transportadores.
Si mal no recuerdo, la compra de útiles escolares era uno de los signos más tristes y angustiantes del fin del verano y el comienzo de clases. ¿No sería una actitud respetuosa para con nuestros niÑos mostrar en estos avisos un poco de recato? Como mínimo, ¿no sería buena onda que no aparezca ni un niÑo sonriendo? Ni siquiera digo – que no se me malinterprete – que tengan que aparecer llorando, maldiciendo o jugando al lanzador de puÑales con el compás. Podrían aparecer con una digna expresión de gravedad, como quien pasa por la experiencia del luto.
Pero sonriendo y blandiendo exultantes su nueva cartuchera de Batman donde colocarán sus lapiceras, su sacapuntas y su goma de borrar… ¿No es como si estuviéramos RIéNDONOS de ellos en la cara?
Aquí pueden ver de fotos de gente que salió con los ojos cerrados.
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