Durante la causa que le ha iniciado el Estado Sueco por secuestro extorsivo, y a la que se presentó “sin abogados, como los hombres”, el Dr. Tranca cometió el error de cuestionar en voz notablemente alta (de hecho, fue durante su alegato inicial) la virilidad del juez, del fiscal, de varios miembros del jurado e incluso del Rey Carl XVI Gustaf.
Temiendo que esto afecte la imparcialidad de los involucrados, el reciente Premio Nobel a la Medicina Ilegal de Facto ha recapacitado y desea contratar al Dr. Cúneo Libarona para que lo defienda (o a su hermano menos listo, Líneo Cubarona).
Para costear sus honorarios ha decidido abrir, paralelamente a su consultorio médico, el Primer Taller a Distancia de Masculinidad; aquellos que deseen participar no tienen más que enviar un mail diciendo “Soy un maricastaÑuela vegetariano y me vi todo Resistiré con la excusa de que era una telenovela moderna” o “Estoy desesperada; Mi tía Carla tiene más vello pectoral que mi novio”. Como oferta especial, el Dr. explica que sus honorarios serán acordes a los resultados alcanzados. Si consigue, por ejemplo, un nivel Federico Luppi será una cosa; Un nivel Carlos Calvo será un poco menos; Un Leonardo Sbaraglia todavía menos, y así.
Cambiando de tema, quiero una de estas cosas.
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