miércoles, 25 de junio de 2008

.Fuga en helsinki., capítulo 10: .El Peor de los Mundos Posibles.





Resumen de lo publicado: En un futuro cercano donde el papel ya no existe, Malvín debe rescatar a su amigo Rune de una cárcel finlandesa, y para ello se ha convertido en prisionero. Junto con otros convictoslogra excavar un túnel hasta un Buquebús que lo lleva directamente a Colonia, Uruguay, pero al llegar se percata de que ha olvidado traer a Rune, su objetivo inicial. Simultánemante, descubre que en el mismo barco viaja su esposa, la Evangelina, teniendo una última oportunidad de salvar su matrimonio.


(Por amplia mayoría, gana el HUESITO PARA EL PERRITO, y Malvín decide volver a rescatar a Rune)


-Lo lamento, chiquilina .le dije a la Evangelina- pero primero está el deber. ¡Tengo que volver a la cárcel!


La Evangelina se puso de pie, me dio un bofetón .que dolió bastante, ya que aún cargaba con su cartel contra las papeleras de adamantium- y se alejó. No tuve tiempo para arrepentirme ni para frotarme las mejillas, ya que debía vovler al túnel por donde habíamos entrado.


Entonces, ¡horror! Descubrí que no había tenido en cuenta la tradicional eficiencia uruguayo-finesa; los encargados de Mantenimiento del .Eladia Isabel III. habían reparado rápidamente el casco del barco, tapando el agujero por completo, revoque invisible incluido. Veía mi plan completamente desbaratado, cuando el Cielo me envió un regalo invalorable.


-¿Qué hace usted aquí? ¡Debería estar en la cárcel!- gritó, aterrado, el profesor de cerámica a quien había golpeado hacía apenas unas semanas, crimen por el cual se me había enviado a la siniestra cárcel de Temmu Selanne. Era una oportunidad única, como si yo fuera Obdulio Varela y me encontrara solo frente al arco. Así que, con un poco de pena porque el pobre hombre realmente no me había hecho nada y era un buen docente (en la primera clase me enseÑó a hacer una viborita), lo tumbé al piso de un uppercut a la mandíbula.


El nuevo juicio fue rápido: El Capitán del barco, un uruguayo de fierro y la máxima autoridad en el .Eladia Isabel III. después de Dios, ofició de Juez, Fiscal, Abogado Defensor y Jurado (la falta de la tecnología necesaria le impidió ser, además, verdugo). El delito .Agresión a Profesor de Cerámica con Reincidencia- sólo merecía un castigo: la muerte por Relajación, en la cárcel de Temmu Selanne.


Mientras los marineros del barco me llevaban, vi el rostro de desconcierto y desamparo de mis compaÑeros de fuga, y sintiendo que no podía dejar que el equipo se desmembrara así, me solté, los seÑalé y grité:


-¡Ellos me ayudaron!


En apenas cuarenta minutos, todos éramos recluidos en la Celda de los Condenados. Mis compaÑeros no sabían qué decir .apenas atinaban a mirarme fijo, con la boca algo entreabierta- y con un gesto les di a comprender que no hacía falta que me lo agradecieran. Una voz aguardentosa y bonachona dijo:


-¿Malvín? ¿Errrres vos, bo?


Allí estaba Rune, el querido Rune, ex agente secreto al servicio de Botnia, tan uruguayófilo como el lapón Pö y con quien habíamos compartido más de 24 horas de aventuras, algo demacrado, la rubicunda barba crecida, pero con sus pequeÑos ojillos de botija travieso asomando tras sus lentes rectangulares. Nos miramos y, con lágrimas viriles en los ojos, nos fundimos en el más fraternal de los abrazos. Hablamos un buen rato en una suerte de idioma suomiguayo, compartiendo nuestros respectivos destinos desde aquella aventura: yo, como playboy internacional y Vicepresidente de Ururguay, y él, encerrado en esta celda desde el día siguiente a su regreso a Finlandia.


-¡Qué extrrraoridnarrria coincidencia encontrrarte aquí, Malvín! .rió Rune, con su ingenuidad habitual, mientras me daba otro campechano abrazo de oso.

-No es ninguna coincidencia, bo. ¡Vine a rescatarte!


Rune estalló en sollozos y volvió a abrazarme. Pronto recordé que el finés no tocaba una mujer desde hacía unos cuatro aÑos, así que me desprendí de su muestra de afecto con la mayor educaciuón posible.


-Tuve algunos inconvenientes, pero acá con los botijas .seÑalé a mis compaÑeros- vamos a pensar en otro plan. Pero antes, ¿sabés qué pasó con el .argenti.?

-El… ¿El .arrrrgenti.? .Rune me miró boquiabierto.

-Así les decimos en Uruguay a los argentinos.

-Ya sé .dijo Tune con aire ofendido.

-Y bueno, el .argenti. -empecé a ponerme nervioso-, el .argenti. que iban a ajusticiar junto a vos, bo. ¿No lo llegaste a ver? ¡Ah, ya sé! Le adelantaron la pena, ¿no? Bueno, bo, vos sabés que yo estoy contra la pena capital pero como decimos en la Ciudad Vieja, el único .argenti. bueno es el .argenti. muerto, así que no hay de qué lamentarse.

-Malvín… .empezó a decir Rune.

-¡Y bueno, carajo! .me enardecí- ¡Un poco de justicia tiene que haber en este mundo! Además, con ese .argenti. nuestros planes de fuga peligrarían, vos sabés lo alcahuetes y cagonesa que son esas ratas.

-¡Malvín! . me gritó Enheduana, desesperada, seÑalándome la puerta de la celda.


Allí estaba, enfundado en el Uniforme Oficial del Alcaide de la prisión, Diego Ariel. El .Argenti..


Mientras el cura nos recitaba la extremaunción en el lúgubre pasillo que conducía al Pabellón de la Muerte, Rune me lo explicó todo. Un juez garantista de Helsinki había sentenciado que el .argenti. entrara en el progresista programa fines de reinserción laboral para Condenados a Muerte, que podía optar por cualquie oficio a desarrolarse dentro de la cárcel. El .argenti. había elegido la carrera de Director de Cárcel, y gracias a acomodos, cuÑas, buchoneadas, coimas, serruchadas de piso y demás talentos de su raza había logrado conseguir el puesto, desalojando al honesto funcionario anterior; y ahora era Duelo, Amo y SeÑor de la cárcel, a la que había transformado en mezcla de garito con cabaret, prostíbulo y fábrica textil con islandeses indocumentados.


Pero esto, por supuesto, no implicaba la desaparición del Pabellón de la Muerte (ni mucho menos la de la Cúpula del Trueno, aunque ahora se la había agregado la posibilidad de hacer apuestas). Y hacia allá nos dirigíamos, liderados por el .argenti. que silbaba cínicamente la melodía de .Por cuatro días locos que vamos a vivir.. Lo punico que me consolaba es que el final sería placentero, a bordo del Sillón Masajeador de la Muerte, donde los músculos se relajaban hasta que el corazón descansaba completamente.


Me equiviocaba.


El Sillón Masajeador había sido removido, o tal vez vendido. En su lugar, el piso estaba cubierto de pastizales.


-¿Shabé cuál esh el único cargo que no me pudieron meter, shorugua? ¡Quema de pashtizalesh! .murmuraba con su voz chirriante el .argenti., mientras éramos atados a unos postes-. Es una técnica que ashá por Gualeguaychú ushamos para vengarnosh de Botnia, antesh de que se deshtrushera, mandándolesh humo a lo shorugua como vó.


Diego Ariel empezó a descargar un bidón de nafta sobre los pastizales que nos rodeaban.


-También les moleshtó a lo porteÑito de Buenosh Airesh, que en sheguida hishieron un eshcándalo y she desható una investigashión. ¿Shabés qué e lo más grashiosho, shabé?


El .argenti. me mostró un recorte (¡en papel!). Reconocí la foto en seguida.

-Lo engasholaron erróneamente a un peón uruguasho. ¿Lo conoshé?


Fuera de mí, intenté escapar de mis ataduras, pero sólo conseguí que el .argenti. se riera de mí. Luego, encendió la foto y la arrojó al suelo, para luego salir del salón.


-¡Vamos a morir quemados! .gritó Markus, el joven campeón de guitarra de aire.

-¡No! Estos pastizales hubieran o hubiesen sido ignífugos .dijo Pö, con los particulares modos verbales de los lapones cuando hablaban en castellano-. Pero hubieran o hubiesen largado mucho humo. ¡Lo que hubieran o hubiesen querido es asfixiarnos! ¡Cof, cof!


Lentamente, el humo iba llenándonos los pulmones. Mis compaÑeros, fineses cirados en ambientes libres de humo, fueron cayendo uno a uno. Sólo yo, de pulmones curtidos en los bares de Montevideo logré resistir un poco más. Pero mis ataduras eran resistentes, así que de poco me valdría.


Si deseas resignarte y entregarte a la muerte sin luchar, vota OJALá, OJALITA Y OJALATA

Si deseas rezar para que ocurra un milagro, vota INTRíNGULIS CHíNGULIS

Si deseas ponerte a llorar desconsolado como una niÑita, vota JUJUJAJUJAJU


(Esta historia continuará)


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