El Carameluchi de Felicidad: Me fui el fin de semana a Gessel y pesqué cornalitos con el socorro de un mediomundo, junto a unos cuÑados, mi seÑora esposa y unos niÑos. La técnica, consistente en arrojar una red al mar y luego elevarla mediante una palanca, resulta en uno de los ejercicios físicos más intensos y completos que puedan realizarse, con el ingrediente extra de que además te sentís un hombre de las cavernas que es capaz de arrancar su propio sustento a la Madre Naturaleza, con el rostro curtido por el sol impiadoso y los músculos broncíneos estallando ante cada recogimiento, así que también es una excelente gimnasia para la autoestima. Propongo desde este espacio que se adapte esta gimnasia a la industria de la estética física, algo que se llame, ponele .Cornalito-lates., con aparatos gimnásticos que alcen grandes bolsas de comida (carne o fruta) que te podés llevar a tu casa luego de cumplir con la rutina. ¡Bien!
El Dardo EmponzoÑado con el Curare de la Desdicha: Me hospedé cerca de un tradicional local llamado .La Pipeta.. AntaÑo este lugar era una especie de antro donde se jugaba a algunas maquinolas (principalmente flippers y bowiling mecánico, porque esto era en la época donde las cosas no eran .electrónicas., nononono, eran .mecánicas.), pero la actividad predominante era el canje de revistas usados de Novaro y Quinterno. No sólo eso, estaba prohibida la compra, la joda era que las tenías que canjear a 2 x 1. Algo así como un Centro de Cultura y esparcimiento juvenil. HogaÑo, .La Pipeta. es una rotisería. Vale decir que hemos involucionado de seres lúdicos y amantes de la cultura en comedores de canelones de domingo a la noche. ¡Mal!
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