domingo, 17 de abril de 2005

PRODUCTOS DE HIGIENE PARA PIERCINGS: ¡LA “ZONA TILINGA” CONTRAATACA!





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Es extraÑo en qué dirección ha avanzado el mundo: cada vez se nos empuja más a quebrar los límites entre las zonas oscuras de nuestra vida, donde coexisten las funciones corporales más desprestigiadas con las obsesiones inconfesables (conocida como “Zona Asquerosa”) y las zonas límpidas y públicas, adornadas con encajes con puntillitas y cuadritos de Hello Kitty (también conocida como “Zona Tilinga”).


Así, en el lado interior de la puerta del excusado, donde antes podíamos entretenernos leyendo bajísimos insultos raciales, rastreras venganzas verbales contra ex novias y variadas ilustraciones de órganos sexuales, ahora tenemos, gracias a un audaz lance publicitario, variados anuncios de créditos hipotecarios (que suelen estar ilustrados con rostros de familias felices o bebés durmiendo) y desodorantes que nos aseguran sobrenaturales poderes de seducción.


La “Zona Tilinga” invade la “Zona Asquerosa”.


El lugar donde debemos conectarnos con nuestras funciones animales más repugnantes se ve perturbado por el Super Yo social; ¿cómo liberar nuestro aparato digestivo mientras se nos recuerda nuestra condición de padres de familia o amantes latinos?


En mi última incursión en un baÑo público, uno de estos avisos realizaba esta operación a la segunda potencia: en él se anunciaba un producto de higiene personal “para cuidar piercings y tatuajes”.


Sí, sí, ya sé: las formas de auto – mortificación hace ya tiempo que no son parte de la cultura marginal; pero cualquiera que se someta voluntariamente a un proceso doloroso, por frívolos que sean sus motivos, merece por lo menos el crédito de que alguna región oscura de su mente sigue viva. En otras palabras, un poco enfermito está. Esto está bien. Nadie completamente sano merece nuestra confianza.


Pero, ¿qué diría el funcionario encargado de mantener el orden en la “Zona Asquerosa” al ver que sus actividades ya son directamente invadidas por el mundo de los productos de limpieza? Ese mundo donde viven seres de plástico, irritantes pero nada amenazadores como la Gota de Magistral, Chuavechito y Fabián Gianola (Nota: Qué gracioso. El corrector del Word cambió “Gianola” por “Pianola”).


Cualquiera que se haga un tatuaje (incluso una estudiante rubia de Administración de Empresas residente en Barrio Parque) tiene derecho a sentirse cinco segundos al día hermanado con un prisionero de la Isla del Diablo; ¿Cómo va a lograrlo si empieza a comprar un producto destinado a higienizar lo que por definición debería ser un caldo de cultivo para gérmenes? ¿Cómo puedo identificarme con un peligroso asesino serial – salvo tal vez con el higiénico Dr. Lecter – mientras me paso un algodoncito por el pendorcho de acero quirúrgico que me atraviesa la lengua? Y a la inversa, ¿Qué daÑos morales se ven obligadoas a sufrir los frágiles miembros de la “Zona Tilinga” al incursionar en el estudio marketinero necesario para la difusión de este menjunje?


¡Basta! ¡Cortemos YA el portal entre estos dos mundos y encerremos de vuelta a la “Zona Tilinga” en la tanda publicitaria y a la “Zona Asquerosa” en sus patios de recreo (el baÑo y el dormitorio principalmente)! En resumen: ¡luchemos por el regreso a una sana ESQUIZOFRENIA SOCIAL antes de que los dos mundos se destruyan mutuamente como materia y antimateria en una catástrofe de proporciones cósmicas!!!


Publicado a las 20:32 p.m.


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