martes, 13 de junio de 2006

¡LLéVATE DE VUELTA, OH PROMETEO, TU FUEGO, QUE NO LO MERECEMOS, SIN IR MáS LEJOS EL OTRO DíA AGARRé LA SARTéN SIN EL REPASADOR, FIJATE QUé PAJARóN!





Lo del fuego y Prometeo es una metáfora (lo explico porque acá hay cada uno. no, no me refiero a vos, vos sos medio duraÑona pero cuando le ponés esfuerzo entendés) .menos la parte de la sartén que eso es una anécdota de la vida real; la realidad es que los seres humanos recibimos los adelantos tecnológicos con más velocidad de la que podemos aprovechar.


EL SISTEMA DE PESOS Y MEDIDAS, por ejemplo, es uno de esos adelantos que nos hacen sonreir con conmiseración por los POBRES PUEBLOS PRIMITIVOS, que miden el tiempo con lunas y las distancias de a días de marcha. ¡Pobres indígenas ignorantes, que no saben de kilómetros, joules y grados Celsius! Sus imprecisas medic iones aparecen en las secciones de datos curiosos de las revistas de consultorio o weblogs de medio masivo, al estilo de .¿Sabía usted que los Forawogos de New Shetland, Pacífico Sur, sólo conocían tres distancias: cerca, menos cerca y lejos?., cosa que nos hace arquear las cejas de pasmo pensando en la pesadilla que debía ser planear un viaje a Mar del Plata para un Forawogo.


El detalle es que tenemos esta tecnología a nuestra disposición, pero no la sabemos usar a menos que dispongamos de costosas máquinas (por ejemplo, un transportador). Nadie está muy seguro de cuánto es un litro. Desconocemos cuánto pesa nuestro gato. Y sobre todo, las distancias son misterios ilegibles para nosotros.


Esto se ve con claridad cuando le pedimos indicaciones a un lugareÑo en un paraje donde no exista el cuadriculado urbano. Su respuesta puede variar de .doscientos metros. a .quince minutos., pasando por .quinientos metros.; Pero no según lo que nos estén indicando, sino el individuo. Para ese viejo con cara de criminal de guerra nazi oculto en el culo del mundo, todo, sea lo que sea y a la distancia en que se encuentre, queda .a doscientos metros.. Para ese poblador de rostro noble y apergaminado, en cambio, todo está .a quince minutos de caminata. (en realidad le da lo mismo porque total, como tiene ochenta aÑos, no se mueve de la puerta de su casa); y ese inmigrante que ha huido del stress citadino considera que todo queda a quinientos metros, incluso cosas que encuentran a varios kilómetros de distancia entre sí.


La conclusión es que entre decir que algo queda .menos cerca. y .quinientos metros. no hay la MENOR DIFERENCIA.


EL PHOTOSHOP es una herramienta bastante reciente, y sin embargo desde el chismógrafo televisivo hasta la vecina sexagenaria, todos parecen conocer de qué se trata, e invocan su nombre casi exclusivamente para denigrar el físico de alguna estrella en descenso o ascenso. No es que esa mujer de grandes senos y piel perfecta sea así, sino que .por ahí pasó Photoshop.. Resulta un poco desconcertante para cualquiera que trabaje en los medios gráficos cómo se ha popularizado su nombre. Imagino el rostro de un tornero si los subhumanos que conducen los programas de chismes se refirieran con tanta ligereza al torquímetro de Safe Richmond Sturtevant 3/8, o si insinuaran con malevolencia que .por ahí pasó un balancín de mano de 25 toneladas de golpe..


Convengamos que no hace falta ser ingeniero para utilizar el Photoshop (en realidad lo podría usar un orangután relativamente bien entrenado); pero sería bueno avisarle a estas personas que el retoque fotográfico es tan antiguo como la fotografía misma, y que el Photoshop tiene otras cualidades aparte de UPGRADEAR A PAMELA DAVID.


EL AUTOMóVIL es una máquina tan popular que hay que apelar a la .visión marciana. para darse cuenta del horror que significa su omnipresencia. ¿Han visto EL MOTOR? ¿No es angustiante la CANTIDAD DE COSAS QUE TIENE?

Mediante un sencillo examen no muy diferente de uno de esos tests de inteligencia para ratas de laboratorio (adiestradas por un orangután relativamente bien entrenado), millones de tontos tenemos acceso a esta compleja máquina movida en base a combustibles inflamables, engranajes capaces de triturar un esqueleto entero y la incontrolable y aterradora electricidad,, además de otros cientos de pedúnculos y pendorchos con nombres con .árbol de leva. y .cruceta.. No se nos anota en una ART para manejarla y nadie nos explica con claridad que un auto pesa mucho: algo así como entre una y cuarenta toneladas (ya expliqué el problemita que tenemos con los pesos y medidas, pero por otra parte después de la primera tonelada ya no hay mucha diferencia).


Ni al más despiadado de los capataces de fábrica se le ocurriría poner a disposición de sus esclavos una máquina tan mortífera, tan llena de dientes metálicos y líquidos hirvientes, sin explicarle que .esta máquina puede arrancarte un brazo.. Por el contrario, los inconcientes ciudadanos que nos ponemos tras el volante nos anotamos en créditos y regalamos alegremente el resultado de varios . entre uno y cuarenta -meses de trabajo para que nos den estas máquinas mortales.


No nos avisan que tarde o temprano tendremos que . por mencionar las tareas más sencillitas -cambiar una rueda o secar un dsitribuidor o abrir la tapa del radiador con un trapo húmedo para que no nos escupa un chorro de lava hirviente y nos desfigure de por vida; es decir, dedicarnos a desatornillar, cargar, desmontar, desenroscar, enroscar, engrasar, verbos que estábamos convencidos nunca serían aplicados a nosotros.


SeÑores: Somos monos con navajas láser.


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