El lector Eduardo N. me hace notar que si mi asistente Kiriatos llega a salir, luego de cruzar el Túnel Subfluvial, a la ciudad de Santa Fe (una de las tantas posibilidades), y pregunta si “eso es Rosario”, es muy probable “que lo rec****n a trompadas”, dada la rivalidad existente en esas ciudades – pintoresca rivalidad que los habitantes de las grandes metrópolis ignorábamos hasta hoy.
Tengo que reconocer que esto me preocupa un poco, sobre todo porque todavía no pude inscribir a Kiriatos en la A.R.T. que le corresponde (no encuentro la categoría “asistentes personales”). Pero me preocupa aún más el mail que me mandó esta maÑana:
“Kalimera, patrón. Lamento informarle que sigo en el túnel. Después de mi siestita he perdido la noción del tiempo y, lo que es peor, no me acuerdo bien en qué dirección estaba yendo. Le hago seÑas a los automovilistas para preguntarles pero ninguno para. ¡Qué diferente es la gente aquí de los bondadosos pescadores de mi Paros natal!
“La verdad es que me daría bastante bronca volver a salir a Paraná (¡no me gusta hacerle perder el tiempo, patrón!). Estoy pensando en arrojar una moneda, porque encima se me está acabando la moussaka.
“Pero no se preocupe, patrón; este viejo zorro griego ha estado en peores situaciones y salvo alguno que otro órgano o glándula extirpados ha salido ileso (Algún día le contaré de mi misión a Estambul, allá por el 57). ¡Saludos y no deje de brindar una copa de ouzo a mi salud!”
Sí, sí, me quedo re tranquilo.
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