Mi control remoto es negro, aerodinámico y admirablemente resistente a pisotones y derrames de Coca-Cola.
Estas virtudes no justifican, sin embargo, la obscena ostentación de superfluosidad de la que hace gala. Como un mariscal retirado, senil y alcohólico, que aprovecha cada modesto evento social para cargarse de medallas ganadas por motivos que ya no recuerda, porta a lo largo de su superficie una docena de botones totalmente inútiles: Uno dice “turbo”; otro dice “cbl/dbs”; como si con uno no alcanzara, hay dos bautizados “search”; “audio”, “skip”, “ok/status” y “smart picture”, entre otras protuberancias parásitas engrampadas ahí para justificar la facturación de los fabricantes de controles remotos, no me despiertan más fe en su razón de ser.
Los botones para cambiar de canal son, por supuesto, indispensables. “Play”, por su parte, presta un servicio fundamental y respetable. Pero, como todas las cosas básicas, no impulsan sentimientos de admiración.
Con “Rewind” tengo una sensación ambivalente. Funciona a veces como una especie de voz de la conciencia, como un niÑo gordo y buchón que me acosa con voz chillona para que cumpla con mi deber de buen ciudadano y devuelva el video rebobinado, voz que suelo desoir por mi condición de artista rebelde. En cambio, a veces es un simpático servidor público que me ayuda a retroceder la película que quiero ver (cuando algún ENFERMO DESCONSIDERADO la ha devuelto sin rebobinar. No entiendo cómo existe gente así).
Pero es “Fast Forward” por quien siento una evidente reverencia y cariÑo. Existiendo “Play”, “Fast Forward” podría no haber existido nunca. Pero es gracias a este heroico botón que pude convencer a mi hijo -que se encuentra en plena etapa “dinosáurica”- de que “Jurassic Park 2″ es una película de dinosaurios y no una película sobre tipos que hablan, ora en la mansión del millonario demente, ora en una isla consultando mapas. ¡Nada! Ante el reclamo más leve del retoÑo por la indignante ausencia momentánea de dinosaurios, este ingenioso botón me permite saltar de escena de dinosaurio a escena de dinosaurio, re-editando a Spielberg en vivo y prácticamente en el acto (la gente que trabaja en televisión llama a esto “ponchar”).
Y si admito que el argumento se resiente un poco, la película gana en espectacularidad, diversión, impacto, y sobre todo en dinosaurios. Y desde luego que esta técnica se puede aplicar para diferentes películas, re-editando sólo las partes donde aparecen monstruos, sólo las partes de juicios, sólo las partes donde aparece el Dr. Lecter o sólo las partes donde aparece Raquel Welch. Esto es verdadero cine interactivo y no esa estupidez de elegir el idioma del subtitulado.
Por todos estos nobles y desinteresados servicios, lanzo mi propuesta del monumento. Además, le hacen monumentos a cada uno…
Publicado a las 01:24 a.m.
martes, 26 de octubre de 2004
¡MONUMENTO EN LAS PLAZAS PúBLICAS DE TODO EL PAíS AL INVENTOR DEL “FAST FORWARD” YA!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario