viernes, 22 de junio de 2007

Coso 79: Conejito Pneumático


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Coso79.gifEn un momento bastante negro de mi vida, allá por mediados de los 80, intenté nublar mis emociones no con drogas, no con alcohol, no con prácticas sexuales alternativas, sino con la asistencia perfecta a cada película de terror, sangre y destripamiento que se estrenaba (cosa que en esa época, por esas cosas de las modas cinematográficas, era inmensamente frecuente, a razón de una o dos películas de zombies o asesinos seriales por semana).


Este recuerdo personal sirve para justificar mi conocimiento sobre una característica de los efectos especiales de esa época pre-animación digital: el uso de las vejigas o dispositivos hidráulicos para conseguir que el hombre lobo se transforme o el gremlin se derrita, una innovación de técnicos de la época como Rick Baker o Chris Walas.


Gracias a esta invención, no había monstruo o muerto viviente al que en algún momento no se le inflara alguna cosa: algo así como la globología aplicada al miedo. Y esto es lo paradójico del asunto: los monstruos más aterradores, las bestias inhumanas que nos marcaban el corazón de inquietud y por un rato nos impedían pensar en los horrores cercanos no estaban poseídos por el Mal; su interior no estaba repleto de sangre negra, entraÑas podridas y llenas de perversidad cósmica. No, estaban llenos ni más ni menos que de AIRE!


En resumen, en homenaje a estos próceres del efecto especial, en Plaza Francia venden este conejito, conectado por una manguerita a un fuelle, que al ser apretado logra que el animal pegue un saltito.


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