Ahora hay cosas que antes no había. Por ejemplo, antes no había delivery de empanadas. Ni empanadas bailarinas. Tampoco había esos pantalones con bolsillos a los costados, a menos que estuvieras haciendo la colimba. No había tránsito lento ni biopuritas ni helado de flan .aunque sí había crema del cielo, que ya es bastante.
Tampoco había gente con cables. Porque ahora hay gente con cables. Están en todos lados: en la calle, en el colectivo, en el subte, en el tren, en el ómnibus de larga distancia (bueno, no sé si en todos lados, pero sí en los lugares de desplazamiento geográfico). Anda mucho la gente cableada. Ya sé. Ahora me van a decir que antes había gente con walkman. No es exactamente lo mismo.
El walkman se componía claramente de un grabadorcito, del que salía un cable muy finito que culminaba en unos visibles auriculares. El auricularismo se fue estilizando con el tiempo, pero aún en la era del discman se percibía que era un aparato que uno cargaba encima, no un apéndice; la versión lechita de los gigantescos grabadores que los habitantes del Bronx llevan sobre sus hombros (en Nueva York, cuando alguien se queja de su trabajo no le dicen que vaya a hombrear bolsas al puerto sino que vaya a hombrear grabadores al Bronx. Es así, me lo contó un amigo que fue).
El mp3 es prácticamente un cable. El aparatito está diseÑado incluso para ser invisible; casi parte de la indumentaria personal, como un cinturón o una horquilla para el pelo. Lo que sí se ve es que hay gente con cables que le salen por todos lados, como seres biomecánicos, como extras de cómics ochentosos sobre cyborgs y corporaciones orwellianas.
Obviamente todo apunta a terminar injertado bajo la piel, y a que en lugar de ser un aparatito se trata de un servicio proporcionado por una empresa, como la televisión por cable o la banda ancha. Y finalmente, será inalámbrico. Pero antes de la ausencia de cables, todos tendremos nuestro servicio de cable de persona. Ahí va a estar todo. Toda la música del planeta, el internet, la tele .para ver .Los tres Chiflados. directamente en el cerebro .y bancos de memoria donde pondremos todos nuestros recuerdos .para que no ocupen tanto espacio y podamos usar el cerebro en hacer ecuaciones de segundo grado.
Y ahí acá . porque viste cómo es todo acá, nada que ver con allá -va a ser un tole tole. Por ejemplo, la gente se va a empezar a colgar del cable de otras personas, para no pagar. Capaz que va a ser medio incómodo, como andar con un nuevo cordón umbilical, y cuando el que paga su .cable de persona. llegue a su trabajo, o a una cita amorosa, va a venir con el tipo colgado encima, obligándose a explicar .no le des bola, es uno que se colgó a mi cable de persona, ya avisé a la empresa pero se toman su tiempo..
O van a pagar la .persona por cable. entre varios, para ahorrar. Van a tener que andar todos juntitos. El problema es que eso por ahí te jode la transmisión y de golpe te llegan los recuerdos del que comparte el cable con vos, y vas a comprar medio kilo de tomates y por ahí el que tenía que comprar tomates era el vecino. O por ahí te mudás a un departamento y hay un tipo que quedó: .No, es una persona por cable que dejó el dueÑo anterior. Yo aproveché y me conecté también, total hasta que me lo corten tengo cable de persona gratis. Y está todo bien con el tipo, es re tranquilo. Se llama Juan Blas..
No es de extraÑar que aparezcan campaÑas de las empresas de .persona por cable. donde te amenacen con la ira de Dios e incluso la cárcel . en este orden .si te colgás de otra persona. Y el problema es cuando te cortan el cable. Te dejan sin nada, sin música, sin radio, tele, el internet y sin memoria. Por ahí te dejan incluso sin cerebro. Ahí va a ser un problema, ahí va a ser un problema. No tanto porque uno ande medio estúpido . la mayoría no notaremos gran diferencia .sino porque la gente en general cuando le cortan el cable deja el pedazo ahí colgando.
Y ahí andaremos todos, arrastrando nuestros cables como rabos de mono viejo y vencido, y enganchándolos todo el tiempo con los quicios de las puertas. Va a ser un embole.
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