Fiel Asistente griego
elouzorulea@ubbi.com
Con el pecho herido por el despiadado cuervo de la angustia, debo confesar -¡no habría de hacerlo!- que la denominación “anormales descerebrados” fue una broma de mal gusto de mi parte. De ningún modo el patrón, que tiene el más alto concepto de su público, hablaría de sus “fans” en una forma tan despectiva.
Precisamente, pensando en el bienestar de todos ellos, el patrón, siempre tan trabajador, me envía a mi “Blackberry” (comprada a base del ahorro de mi modesto salario) el siguiente e-mail: “Por favor Kiriatos, el debate ese del clima no va para ningún lado -lo mejor que se le ocurre a los tipos estos es ‘uh, qué calor’. Les quiero salvar un poco la dignidad así que ahí les tiro otro tema fascinante: ‘Uy uy uy, qué lo tiró, qué caro que está todo.’, a ver si levantan un poquito. En fin, por favor tratá de dejar todo más o menos ordenado que vuelvo el sábado. P.D: Por favor deciles que lo de ‘anormales descerebrados’ fue cosa tuya, que el que tiene que lidiar con ellos en el día a día soy yo. P.D. 2: Por favor, no publiques mi P.D. anterior -esto es muy importante, te pido por una vez que trates de ver más allá de los vapores del ouzo y leas los mails hasta el final antes de copypastear mis mensajes a la que te criaste, que al final voy a creer que es verdad lo que me decía tu patrón anterior. Chaucete.”
Todo esto me recuerda una parábola, pero es muy larga.
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