Fiel Asistente griego
elouzorulea@ubbi.com
.No es mi intención hacer caer en desgracia al ya a medio desgraciar seÑor Kiriatos, .si es ése su verdadero nombre.. Esta partícula compositoria ha sido siempre más una frase vacía y un adorno retórico que lo que será ahora: el punto de la cuestión.
.En nombre del dios que nos ha creado, yo te pregunto, Kiriatos: ¿es ése tu verdadero nombre?
.¿Cuál sería nuestra reacción si el día de maÑana .Yo contra el mundo. diera participación a un supuesto corresponsal italiano de nombre Giusete, o a un espaÑol llamado Santiapo? Respuesta: la desconfianza.
.Yo, tan bueno, tan ingenuo, tan generoso, tuve la intención de buscar entre las fechas del calendario ortodoxo griego aquella que celebra el santo de Kiriatos. Sorpresa: no hay tal Kiriatos entre los nombres de la hélade: aqueo alguno se ha llamado así.
.Me tuve que tragar el “Hronia Polla” (“Muchos aÑos”) que tenía preparado para Kiriatos, junto con una libra de pasta de pistacho, una docena de cuellos de ganso rellenos de almendras y dos arrobas de miel sobre hojuelas que pensaba enviarle al “fiel ayudante griego”.
.Cuando un griego se llama de una manera en la que ningún otro griego se ha llamado jamás, podemos pensar varias cosas:
“1) que no se trata de un verdadero griego (que en el apuro no se asesoró bien y fingió un nombre erróneo)
2) que se trata de un verdadero griego al que anotaron mal en el registro civil. (Kiriakos es el nombre que más se aproxima.)
.Quiero creer que se trata de esto último. Quiero creer que la confianza de Podeti no se ha visto traicionada por los embustes de un viejo beodo, falso inmigrante o inmigrante ilegal falsamente griego. Y con la confianza de Podeti, la de todos nosotros, lectores amables y tolerantes.
.Sigue firma: Sacarías (der. del griego Zaxarios)
por títulos Sinólogo, Orientalista, Frenólogo aficionado, Helenista de carrera.
Creo que puedo responder al querido lector Sacarías con una historia, .La Parábola de la Mala Esposa que Hablaba Demasiado..
Cuentan que un aldeano llamado Papadopoulos era muy infeliz debido al constante cacareo de su esposa, que no paraba de parlotear incesantemente, quejándose y haciendo malévolas insinuaciones sobre las actividades e incluso la identidad de su esposo.
El pobre aldeano se sentía tan desgraciado por la situación que se entregaba ala bebida en la misma taberna a la que concurría el Viejo Karayannis, el hombre más sabio de toda Grecia; cosa que ya es mucho decir, ya que el noble anciano le había prohibido a todo el mundo que entrara allí durante el horario en que él ocupaba el recinto (que se extendía, para gran desazón del tabernero, de las cinco de la tarde a las dos del día siguiente). Sin embargo, el aldeano cayó simpático al viejo Karayannis, que para levantarle el animo lo invitó a pelear cinco rounds de lucha grecorromana contra él.
La resistencia del aldeano, que no gustaba demasiado de este deporte, no fue obstáculo para el Viejo Karayannis, que estaba empeÑado en sacar al aldeano de su pozo depresivo; desgraciadamente la contextura física del infeliz dejaba mucho que desear, y a los pocos minutos debió ser internado en la pequeÑa enfermería del pueblo durante doce meses.
La mala esposa, luego de verse obligada a trabajar catorce horas al día en la mina de lignito del pueblo para pagar los gastos médicos de su esposo, comprendió así que el hablar demasiado y hacer falsas acusaciones le había traído la desgracia a ella y a todos sus seres queridos, por lo que comprendió que lo mejor era cerrar la boca, con lo cual su vida no mejoró pero por lo menos no empeoró demasiado, cosa que ocurriría indefectiblemente si siguiera hablando y hablando y aparte no vendría mal una retractación porque, como solía decir el Viejo Karayannis, .con algunas cosas no se bromea.. Todas estas cosas pensó la mala esposa y lo bien que hizo.
Creo que esta parábola sobre la amistad viril, la tolerancia y el amor conyugal pueden ser de gran ayuda al Sr. Sacarías para el futuro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario