
Cuando Moisés bajó del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley que Dios le había dictado tan pacientemente, se enfureció tanto al ver a los hebreos adorando a un becerro de oro que las arrojó de bronca y las hizo pedazos. Luego volvió a subir y tuvo que volverlas a confeccionar (imagino que con el SeÑor diciéndole por lo bajo “Bueno, bueno, a ver si ahora nos ponemos menos loquitos”). ¡Mirá Vos! (Fuente: El Viejo Testamento. Probabilidades de exactitud: 100 %)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario