HERIDO POR EL DARDO EMBEBIDO EN CURARE DE LA DECEPCIóN, HABíA DEJADO DE LEER NOVELAS, QUE SON PARA PIBES, POR NO DECIR PARA GILES (NO Sé SI LO SABEN, PERO LO QUE APARECE EN LAS NOVELAS ES TODO MENTIRA), y se me interpuso el libro .El Tambor de Hojalata., de Gunther Grass; y, dándole una oportunidad, en él encontré una de las frases más descorazonadoras de la historia de la Literatura. Una serie de palabras que hicieron que un escalofrío recorriera mi espalda a todo lo largo. No, no se trataba de una reflexión sobre la perversidad del ser humano, ni una detallada descripción de las crueldades de la guerra de trincheras.
Concretamente, la frase reza: .Comienzo antes de mí; nadie debería describir su vida sin haber tenido la paciencia, antes de fechar su propia existencia, de recordar por lo menos a la mitad de sus abuelos..
Página 17. Un libro tiene, así calculando más o menos (lo estoy pesando sobre la palma de mi mano en este momento), unas 700 páginas.
O sea, yo no sé si lo que el Sr. Grass pretende de los lectores es algo así como una especie de obediencia incondicional. O si no hizo el Taller Literario de Frases que no hay que poner al Principio de un Libro. O si antes de hablar en una reunión dice cosas como .esto me recuerda una anécdota muy interesante de mi infancia. o .allá por el aÑo 1930…. o .ya desde muy temprana edad….. La cosa es que así no va, Gü Sigo un cachito, pero más vale que la mitad de tus abuelos hayan .como mínimo- vivido alguna aventura intergaláctica.
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