viernes, 6 de junio de 2008

.Fuga en helsinki., capítulo 8: .Pö.





Resumen de lo publicado: En un futuro cercano donde el papel ya no existe, el ex Sargento del Ejército uruguayo Malvín debe rescatar a su amigo Rune de una cárcel finlandesa, y para ello se ha convertido en prisionero. Sin embargo, la condena a muerte de Rune se ha adelantado y el túnel no está listo. Al mismo tiempo, el guardia Lasse y la esposa de Malvín lo han descubierto con las manos en la masa: el túnel a medio construir en la Biblioteca de Arcilla y la convicta amante de la cultura sumeria, y cómplice de los planes de Malvín, Enheduana.


(Por amplia mayoría, gana el AH, BUENO, y Malvín trata de ganar tiempo para que llegue Markus con la grasa de pella y los escarbadientes)


-¿Que qué es todo esto? Me preguntás qué es todo esto, bo? .mi cerebro trabajaba a toda velocidad- ¡Ah! ¡Lo único que faltaba! Que tenga que explicar que es todo esto. Encima que estoy convicto, que me hacen laburar en condiciones dignas de un bichicome, sin darme ni siquiera unas championas para no qumarme con el piso y encima me preguntan .qué es todo esto.. Y ustedes son el país más feliz del mundo. ¡Por favor!


Lasse empezó a perder la paciencia. Y la Evangelina seguía mirándome conn ojos asesinos.


-O sea, vos me estás preguntando .qué es todo esto.. ¿Y quién puede decir .qué es todo esto.? ¿Quién tiene, digamos, bo, la autoridad moral para decir si todo esto es tal cosa o tal otra? ¡Yo no! ¡Me niego a arrogarme esa responsabilidad! ¡Me niego, en nombre de la Libertad del Hombre! ¡Me niego, en nombre de mi Patria y mi Sangre! Así, que, volviendo a tu pregunta, bo…


¡THUMP! De un cachiporrazo en el esternocleidomastoideo, Lasse me derribó. Vi todo negro por un momento, y luego sentí su mirada sádica sobre mi cuerpo.


-¿Crees que soy estúpido, aateslainen? ¡Esto huele a intento de fuga de aquí a Laponia!¡Ahora vas a acompaÑarme a .La Ratonera.!


Palidecí. No soportaría otra sesión de sometimiento a la Aurora Boreal artificial. Y entonces llegó Markus, que .debido a su temperamento artístico- ni notó la presencia de Lasse.


-¡Acá te conseguí los escarbadientes y la grasa de pella, Malvín! Costó pero… .Markus se detuvo, ante la mirada iracunda de Lasse. El momento pareció congelarse una eternidad.

-¡Tirámela, Markus!


Markus me lanzó el sachet de grasa y los escarbadientes. Entonces, antes de que Lasse pudiera darme otro cachiporrazo, unte la punta de un escarbadientes en la grasa y, como si de una tosca hipodérmica se tratara, le inyecté 24 mg. de grase el la pierna. Lasse rió, sin entender, y a los pocos segundos su organismo, poco acostumbrado al .colesterol malo. debido a la austera dieta finesa consistente en arenques y cebollas, sufrió un .shock colesterolémico. y se desplomó con el sonido de una bolsa de papa cepillada.


-¡Malvín! ¡Estás loco! ¡Sabedlo! .gritó Enedhuana- ¿Qué vamos a hacer con él?

-Por lo pronto encerrémoslo en el horno. ¡Tenemos que evitar que ejecuten a Rune y que el .argenti. abra la boca!

-Malvín, ¿qué está pasando, bo? .noté que la Evangelina se contenía para no romperme el pescuezo, técnica que dominaba a la perfección, por otra parte.

-¡Ahora no, chiquilina, estamos con una urgencia, bo!

-Entiendo .de su voz desapareció todo vestigio de furia, reemplazada por una frialdad total, dio media vuelta y se fue.

-Pero chiquilina, no te vayas..

-Déjala, Malvín, ¡sabedlo! ¡La ejecución no espera! .me susurró Enheduana.


Eso era rigurosamente cierto. No había tiempo para discusiones de pareja, ni .vos me dijiste. ni .pero yo te dije., ni nada de eso. Rápido como el .Negro Jefe., machaqué los escarbadientes que quedaban con el martillo utilizado para abrir los libros en forma de pelota, luego le agregué la grasa hasta formar una pasta y por fin, la amasé con ayuda de un DNI en forma de cilindro, hasta aplanarla totalmente; el infernal calor de la biblioteca se encargó de secarla, hasta tener en mis manos lo que estaba buscando; una hoja de papel ecológico tamaÑo A4, como las que aprendíamos a hacer en la clase de actividades prácticas en la Escuela Artigas n° 14 allá en mis épocas de botija.


-Es… ¡Es papel! .carraspeó Markus, asombrado.

-Hace aÑos que no veo algo parecido… ¿Puedo… puedo tocarlo? .gimió Enheduana, al borde de la excitación.

-Me van a disculpar, bo .los tuve que sofrenar, mientras le dibujaba los renglones a la hoja-, pero esto no es papel; es la vida de mi amigo Rune.


Desde lo alto de la torreta del tanque de agua de la Penitenciaría Estatal para Criminales Peligrosos Temu Seläe la vista es digan de contar. De un lado, el golfo de Helsinki. Del otro, el Raitioliikennemuseo (Museo del Tranvía). Más allá, Gallén-Kallela, el famoso pintor finlandés. Y rodeando todo, el magnífico Kaivopusto, el .Central Park. suomi, adonde van a besarse las parejas, arrulladas por el gemido de los renos que pastan apaciblemente durante los diez días que no está completamente cubierto de nieve.


Sin embargo, la vista que me interesaba no era tan idílica: a doscientos metros bajo mis pies se encontraban los peores criminales de Finlandia, violadores, asesinos y tiradores de un papelito en la calle (que acá vas preso), y todos me miraban socarronamente, mientras me insultaban y me instaban a tirarme, deseosos de un espectáculo sangriento.


Entonces saqué el papel de mi bolsillo y lo desplegué. Un silencio se hizo entre la turba.


-¿Saben lo que es esto??? .grité.

-¡Papel!!! ¡Tiene papel!

-¡Bastardo!

-¡Papeeel! ¡Papeeel!


Los prisioneros empezaron a trepar, codiciando el trozo de papel. Era comprensible. Hacía aÑos que ellos, como el resto de la humanidad, se resignaban a limpiarse el culo con plastilina. Pero ante la vista del papel la resignación se desvaneció por completo.


-¿Quieren el papel? ¡Acá lo tienen! .y haciendo un bollo, lo arrojé a la multitud.


Los prisioneros formaron inmediatamente una Comisión Bicameral de Trabajo para estudiar la nueva coyuntura y nombraron a tres vocales, representando los difertntes pabellones de la cárcel, para realizar un censo poblacional con el objetivo de preparar un .paper. .en cerámica- donde se proponga cómo utilizar ese trozo de papel: ¡el motín más sangriento en la historia de Finlandia! Ante esta situación, el Alcaide Honkasalo suspendió la ejecución de Rune y Diego Ariel. Una de cal y una de arena.


Mientras los guardias ejecutaban una feroz represión utilizando música relajante, rociadoresde sahumerios de lavanda y negociadores de la ONU, me dirigí rápidamente a la librería. Estaba agotado, pero no podíamos dormirnos en los laureles.


-¿Cómo está nuestro huésped, bo?

-Pusimos el horno a 700 ° -dijo Enheduana-. Pero se la está aguantando bien. Tiene muchos sisu.

-Tenemos que apurarnos, bo, en cualquier momento van a notar su falta.


Trabajamos sin parar en el túnel, lo que no era fácil con el corpulento e inerte Lasse, completamente maniatado en medio del camino. Yo estaba tranquilo. Iba chequeando el mapa dibujado en mi cuerpo y que nos guiaba a la perfección. Según mis cálculos, en dos horas alcanzaríamos el muro exterior de la cárcel… hasta que noté que la plastilina que impedía mi sudor se había desprendido casi por completo.


-Más plastilina, Enheduana.

-Se acabó, Malvín. ¡Sabedlo! La estuvimos usando para hacer figuritasd de animales para entretener a Lasse.


Los miré, furioso. Era imposible seguir sin plastilina. La tradicional piedad suomi iba a ser nuestra perdición.


-Podemos pedirle a Pö, el encargado del almacén. Podemos decirle que tenemso algún problema intestinal.

-Está bien. Yo voy .dije, resignado.

-¡No, Malvín! .dijo Enheduana. Nunca la había visto tan inquieta- ¡Pö es de Laponia! ¡Son seres salvajes! ¡Tiene comstumbres inhumanas! ¡No conoces sus códigos!

-Vamos, muchacha. .reí- No deben ser más duros que los de los muchachos de la Ciudad Vieja, bo.


Me alejé, ante la mirada angustiada de Enheduana y Markus. En realidad necesitaba un poco de aire. Desde botija fui un claustrofóbico extremo, y estar encerrado durante ocho horas en un túnel de cuarenta centímetros de diámetro me había puesto un poco nervioso; pero mi viejo me enseÑo siempre a controlar mis temores. Además, estaba ciertamente preocupado por la escenita con la Evangelina. Y confundido por los ojos suplicantes y apasionados de Enheduana, a quien ya me resultaba difícil ver como una simple compaÑera de escape.


Casi sin darme cuenta, llegué al almacén. Y allí conocí a Pö. Se trataba de un lapón pequeÑo y compacto, pero de apariencia atemorizadora. Había convertido al almacén en un rincón de su Laponia natal , con la ayuda de diversos tejidos de confección sami, un oso polar embalsamado y un pequeÑo iglú que utilizaba para realizar el inventario. Estaba tan trastornado que de pronto me sentí transportado al Círculo Polar ártico; Pö me ofreció sentarme junto a la hoguera que mantenía encendida permanentemente (a pesar de que el almacén contaba con una potente losa radiante) y luego de adivinar mi futuro mediante la lectura de una espina de arenque (entre otras cosas, me anticipo que encontraría una muerte horrible y dolorosa en el interior de un túnel, pero no le di importancia), me preguntó, en perfecto lapón, algo. Decidí contestar lo que me interesaba.


-No, bo, de golpe necesitamos una buena ración de plastilina. La botija que trabaja con nosotros sigue una dieta vegetariana y viste cómo es.


¡Sentí toda la furia de la que era capaz un lapón! Pö, demostrando una fuerza hercúlea que me tomó de sorpresa, me tomó de las solapas y me aplastó contra la pared, diciéndome una serie de coas en lapón. Sus ojos rasgados y crueles me comunicaban que adivinaba mi engaÑo. Luego, siempre gritándome cosas feas en lapón, me arrastró fuera del almacén y me acercó al alambrado electrificado que separaba la cárcel del Parque Kaivopusto; me enteegó un arco y una flecha y seÑaló unos renos que se deleitaban con los líquenes de un roble milenario.


Entionces comprendí. Pö me exigía un tributo: un reno de cuyo estómago sacar algunoslíquenes digeridos (un tradicional manjar lapón). Sin embargo, desde el asunto de Botnia había tomado una feroz conciencia ecológica. Matar un reno inocente no entraba dentro de mi concepción ética del mundo.


Si decides cazar el reno, vota SONASTE MANECO.

Si decides no hacerlo, vota AGARRATE CATALINA


(Etsa historia continuará)


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