Durante el proceso de digitalización de libros antiguos, existe el problema de que, debido al deterioro de los mismos, los lectores ópticos que se ocupan de descifrarlos no logran entender algunas palabras. Para paliar este problema, se ha desarrollado una nueva generación de CAPTCHA (sigla en inglés para Prueba Pública de Turing Completamente Automatizada para distinguir entre Computadoras y Seres Humanos).
El CAPTCHA es ese pequeÑo test que aparece cuando uno realiza una operación en Internet, desde abrir una cuenta de correo electrónico a comentar en un weblog, donde se debe transcribir una palabra que aparece distorsionada, imposible de descifrar para un robot que envía spam.
Pues bien, este nuevo CAPTCHA (llamado RECAPTCHA) toma en cuenta la cantidad de coincidencias en la correcta transcripción de la palabra (se supone que si mucha gente transcribe igual la misma palabra, la está transcribiendo correctamente), y la envía a los lectores ópticos, que la utilizan para completar el libro que se está digitalizando. De ese modo, las personas que entran a los sitios que están suscriptos al RECAPTCHA, están contribuyendo a digitalizar el equivalente a casi 150.000 libros por aÑo. ¡Mirá vos! (Fuente: El lector Gabriel Tamarit, que lo leyó en la .revista ‘Harvard Business Review’ edición octubre de 2009 en su artículo ‘El poder del trabajo inconsciente’ (con esta fuente se la clavo a todos en el ángulo). Aparte el dato lo aporto yo, que soy ingeniero, estudié en el Otto Krause, bla bla bla.. Probabilidades de exactitud: 199 %%, el tipo es IN-GE-NIE-RO y todo pero el dato puede llegar a dar la falsa impresión de que los comentaristas de blogs son potencialmente útiles para algo, y eso me parece jodido, es jodido, es un mensaje jodido y yo no quiero mancharme las manos de sangre)
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