Premio Nobel de Facto de la Medicina Ilegal
ayudemedrtranca@ubbi.com
Como profesional de la medicina me entristece mucho enterarme de que existe un .lenguaje del mate. (los hombres de verdad estamos en contra de hacer .piquito. con la boca) y se deja afuera a los hombres bien bien bien hombres (según las últimas estadísticas actualmente quedamos tres: Un profesor de sumo retirado en Nagasaki, un campesino boliviano de 97 aÑos, y yo).
Para compensar esta falencia me he quemado las pestaÑas (cosa complicada porque siendo bien hombre son muy cortitas) toda la noche, hasta confeccionar el .Lenguaje de la Carne Picada.. Pero primero, una breve historia de la carne picada:
AntaÑo, los hombres de verdad comían churrascos casi crudos a dentelladas. Pero un día, un Maritornes afelpado de la Sagradísima Genuflexión dijo .ay, ay, intentar desgarrar este tosco y fibroso bife lastima mis dientecitos de perla., e inventó la picadora de carne. Eso es todo.
Pero ya está bien de vivir en el pasado como vírgenes solteronas y abandonadas y vamos a la nomenclatura:
Cruda Rojita: Significa pasión. Es decir, ojos enrojecidos, ataques de llanto, roturas de jarrones de cristal y otras cosas típicas de protagonistas de una telenovela imaginaria; los hombres bien bien hombres no somos .apasionados.. Mantenemos un carácter estable y silencioso, tanto estemos llevando a nuestras mujeres al maximo éxtasis de placer como corrigiendo a castaÑazos a la banda de drogadictos que nos asalta a medianoche. Una carne de poco hombre.
Cruda Marroncita: Templanza. Una carne bien, otoÑal, madura por el paso del tiempo, de coloración saludable, como los .Top Three. de la alimentación según un estudio de la Universidad de Connecticut (la del norte de Connecticut, que son bien hombres): Milanesa, guiso de lentejas y chorizo de chancho. Buena nariz, fuerte, picante. Igual tampoco hay que pasarse con la templanza y quedarse parado como una momia en medio del combate. No querido, a agarrar el arma del cadáver que tenés más cerquita y elegir un bando, que a los tibios los vomita Dios. Una carne no muy muy muy de hombre.
Cruda con Cachos Negros y Duros: Traición. Dentro de un contexto marroncito, de color saludable y nariz intensa, el exceso de refrigeración ha generado una serie de pústulas azabache en a lo largo y a lo ancho de la futura albóndiga. Nada bueno se trae entre manos el miembro de esta raza: su alma también está salpicré de cachos negros y duros, y sólo espera el momento apropiado para asestar la cuchillada. Bastante de hombre, porque hay que ser muy guapo para apuÑalar a nuestro mejor amigo y no abandonar los deberes por esa excusa para el maricastaÑuelismo llamado .amistad viril.. Igual igual por otro lado lo de las purulencias negras parece medio un animal print así que tampoco es tan tan tan tan tan hombre.
Cocida Rojita: Cobardía. Tras una fachada de rudo coraje, uy, sí, soy Tarzán, me como un leopardo crudo, se esconde un dudosísimo amante del reino animal. No jodamos. El autor de la Cocida Rojita no quiso hacerle daÑo a las bacterias, que en su mente afelpada imagina como como microscópicas vaquitas de San Antonio que pasean tiernamente, no por el dorso de su mano, sino por el interior del estómago. Un hombre de verdad no tiene miedo de exterminar con napalm si hace falta a toda una familia de Echterichya Coli o Estelita Colis o como se llamen esos bichos, hermanitos y abuelito sonriente incluidos. Eso sí, antes le pasa unos buenos lengüs para demostrar que no le hace asco a nada. O sea, una picada de poco poco poco hombre.
Cocida Marroncita Oscura: Prudencia. Este se fue al otro extremo y recocinó el relleno de empanada. Seco como una conversación entre dos hoimbres de verdad (consistente en un rudo intercambio de monosílabos, no más de cuatro y eso si están especialmente comunicativos) y oscuro como el fondo de un whisky bien aÑejado. Igual muy muy de hombre no es, no sé por qué. Es una intuición que tengo.
Cocida Cortada .a Cuchillo.: Subjetividad. Ojo con éste. Viene haciéndose el gaucho peludo y con olor a hombre, uy, uy, uy, sí, no necesito picadora de carne, la corto a cuchillo, guarda conmigo. ¡Desenmascaremos a este farsante! En primer lugar, el tipo la corta .a cuchillo. porque quiere que quede .jugosita. y me temo que eso de andar hundiendo la boca en una cosa jugosa y tibia en lugar de usar lo que hay que usar sólo es aceptable en la tercera edad. O sea, si no te da para hacer las cosas con el método bendecido por el Creador mejor retirate o cultivá tu virilidad armando y desarmando tu Colt, que para eso no hace falta demasiada circulación sanguínea. Y aparte, un hombre bien bien bien hombre no corta la carne .a cuchillo., sino con las manos limpias, como se desgarra una guía telefónica.
Cocida y con Pasas de Uva: Dulzura. Pero una dulzura viril. La dulzura que siente un hombre bien bien bien hombre por un joven camarada de armas, cuando éste se quiebra después de ver a las viudas y los huérfanos que ha manufacturado con su propio lanzallamas. La dulzura de un hombre por otro, cuando luego de una conversación de tres horas (con sólo cuatro monosílabos), sus ojos se posan en el mismo almanaque Pirelli y una baba viril se asoma por las comisuras de su sonrisa viril, y ambos se dan un apretón de manos con el codo flexionado hacia arriba, para luego exprimírsela mutuamente a ver quién se desmaya primero por la falta de cirulación. Aparte la pasa de uva es casi lo mismo que vino tinto sólido. Bien bien bien de hombre, pero igual a mí no me vengan con esas cosas que me educaron de otra manera.
Tranca y espero que esto les sirva de utilidad para clasificar gente y ver a dónde hay que golpear cuando la cosa se pone fea, que a menos que seas un monjecito pacifista asexuado aficionado al coleccionismo de figuritas con brillantina se pone fea siempre, lo sé porque tarde o temprano uno de los dos se va a negar a tomar .una ginebra más. y ahí se pudre el rancho.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario