viernes, 13 de agosto de 2004

¡SI QUERéS COMPRATE UNA BRúJULA, PERO A Mí NO ME ARRUINES LA VIDA!





spidermoto1c.jpgEn estos tiempos en que la Fe en nuestro prójimo es un bien escaso, en los que adivinamos segundas, terceras y hasta cuartas intenciones (y reconozco que esto ya es mucho decir) en cada propuesta; en que mucha gente cree ser perseguida por una conspiración gubernamental y alienígena .que en el caso de USTEDES es falsa; en mi caso me reservo algunas sospechas-; en que no podemos tomar prestada una papa frita del completo desconocido de la mesa de al lado en el fast-food sin que nos eche una mirada cuando menos glacial; en estos tristes tiempos, digo, ejercito con más entusiasmo que nunca el abordaje a los peatones para pedir información.


Sea para pedir la hora o si .piensan que va a llover., el abordaje a desconocidos es una práctica que debería ser estimulada, para recomponer un poco la desconfianza mutua que ha socavado el tejido social (aunque no sé si es correcto usar las metáforas .socavado. y .tejido. en la misma oración).


Sin embargo, no puedo evitar cierta frustración cuando la gente no me sabe contestar dónde está tal o cual calle. Me irrita y no consigo ocultarlo, resoplando y chistando con fastidio ante estas muestras de ignorancia. Y sobre todo, de falta de hospitalidad.


Cuando uno se interna en un barrio o zona desconocida, pasa a ser una especie de huésped temporario de todos los habitantes de la zona. En la antigü el peregrino hasta hubiera sido recibido en la calidez de un hogar y convidado con pan rancio y leche de cabra, e invitado a descansar en un jergón de paja. No pido eso en la actualidad; sé que los jergones de paja escasean. Pero sí exijo algo más que una autosatisfecha confesión de ignorancia ante la pregunta .¿La calle Corralitos?.


No puede ser que la gente no conozca las calles del barrio en donde vive. Es un mínimo requerimiento del instinto de supervivencia. Tampoco puede ser que cada persona a la que uno se acerca diga que .no soy de la zona.. ¿Qué están haciendo AHí entonces? ¿Por qué no están en su casa haciendo algo útil? ¿Y qué pasa con los que Sí viven en la zona? ¿Se encierran tras sus ventanas enrejadas y bajan las persianas ante la visión de un desconocido como en un pueblo del Far West? ¿En dónde están? ¿En otro barrio que no es el suyo, tratando de averiguar dónde está la calle Corralitos, pero del partido de al lado?


¡Si se van a ir todos de su barrio a extraviarse como huérfanos, o si van a negarse a ayudar al viajero, que tomen algún recaudo! ¡Designen a un representante por cuadra que se encargue de responder las dudas de quien no se sienta obligado a cargar una pesada guía Filcar para ahorrarse el disgusto de ser abofeteado por la falta de colaboración del lugares medio! ¡De lo contrario prepárense para que su pequeÑo paraíso se convierta en un pueblo de pesadilla habitado por cientos de visitantes extraviados, deambulando como muertos vivientes, olvidado ya el motivo original de su llegada y musitando en una letanía fantasmal la palabra .Corralitoooos. Corralitoooos.!


Y tomen alguna medida contra el infaltable y taimado personaje que contesta .Ahí me mataste.. Este miserable quiere hacernos creer que si le hubiéramos preguntado cualquier otra calle del universo nos habría conducido allí sin extravío posible. Pero pregúntesele cuatro o cinco calles más y descubriremos que en realidad no sabe nada, y que a duras penas sabe atarse los zapatos. Sin embargo, no deja de decir .me mataste.. Fantaseo a veces con matarlo yo personalmente con mis manos desnudas, a ver si pocos segundos antes de morir también dice .me mataste..


Corona este artículo una vieja deuda: una foto de Papá Hombre AraÑa, Mamá Hombre AraÑa e Hijito Hombre AraÑa viajando en moto.


Publicado a las 00:21 a.m.


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