En 1797, el poeta Samuel Coleridge soÑó, bajo el influjo del opio, un poema de trescientos versos sobre el Kublai Khan. Cuando se dispuso a escribirlo tocó a su puerta un seÑor que venía de la ciudad de Porlock, y se le puso a hablar sobre una serie de tonterías. Al irse, Coleridge descubrió, encolerizado (o tal vez deberíamos decir .encoleridgado.) que su inspiración se había desvanecido por completo. Desde entonces úsase la expresión .hombre de Porlock. para designar a alguien que nos distrae de asuntos de gran importancia con estupideces, como por ejemplo yo. ¡Mirá vos! (Fuente: No me lo vas a creer: el Internet. Probabilidades de exactitud: 12 %%, por ser del Internet. Y no me extraÑaría que el drogodependiente de Coleridge se haya imaginado todo, hombre de Porlock incluido. Así y todo, el dato es buenísimo, y ahora voy a poder decirles a mis compaÑeros de trabajon .Che, ustedes son mi Hombre de Porlock!., y alejarme dando un portazo)
miércoles, 16 de enero de 2008
2.112: El Hombre de Porlock
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