El Dto. de Personas de “Yo contra el Mundo” encara un nuevo desafío y lanza a Jorbegueleinnor, un tipo al que siempre le faltan cinco pal peso.
“Jorbegueleinnor” se lanza a descubrir un continente: En plena Era de los Descubrimientos, “Jorbegueleinnor” consigue dineros del Rey para lanzarse a la búsqueda de nuevas tierras. Necesitaba diez mil, pero claro, el Rey le ofrece siete mil quinientos. Y el dice “bueno, bueno, no importa, con siete mil quinientos yo creo que ajustándonos un poco llegamos, eh, y, creo que llegamos”. Así que en vez de tres carabelas alquila dos, y en vez de cuarenta marineros lleva veintiocho y en vez de un experto en cartografía lleva un monje que sabe geometría. Y se lanza a la aventura -un poco nervioso porque el viaje más o menos le va a durar cien días y él tiene comida para ochenta, pero dice “bueno, pero entre que pescamos algo y capaz que descubrimos un continente antes de los cien días estamos hechos, yo creo que estamos hechos”. Sal no hay porque no alcanzó. A los setenta días los marineros se ponen nerviosos, y él los arenga con el máximo de energía de la que es capaz. Los marineros como que lo escuchan y muy muy convencidos no se quedan, como que si hubiera hablado más fuerte, o proferido cinco juramentos más capaz que sí, pero no, le faltó, así que siguen sus tareas pero medio con mala cara, medio mirando de reojo. “Jorbegueleinnor” se queda medio mal, le dice a su contramaestre que él gritó todo lo que pudo, que incluso ahora le duele la garganta, y el contramaestre le dice “y.., está bien”, y él dice “Y… yo hice lo que pude…” y se quedan los dos en un silencio medio desprolijo. A los setenta y ocho días avistan un continente, pero calculan y no les da la comida para llegar así que nada, se vuelven, y “Jorbegueleinnor” dice “qué cagada, estaba ahí, estaba ahí, lo podía tocar con la punta de los dedos”. Ah, y el continente se llamaba Superchinaestadosunidos y hoy sería una superpotencia y habría estatuas de “Jorbegueleinnor” por todos lados, pero no.
“Jorbegueleinnor” adopta un hámster: Él en realidad quería un conejillo de indias, pero le dio no sé qué, como que iba a ocupar mucho espacio, y se lleva el hámster. Y le da de comer al hámster todos los días y el hámster corre en su ruedita y toma agüita y hace esas cosas. Los hijos lo miran al hámster, así, como medio una sonrisita de desilusión, y hay un silencio incómodo que certifica a todas luces que un conejillo de Indias SEGURO hubiera sido mejor, mucho mejor, y “Jorbegueleinnor” se queda mal.
“Jorbegueleinnor” pone un restaurante gourmet: “Jorbegueleinnor” se juega el todo por el todo, dentro de sus parámetros, y pone un restaurante a todo trapo, con mozos, platos, mesas, con un ñato que te recibe en la puerta y te dice cuántos van a ser, con paté y tostaditas, etc. Todo tiene. Pero se olvidó de comprar la rúcula, dijo “bueno, con todo lo que puse nadie va a notar que no hay rúcula, tampoco van a ser tan hinchapelotas”. Y el día de la inauguración todos y cada uno de los comensales piden algo con rúcula, y los mozos se empiezan a poner nerviosos y le dicen a “Jorbegueleinnor” “Che, acá hay otro que quiere rúcula, ¿y si vamos a comprar? Y “Jorbegueleinnor” se ofusca, dice “bueno, vemos… No sé, capaz que lo dejamos para mañana”. Y a la gente le gusta la comida, no es fea, eh, no es fea, pero a un 75 % de la gente le parece como que faltó algo (la rúcula). Faltó. Al día siguiente compra y ese día sale bien, bien la comida, bien la rúcula, pero al otro se vuelve olvidar, y le agarra un bloqueo crónico como que cada tres días se olvida de comprar la rúcula y entonces el restaurante siempre está ahí en el filo de la navaja, no llega, como que no alcanza, no se posiciona, no no no no no no no, y eso que “Jorbegueleinnor” dio el máximo, incluso anotaba lo de la rúcula pero después se olvidaba de mirar (la anotación), dio el 100 % de sí, dio todo, todo, todo, pero agarra y se funde.
“Jorbegueleinnor” sale con una chica: “Jorbegueleinnor” invita una chica al cine y le parece que invitarla a ver “El Corazón de Dos Amantes Ardientes” y luego a un restaurante thai con luces rojas es medio desubicado, como que por ahí ella se siente invadida o presionada, así que la invita a ver “Una Historia de tibio Afecto” y la lleva a un restaurante de comida porteña. Y está bien, eh, no es que esté mal, eh, está bien, hay pollo al ajillo, hay malfatti, riñoncitos a la veneciana, no está mal. Y después se dan unos besuqueos y van a su depto. Ahí agarran y hacen el amor, y él da lo mejor de sí, pone toda la carne al asador, literalmente, bueno, no tanto, literalmente lo de la carne, no tan literalmente lo del asador. Incluso hacen “La cierva que crotorea”, mirá lo que te digo, y ella le dice –mientras hacen “La cierva que crotorea”- aguantá aguantá aguantá y el aguanta y aguanta y aguanta y cuando le parece ahí ahí ahí que están por llegar al clímax el agarra y no se aguanta, y zácate. Y ella dice que todo bien, muy lindo, faltó un poquito, unos segundos o minutos, pero bien, y él piensa que qué cagada, por unos segundos o minutos, estaba ahí, ahí, en fin, no, pero todo bien, ¿eh? Y, él dio todo de sí, bah, le parece, vemos la próxima, si hay.
“Jorbegueleinnor” corre el colectivo: “Jorbegueleinnor” sale medio apurado hacia su trabajo y ve que el colectivo está por llegar a la parada, así que sale corriendo a toda velocidad y cuando está a mitad de la carrera parece que el colectivo está por pasar de largo así que para, medio ofuscado, y da unos pasos caminando ¡y entonces ve que el colectivo paró! Así que sale corriendo de neuvo, en realidad trotando porque le parece que no hace falta pero entonces el colectivo arranca. Y él ahí pisa el acelerador y sale disparado a toda velocidad, como no corría desde que tenía diez años y le dolía el bazo, y llega ahí y la puerta del colectivo se está cerrando muy lentamente, y casi que llega que llega pero no. Como que disminuye la velocidad, aunque se queda con la duda, capaz si hubiera corrido esos últimos cuatro segundos… Pero ya está. El colectivo se fue. Y el dice “Bueno, yo di el máximo”. Y se corrige “Bueno, no el máximo, porque bajé la velocidad los últimos cuatro segundos”, qué cagada. Y ahí mira a su alrededor y se percata de que está en medio de la calle y le pasan varios autos zumbando. Y se queda mal.
“Jorbegueleinnor” va a comprar fiambrín: “Jorbegueleinnor” va a comprar doscientos gramos de fiambrín. Sale diez. Tiene ocho. Compra ciento cincuenta, y se va lanzando un suspiro desgarrador.
“Jorbegueleinnor” en “Alcohólicos Anónimos”: A “Jorbegueleinnor”, alcohólico, le toca hacer eso de pedirle perdón a todos aquellos que hubiera o hubiese perjudicado con su alcoholismo. Mira la lista y son un montón, y va con el tío Marcos y le hace un discurso conmovedor, y va con su ex novia Cassandra y ella se emociona hasta las lágrimas, y con el chino de la vuelta, que lo despide con mucho respeto haciéndole una de esas reverencias de las artes marciales, y así va pidiéndole disculpas a tooooooodo el mundo, uno por uno, dando el máximo de sí, son como doscientos cuarenta (“Jorbegueleinnor” era muy alcohólico). Y le queda Rodríguez. Pero son como las nueve y cincuenta, como que le parece que ya está, que no pasa nada si no le pide disculpas a Rodríguez. No sé, ya está, él dio el máximo, son las nueve y cincuenta, me va a cerrar el subte, cheeee. Y cuando va a Alcohólicos Anónimos y explica que le pidió disculpas a todos los de la lista “menos a Rodríguez, porque era muy tarde” lo echan.
“Jorbegueleinnor”, Emperador del Mundo: “Jorbegueleinnor”, con su estilo enigmático, porque en realidad le faltan cinco pal peso pero él lo ha disimulado diciendo que es su estilo enigmático, ha logrado extender su Dominio en todo el planeta. Colosales monumentos de adamantium representando a “Jorbegueleinnor” en diferentes posiciones cubren los bulevares de todas las avenidas de todas las ciudades de todo el mundo. ¿Todo? ¡No! Una aldea sigue resistiendo al invasor. Le avisan a “Jorbegueleinnor” que “hay unos bárbaros por allá que habría que exterminarlos, por el bien del Imperio”. Pero justo justo “Jorbegueleinnor” se estaba por ir del trabajo, que hoy venía el “Pata” Montezonny y Santiaguito, que hace un montón que no los ve y se iban a ir a una fonda, y se queda pensando como que capaz que no hace falta exterminarlos, escuchame, tengo todo el planeta, tampoco hay que ser megalómano. Aunque como Emperador es mi deber. No, tenés razón, me quedo. Pará. No, me voy. De última lo hacemos después, cuando empiece el Año Fiscal. ¡Ahí está! Mañana a primera hora lo agendo. Se va a la reunión y piden de todo, aunque “Jorbegueleinnor” dice que él postre no quiere y los otros –como es el Emperador del Mundo- dicen “bueno, yo tampoco”. Y cuando están saliendo piensan “che, igual hubiera ido como piña un flan con crema, ¿no?” “Y, sí, o un budín de pan, o un almendrado”, y “Jorbegueleinnor” piensa “y, algo de razón tienen. No hubiera estado mal” y se pone mal. Y al otro día encima los de la aldea esa le destruyeron todo el Imperio y cuando lo están por ejecutar dice sus últimas palabras, algo como “Di todo de mí para mantener este gran Imperio y ahora ya no tengo nada para dar”, y la gente lo aplaude, aunque ahí, tibiamente, medio de compromiso, salvo una señora que dice “ah, estuvo bien ahí”. Pero como que no es una ovación. Como que faltó. Entonces “Jorbegueleinnor” se pone mal, piensa “ah, capaz tendría que haber dicho otra cosa, algo más jodido, algo más fuerte” y le cortan la cabeza.
lunes, 11 de julio de 2011
¡Lanzan tipo de persona que le falta!
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