Algunos efectos secundarios de la OLA DE CALOR de los que nadie habla:
POLUCIóN SONORA: Las chicharras de la plaza de la esquina de mi casa parecen haber entrado en una especie de frenesí extático, emitiendo su clásico chillido durante las 24 horas, y con un volumen e intensidad que no recuerdo haber escuchado en mi vida. En cierto modo recuerda a algunos efectos especiales de películas antiguas de marcianos. Los niÑos que se acercan a la plaza son las primeras víctimas, sufriendo de migraÑa, cefalea y jaqueca e incluso dolor de cabeza, y en algunos casos la frecuencia del sonido ataca las zonas encargadas del equilibrio, provocando caídas de las hamacas, dificultad en el montamiento del sube y baja y desmayos a la mitad del tobogán, con los riesgos que esto conlleva.
Solución: Propongo el exterminio masivo de las chicharras y el equipamiento de tapones para los oídos infantiles.
APELOTONAMIENTO DE LA ENTREPIERNA: No importa demasiado lo frescas y holgadas que sean nuestras ropas, esa zona de la anatomía tiende al pegoteamiento (especialmente en los miembros del sexo masculino), trayendo como consecuencia dolor, paspamiento, prurito y, en casos de apelotonamiento extremos, la imposibilidad de diferenciar dónde termina una gónada y empieza la otra, reduciendo nuestra virilidad a un 50% . Los fabricantes de ropa aún no han inventado el pantalón o el calzoncillo que impida el amontonamiento de nuestras partes (la polémica boxer / slip, superado cierto nivel de calor húmedo, resulta ser una falsa opción).
Solución: Propongo el nudismo parcial o la adopción del kilt escocés (en lo posible, de algodón).
TENSIóN EPIDéRMICA: El esfuerzo sostenido que hacemos por cerrar los poros para impedir la salida del sudor y evitar bochornosas manchas húmedas en nuestras ropas exige una tensión constante que termina por agotarnos. Como siniestro colorario, tal como un freno (o un esfínter) demasiado exigido, el sistema de “diafragma” de los poros termina por vencerse, con lo que corremos el riesgo de sufrir en cualquier momento una sudoración espontánea y sin freno hasta la DESHIDRATACIóN ABSOLUTA. Cientos de personas al aÑo terminan convertidas en un montoncito de polvo rosado (muy parecido al Tang de pomelo rosado) por no conocer este hecho científicamente probado.
Solución: Propongo la ingestión de locro caliente, para equiparar el calor interno con el externo y lograr un “equilibrio térmico” que haga innecesaria esta práctica.
BRONCA: No hace falta que desarrolle demasiado este tema; como los sordos y Barney el dinosaurio, el calor prolongado eleva los niveles de irritabilidad a cifras insostenibles. Cada percance, cada frase poco feliz por parte del imbécil de cuentas a pagar o de la reventada buscapleitos del 24 horas de la otra cuadra, cada pequeÑa contrariedad, en suma, nos despierta intensos ataques de ira homicida que pueden manifestarse bajo la forma de murmuración de frases ácidas que nadie entiende o la violenta rotura de insumos de oficina. Sólo el propio calor, con su efecto drenador de la energía, impide que nos vayamos a las manos.
Solución: Propongo la emigración masiva y compulsiva a playas caribeÑas financiada por el Estado (aprovechando el buen momento que está pasando la exportación).
Publicado a las 23:45 p.m.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario