viernes, 13 de junio de 2008

.Fuga en helsinki., capítulo 9: .Al Final del Túnel.





Resumen de lo publicado: En un futuro cercano donde el papel ya no existe, Malvín debe rescatar a su amigo Rune de una cárcel finlandesa, y para ello se ha convertido en prisionero. Junto con otros convictos, está cavando un túnel en el Horno de la Bublioteca de la prisión. Para que el calor no borre el mapa que tiene dibujado en el cuerpo, debe taparse los poros con plastilina; pero para conseguirla, debe ganarse la confianza de Pö, el encargado del almacén, que le exige que mate a un reno, cosa que repugna a Malvín.


(Por amplia mayoría, gana el AGARRATE CATALINA, y Malvín decide no matar al reno)


No quería matar a ese bello animal… Pero algo me decía que no debía contrariar al fornido lapón: Algo que se parecía mucho al miedo; pero no miedo a que frascasara mi plan, ni a la muerte de mi amigo Rune. No, un miedo mucho más elemental, más físico y real: miedo a ser golpeado.


Por lo que decidí tirar el flechazo, pero errar a propósito. Tal vez, me dije, si demostraba una inutilidad total y luego me arrodillaba y le pedía perdón llorando como una nena, Pö sentiría el suficiente desprecio por mí como para darme lo que necesitaba; era la salida más digna.


Apunté. Luego, moví el arco unos diez centímetros a la derecha. Y lancé la flecha, rogando que esto no terminara como el gag de una mala película cómica y terminara acertando igual accidentalmente.


Tragué saliva. Tuve suerte. Efectivamente, fallé.


Pero, como en las grandes obras maestras del humorismo universal, en lugar de darle al reno, maté en el acto a una familia entera de los osos polares que la Secretaría de Parques y Jardines de Helsinki implanta artificialmente en el Kaivopusto (el magnífico Parque Central de Helsinki). Sin embargo, mi conciencia ecológica no se vio especialmente afectada, ya que estos osos mueren indefectiblemente una vez llegado el crudo verano suomi .evitando, de paso, que los osos se reproduzcan demasiado e invadan y devoren a los ciudadanos fineses-, para ser reemplazados nuevamente al invierno siguiente.


Miré a Pö, sonriendo. .Esto es mejor aún que un reno, ¿verdad?., le dije, utilizando el lenguaje universal de los gestos.


Lo siguiente que sentí fue el poderoso puÑo de Pö aprisionándome la garganta, y su rostro achinado inyectado en sangre, taladrándome los ojos con una mirada llena de furia; comprendí .por los gestos del monstruoso lapón- que el oso polar es, para estos salvajes, su Tótem Sagrado. Luego, me vi lanzado como un muÑeco contra la pared del almacén, y segundos más tarde, sentí una lluvia de golpes machacando mis huesos y mi cara como si fuera una pila de milanesas y el lapón un martillo de madera. Pero cuando estaba a punto de rematarme con una enorme roca, mi instinto de supervivencia me salvó.


Me salvó abandonándome por completo. Me dijo .Sargento, fue un placer trabajar como usted., y decidí que lo más humano (para mí) era relajarme y recibir la bendición de la Muerte como siempre los soÑé: musitando la Retirada de los Asaltantes con Patente de los Carnavales de 1966.


Y entonces, el milagro: Pö, deshaciéndose en lágrimas, me preguntó, en un cerradísimo acento montevideano, si yo era uruguayo.


-¡Pö hubiera o hubiese sido gran admirador del pueblo uruguayo, bo! .gritó Pö emocionadísimo en un imperfecto pero muy entendible castellano (en lugar de usar el infinitivo o el gerundio, como otros pueblos primitivos, los lapones utilizan el pretérito pluscuamperfecto del modo subjuntivo)- ¡Pö hubiera o hubiese querido vivir en cabaÑa en balneario Shangri-La en lugar de Finlandia, país de mierda donde Pö se hubiera o hubiese cagado de frío!


A continuación me condujo al iglú construido en el almacén, donde luego de presentarme a su esposa, haciendo honor a la tradición lapona, abrió un cofre y me mostró, entre otros tesoros, un viejo postre Chajá, un banderín de PeÑarol, una botella vacía de cerveza .Patricia. (que me hizo piantar un lagrimón) y un viejo aviso turístico (¡en papel!!!) donde se veía una playa de Punta del Diablo; el solo hecho de que no hubiera o hubiese vendido ese trozo de papel, que podría haberse cotizado fácilmente en seis cifras en Ebay, daba testimonio de la pasión del lapón. Conque, comprendí rápidamente, tenía una mercancía para ofertarle.


La incorporación de Pö a nuestro equipo resultó más útil de lo que creíamos. No sólo nos proveyó de toda la plastilina sanitaria que le pidiéramos, sino que su fuerza hercúlea hizo avanzar los trabajos en el túnel a pasos agigantados. En sólo dos horas avanzamos unos seis kilómetros de túnel (no fue sino a la hora que dedujimos que algo andaba mal, ya que la salida estaba a sólo diez metros; estabamos cavando en el interior de la pared de la prisión, paralelamente a sus laterales. A los tres kilómetros debimos cavar en dirección inversa, para volver al punto inicial). Siempre cantando en todo momento alegres canciones de viejas murgas uruguayas que nos llenaban de vigor (aunque Enheduana criticaba un poco algunas rimas que ella consideraba algo ramplonas); ademas, construyó unos DNI en forma de cilindro que nos serían útiles (especialmente teniendo en cuenta que nuestro falsificador .Bjö había muerto), y por fin, utilizando su laptop .que ingeniosamente llamaba .lapo-top.- utilizando un sistema de triangulación satelital, ingresó en el sistema del Buquebus para conseguirnos asientos de lujo en el .Eladia Isabel III., el barco que nos llevaría directo a Colonia del Sacramento.


Aire frío. Habímos atravesado la pared de la prisión. A unos cuarenta centímetros, se encontraba el casco del .Eladia Isabel III.. Era el momento crucial.


Markus, campeón mundial de .air guitar., estaba algo nervioso. .Hace dos días que no practico, Malvín. Esta disciplina requiere práctica diaria.. Cruzamos los dedos, y el muchacho improvisó una perforadora láser de aire.


Muchas chispas, pero el metal no parecía sufrir la menor melladura.

El ruido .que Markus hacía con la boca- era infernal. Si no lográbamos entrar ahora, corríamos el riesgo de atraer a los guardias. Yo miraba detrás nuestro, esperando ver aparecer a los guardias, guiados por sus feroces Siberian Huskies; o descubrir que Lasse, nuestro prisionero, se desatara y desbaratara nuestro plan.


Y sin embargo, a los treinta y cinco minutos, el círculo que estaba dibujando Markus se desprendió como el panqueque estampado en el techo por un cocinero torpe, y delante nuestro estaba el salón VIP para pasajeros del legendario Eladia Isabel III Helsinki . Colonia.


Los pasajeros ya estaban ubicados y nos miraron con esa expresión de bobalicona condescendencia que arroba a los turistas cuando su transporte está a punto de partir, y ya se han entregado a las delicias del chardonnay y la película en video de Tim Allen; en esos momentos, un travesti disfrazado de Bob Esponja puede sentarse a su lado, que será recibido como parte de la rutina diaria, por lo que .tal como yo lo había calculado- pasamos casi desapercibidos. Así, un fornido lapón vestido en piel de reno, una poetisa aficionada a la cultura sumeria enfundada en un faldón de Konakes, un joven campeón de .air guitar. y un viejo sargento montevideano completamente desnudo y cubierto de bolas de plastilina .arrastrando a un corrupto guardia finés maniatado- se ubicaron en sus asientos .reservados. .según los archivos virtuales del Buquebus- hacía 36 horas.


La guapa azafata morena (de Canelones, según mis cálculos) me sirvió una grapamiel y empecé a intentar entender el argumento de la película, que hasta el momento trataba de un padre muy ocupado que casi no veía a su familia. Y cuando un viejo brujo yaqui estaba por transformarlo en lámpara de lava, Markus me preguntó, casi desinteresadamente:


-Malvín, ¿y Rune? ¿No lo íbamos a rescatar también a él?


Palidecí. Había olvidado completamente este detalle.


-¡Malvín! Entonces… ¿Viniste a buscarme?


Junto a mí, en el asiento de mi izquierda, estaba la Evangelina, con lágrimas en los ojos. Ante mí tenía una nueva oportunidad con mi esposa.


El barco partía en quince minutos.


-Si deseas volver a la prisión e improvisar rápidamente un plan para traer a Run antes de que el barco parta, vota HUESITO PARA EL PERRITO

-Si deseas abandonar todo y disfrutar del viaje junto a tu mujer y de la película, que parece bastante buena, vota ¿QUé PACHóOOOO?


(Esta historia continuará)


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