Noto con alarma la desaparición, sin explicación previa ni comunicado de ninguna especie, de esos científicos que aparecían en las propagandas de jabones de lavar, explicando con sofisticadísimos gráficos en computadora el funcionamiento atómico de los productos que fabricaban. En su lugar – menudo reemplazo – tenemos a esos personajes angustiados que hablan a cámara en tono inimista, en algunos casos ilustrados por situaciones por completo inverosímiles, o a niÑos que explican por qué es bueno ensuciarse – como si en una propaganda de merthiolate nos explicaran lo positivo para el crecimiento interior que es cortarse una vena con un alambre oxidado – y, en el caso más preocupante, a Fabián Gianola.
Algunas teorías donde se especula cómo se ha producido esta FUGA DE CEREBROS y qué habrá sido de sus poderosos laboratorios:
LA TEORíA DEL MEJOR POSTOR: Luego de la catástrofe del 2001, o sencillamente de la diaria catástrofe paulatina en la que solemos estar inmersos, los laboratorios de jabón de lavar fueron cerrados o su presupuesto disminuido drásticamente; y sus brillantes científicos han decidido ofrecer sus cerebros al servicio del mejor postor. Dispersados en los cuatro rincones del globo, hospedados en lujosas suites internacionales y embriagados por un desfile de lujos y placeres suministrados por sus nuevos amos, los otrora honorables científicos de impecable delantal trabajan – ahora ataviados con sacos cruzados, poleritas oscuras, anteojos tipo mosca y barbas candado – para agencias de inteligencia, mafias diversas y células terroristas, pergeÑando jabones en polvo mortales y quitamanchas genocidas. Y mientras ahogan sus residuos de conciencia con un “la ciencia no es buena ni mala, es el hombre quien decide qué uso hacer de ella”, aportan los últimos detalles para la creación del lavavajillas que arrasará con esos fastidiosos aborígenes que impiden la extracción de Adamantium del páramo donde residen.
LA TEORíA POPULISTA DE LA PUBLICIDAD: Un estudio de marketing reveló que las explicaiones científicas ofrecidas por aquellos cráneos de la limpieza eran demasiado arduas para el consumidor promedio. Este quiere historias conmovedoras, autoayuda, farándula, y los creativos han actuado en consecuencia (otro estudio reveló que también quiere culo y teta, pero aún no se han atrevido a aplicarlo a este producto, aunque hay algo de sexo subliminal para mujeres en las campaÑas de Mr. Músculo!). Mientras tanto, perdidas su fuentes de trabajo, los ingenieros que explicaban el accionar microscópico de las Microburbujas Saponáricas ahora trabajan para el CONICET con magros presupuestos, y cuando toman un copetín con sus compaÑeros se ponen a hablar de sus glorias pasadas (“Yo le di su forma triangular a los Granbys y tenía un Porsche, bla, bla, bla!”), mientras los otros científicos los miran con sorna y susurran paternalmente “¿No te parece que ya tomaste demasiado?”
LA TEORíA DEL LAVADO DE CEREBRO: El estudio de marketing mencionado más arriba también pudo sencillamente reencauzar el trabajo de estos científicos: ¿han notado el aspecto alucinado y angustiado de los individuos que dan testimonio a cámara en las mencionadas publicidades? Se los nota excesivamente preocupados por el blanco de sus camisas. No es normal. Están, evidentemente, bajo la influencia de alguna técnica de control cerebral. No sería extraÑo que el mejoramiento de los jabones de lavar haya alcanzado su techo y ahora la presión estuviera dirigida, a través de oscuros mecanismos de lavado de cerebro, al usuario, para que no tolere la idea de pasar cinco minutos sin lavar su ropa. Así, los científicos que daban la cara enfundados en un respetable guardapolvos, ahora trabajan en las sombras en experimentos innnombrables, como modernos nigromantes al sevicio de las Tenebrosas Majestades del lavado, jugando tal vez con la técnica del reflejo condicionado, la inducción de fobias, los mensajes subliminles, el polvo tahitiano para producir zombies y la subyugación mental a distancia.
LA TEORíA DEL TRIBUNAL DE BIOéTICA: Algún organismo de Bioética determinó que es completamente inmoral que estos personajes continuaran JUGANDO A SER DIOS a través de la creación de nuevas formas de vida microscópicas de la estirpe delos Verdes Ensolves, los Granbys o las “Perlas Azules”; Para luego denunciarlos al Tribunal Internacional de La Haya. Mientras dura su proceso judicial se encuentran inhibidos de proseguir con sus experimentos. Sin embargo, sus perfumadas criaturas artificiales permanecen en el fondo de probetas y tubos de ensayo en la oscuridad de un laboratorio abandonado – apenas iluminado por la fluorescencia emitida por alguno de sus hermanos integrantes de cierto experimento fallido -, liberados de todo cuidado pero también de todo control y supervisión. ¿Qué ocurrirá cuando la Naturaleza, en su loca orgía de mitosis y partenogénesis, produzca algún Verde Ensolve indestuctible, o gigante o de inteligencia sobrehumana y que interprete que los seres humanos pertenecemos a la categoría de “manchas biológicas”? ¿Estamos sentados sobre la bomba de Tiempo de la Limpieza?
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