lunes, 5 de abril de 2010

.¡Chinos!., una película del Dr. Tranca





Drtranca.gif Escribe el Dr. Tranca

Premio Nobel de Facto de la Medicina Ilegal

ayudemedrtranca@ubbi.com



Introducción: La película arranca con el protagonista, un mercenario bien, bien, bien hombre que se dedica a hacer trabajos sucios que se llama Galíndez, Cacho Galíndez, mientras se está agarrando a golpes con unos malvivientes mientras satisface sexualmente a media docena de hembras y hace esplotar un edificio, todo al mismo tiempo. PiÑa, satisfacción, colocación de explosivo, piÑa, satisfacción, colocación de explosivo, porque un hombre bien hombre es valiente y aguerrido pero ante todo es un caballero, y aparte se da maÑa con las cosas técnicas. La escena culmina con la huida de los malvivientes, orgasmo colectivo y explosión, en ese orden (o sea, orden de importancia ascendente). Entonces le suena el teléfono .uno de esos viejos de baquelita, no tiene celular ni inalámbrico ni ninguna de esas marcionadas-, atiende y dice .bueno, voy.. Las minas, que están todas buenísimas y tienen grandes senos intentan disuadirlo llorando, pero él se va igual (igual se da a entender .con un cartel- que ya las satisfació por varias temporadas).


Parte donde se explica de qué se trata la película: Galíndez llega a la oficina de un viejo camarada de armas que ahora es secretario de comercio y es bien macho y bien argentino como él. Luego de saludarse bien masculinamente, agarrándose a trompadas hasta que se sacan sangre, ponen sus armas sobre la mesa (en seÑal de paz) y el Secretario le explica: .Tenemos un convenio con el resto de los países del mundo para frenar a los chinos. Viste cómo es el chino, muy muy hombre no es, no usa bigote, le gusta la caligrafía con tinta china y come poca carne, come arroz y brote de soja. Pero tiene a favor que sabe karate y que es un montón.. Lo interrumpe el subsecretario, un joven rubio muy atildado y de modales suaves y con una pollerita de tul: .Perdón, secretario, ¿los que saben karate no son los japoneses?. El secretario lo recaga a cachetadas .porque no va a gastar trompadas en ese alfeÑique- y mientras el tipo pide perdón llorando, escupe .es lo mismo.. Galíndez mira con cariÑo y admiración a su camarada, y siente que si no fuera por las reglas no escritas de la amistad viril le despintaría la boca de un beso. Y acá viene una parte buena porque se está poniendo medio plomo.


Parte buena en medio de parte donde se explica de qué se trata la película: Galíndez tiene un .flashback., que es como que se acuerda de algo. Se acuerda de una vez que estaba con tres minas y vienieron unos fascinerosos y el les tiró nafta y los prendió fuego, pero por accidente se prende fuego una de las minas. Entonces Galíndez le apaga el fuego tapándola con su propio cuerpo desnudo, mientras la satisface simultáneamente. Fin de la parte buena. Se acordó de eso, nomás.


Segunda parte de la parte donde se explica de qué trata la película: El Secretario sigue: .La cosa es que los países del mundo, como tienen miedo de los chinos que son un montón, nos pagan para que los tengamos a raya vendiéndoles soja. Gracias a esa dieta, siguen sin ser muy muy muy hombres y no se animan a invadir todo; con esa plata, el Estado financia la construcción de casinos, lupanares y puestos de choripán públicos.. (Plano de Galíndez que asiente con orgullo del país donde vive, mientras se saca un cacho de costillita de cerdo de entre los dientes con un cuchillo de carnicero) ¡Pero ahora nos quieren comprar menos soja y corremos el riesgo de que empiecen a comer bife, y ahí quién los para a los chinos!.. Galíndez se para, se golpea el pecho y grita .¡Yo los paro! (Sacado) ¿A quién hay que pegarle, a quién?. El secretario de comercio lo mira como diciendo .no esperaba otra cosa de vos.. y se agarran trompadas en demostración de admiración mutua. Esplosión.


Parte de acción: Galíndez llega a Tokio, China. Está lleno de los coreanos esos de China. Lo primero que hace es entrar a un supermercado chino, agarra al primer cajero que encuentra y le dice .Avisales los chinos que Galíndez está acá, y que quiero que me manden al chino más poronga que tengan., y lo desnuca. El chino muere. Acto seguido, se le tiran encima unos ninjas. Galíndez agarra la caja registradora y les va partiendo el cráneo a todos. Durante la escena se le va desgarrando la ropa, y se ven sus voluminosas carnes transpiradas y peludas. De bronca, tira todas las góndolas del supermercado tipo efecto dominó, se sube arriba de los productos y grita .¿Eso es lo mejor que tienen???. Entonces pasa una china que se llama la SeÑorita Chong, que está bárbara y mientras Galíndez se distrae con sus grandes senos le tira un dardo de ginseng. Galíndez se desmaya.


Parte de que Galíndez explica lo que quiere hacer: Galíndez se despierta después de dos meses de intensa tortura china, astillas de bambú bajo las uÑas, goteo de té verde sobre el cráneo, violación por pandas, etc. Sin embargo, es tan hombre que apenas siente una raspadura en la rodilla. Y ni siquiera se la frota. Delante de él está el diabólico Dr. Fu Manchú, que le dice .Es ud. un honorable contrincante, Garíndez. Diga qué ha venido.. Galíndez opta por la opción frontal, que es la única que conoce: .Vengo a vender soja, campeón. Y la vendo de la única forma razonable: Como los hombres. Me cago a trompadas con su matón más pulenta. Si gano, ustedes duplican por diez la compra de soja de nuestro país; si pierdo, pueden anexar nuestro país a su territorio.. Y le presenta un documento firmado por las más altas autoridades del país, que confían ciegamente en este hombre de temple de hierro. Fu Manchú ríe, escéptico. Galíndez sonríe con los dientes apretados, acompaÑado el buen humor del diabólico chino.


Otra parte buena, porque ya estamos hasta acá de .charlita.: Fu Manchú acepta el trato, pero vuelve a torturar a Galíndez de puro hijo de puta. Galíndez siente delirios de dolor, mientras le meten astillas de bambú bajo los párpados, y tiene un recuerdo. Se acuerda de una vez que estaba arreglando un auto (mientras satisfacía a doce chicas divinas con 18 aÑitos recién cumplidos, porque a Galíndez no le gustan las cosas raras), y no sabia si era el carburador, el distribuidor o el burro de arranque. Entonces le empieza a pegar cabezazos tucumanos a la batería. Ruido de motor, impecable, orgasmo colectivo y explosión.


Parte en que Galíndez se venga de todas las que le hicieron: Galíndez se depsierta. Entonces lo lanzan al .Dojo de Asuntos Internacionales. y aparece el gran campeón de Tae-kwon-do chino: nada menos que David Carradine. Galíndez se queda de una pieza. No puede creer que uno de los 25 hombres más masculinos del mundo (según la revista .Asado.) se haya puesto del lado de estos mascadores de brote de soja. Pero el deber es el deber, así que mientras Carradine intenta una patada muy amaneradita, lo agarra a cabezazos tucumanos, trompadas en la boca del estómago y mordedura de huevos. Pero Carradine no reacciona, y entonces Galíndez descubre que el tipo tiene una media en la cabeza (esto no se vio hasta ahora mediante un hábil manejo de cámaras). ¡Los chinos controlan a Carradine mediante el seductor poder de la asfixia erótica, debilidad personal del actor / monje shao lin! Si bien le da un poco de bronquita (a Galíndez no le gustan las cosas raras; una vez una chica le ofreció .hablarle sucio. durante el acto y suspendió todo, dijo .pará, pará, pará que a mí me educaron de otra manera. y la mandó a la casa de los padres con un cartel que decía .mujerzuela.), decide que tiene que salvarlo. Así que le arranca la media de una trompada. Carradine despierta, descubre que lo han estado utilizando y, luego de agarrarse a trompadas con Galíndez para agradecerle, se une a su lucha. Suena un redoble de tambores militares y echan una mirada recia y llena de varonil ira al resto de los chinos, que están todos (todos los de China), todos los cien mil millones de chinos, y los recagan a castaÑazos uno por uno (tardan un poquito).


Epílogo (saqué la .Parte final. porque no hace falta): La Presidenta del País (en bikini) le pone una condecoración a Galíndez ya que gracias a él la producción de soja del país se ha quintuplicado diez veces, y sin necesidad de hacer nada porque es un yuyo, así que los argentinos pueden estar de vacaciones todo el aÑo en Acapulco y Montecarlo. Galíndez saluda a la multitud que lo aclama, mientras la Presidenta festeja dando saltitos y aplaude, soltando unos chilliditos muy excitados. Pero a Galíndez no le gusta estar cerca del pdoer, así que, sintiéndose asfixiado, se arranca el traje de Thompson & Williams dejando ver sus carnes sudororsas, salta del balcón de la casa rosada a su Descamisado .43 descapotable rojo donde lo aguardan el secretario de comercio, David Carradine, la SeÑorita Chong (que después de un polvoronazo con Galíndez se volvió buena y hacendosa) y diez o veinte minas más. Galíndez pisa el acelerador, mientras satisface a seis o siete, y se pierden en el horizonte mientras suena una música .X.. Esplosión.


Nota: Podeti, acá te mando otro, vos que tenés contactos a ver si me hacés el gancho de una vez que estoy perdiendo la paciencia, fijate si lo puede producir Spielberg o el Incaa o los Incas o el Bafici o el Los Angeles que ando con un temita de alquileres atrasados, supongo que lo último que querés es que me vuelva a vivir con vos, mirá que ahora no tenés a tu seÑora que te defienda. Chaucha, Tranca.


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