En 1975, en el transcurso de un importante Congreso Educativo latinoamericano, el Lic. Guilherme Guimaraes Sosa, profesor de Biología de la Universidad de Sao Paulo, sorprendió al mundo con el anuncio de que había inaugurado una nueva rama de las ciencias del comportamiento: la etología de cosas.
Según él, los logros alcanzados por Konrad Lorenz, el célebre etólogo alemán, quien había desarrollado una serie de avances para descifrar el .lenguaje de los animales. resultaban insuficientes para comprender el mundo que nos rodea; los objetos inanimados, decía, no deberían quedar fuera de este estudio, y era menester que el Ministerio de Educación brasileÑo dedicara parte de su presupuesto a la búsqueda del .Lenguaje de los Objetos., para entender que nos dice, por ejemplo, un ventilador o un pelapapas.
El anuncio de Guimaraes Sosa lo convirtió inmediatamente en el hazmerreir del ambiente académico de su tiempo, pero en lugar de dejar de lado su teoría, optó por renunciar a su cátedra, vender todas sus propiedades (incuida una fazenda familiar en Rio Grande do Sul) y dedicar el resto de su vida y sus esfuerzos a develar los secretos de nuestros inmóviles compaÑeros de viaje. Para ello, tal como Diane Fossey fue a vivir a las colinas de Kenia para estudiar a los gorilas, el biólogo se mudo a los Grandes Almacés Por-de-Sol, una popular megatienda enclavada en el centro de Sao Paulo en calidad de sereno. Su trabajo nocturno le permitió ahondar en el estudio de estos impertérritos seres, y correr, aunque sea solo un poco, el velo que oculta su hermético silencio.
Aunque hace mucho que no se tienen noticias del científico (la última vez se lo vio internarse en un shopping suburbano de Nueva Delhi), ha producido enorme revuelo entre la comunidad científica el descubrimiento de algunas grabaciones en las que se escucha a Guimaraes Sosa intentar comunicarse con algunos objetos, algunos de ellos a la venta en lso Almacés Por-de-Sol, y otros que seguramente encontraba tirados en el suelo. No se ha logrado determinar si algunos de los sonidos que se escuchan pertenecen a cosas contestándole. Sí se ha logrado descifrar, gracias a algunas anotaciones del propio Guimaraes Sosa, qué es lo que el científico trataba de decirles.
Escuchemos algunas de las grabaciones más jugosas. En la primera grabación, donde el brasileÑo pretendió comunicarse con un tacho de basura, le está diciendo .Tranquilo, tacho de basura, tranquilo, yo soy un amigo, soy un tacho de basura como vos, no huelo tan mal pero mte aseguro que soy un tacho de basura, sí, soy un tacho de basura y somos amigos.. El científico esperaba, seguramente, que el objeto le permitiera acercarse (tal vez para arrojar algún papelito):
AUDIO Tacho de basura |
En la siguiente, lo escuchamos conversar con una mesa. Al parecer le dice .Sos una mesa muy plana, buena mesa, sos una buena mesa, no voy a apoyarte nada, salvo tal vez mi cuadernito, para anotar unas cosas, buena mesa..
AUDIO Mesa |
Sigue un intento de conversación con una lámpara: .Ooooh, qué maravillosa es tu luz, lámpara, ahhh, casi me enceguece tu luz potente y maravillosa, gracias a ella puedo ver y puedo escribir sobre esta mesa, lámpara sos una lámpara muy bonita y me gusta mucho tu pie y tu pantalla..
AUDIO Lámpara |
En su conversación con un cascote se perciben algunos indicios sobre cierta inestabilidad emocional. Al parecer, Guimaraes Sosa se tropezó con el adoquín y creyó que éste lo había atacado, por lo que lo increpa duramente. .¡Quieto, cascote, filho da puta, a mí no me vas a joder, cascote, yo soy un cascote muy macho, muy macho y puedo matarte, cascote, puedo si quiero agarrarte y te tiro por la ventana, cascote da merda, puta qui pariu, cascote, ojo cascote, eh, ojo, eh, ni un paso más que te rompo la cara, soy un cascote muy macho, cascote.:
AUDIO Cascote |
Su charla con un corcho de sidra, en cambio, es mucho más amigable y parece datar de un 31 de diciembre de 1979. .Corcho, sos un corcho, qué bueno es que seas un corcho, me dan ganas de bailar, corcho, creo que es muy bueno que seas un corcho y yo también soy un corcho, corcho, feliz reveillon, corcho..
AUDIO Corcho de Sidra |
No seamos muy exigentes con el contenido de las conversaciones de Guimaraes Sosa; recordemos que justamente es con objetos con los que estaba hablando. El científico debió suponer, muy razonablemente, que el pensamiento de sus objetos de estudio era bastante elemental y no era conveniente sobrecargarlos con un discurso muy complejo. Por eso llama la atención el diálogo que intentó entablar el biólogo con una abocardadora de caÑos flexibles, tal vez por considerarla un artefacto más sofisticado. .Encuentro, compaÑera abocardadora, que la compaÑía de los hombres ya no me resulta por entero satisfactoria. Veo a mis .congéneres. y ¿qué percibo? ¡Codicia, envidia, crueldad, egoísmo, falta de reconocimiento a las mentes brillantes y originales! Por eso es que, a veces, quisiera creer en la reencarnación, despojarme de mi carne, sangre, pelo y uÑas en el proceso y volver a este Valle de Lágrimas como, ¿quién sabe? Una abocardadora de caÑos flexibles, una honesta, agradecida, simpática y hasta diría .confío en que esto no te haga sentir incómoda- atractiva abocardadora de caÑos flexibles.:
AUDIO Abocardadora de CaÑos Flexibles |
El último archivo es conmovedor, un poco porque una vez más nos hace dudar sobre la salud mental de Guimaraes Sosa y otro poco porque podemos percibir la empatía que, luego de varios aÑos de convivencia, el científico sentía por sus herméticos amigos. Su interlocutor, en este caso, es un rollito de virulana. .¡Virulana, virulana! ¡No sufras, virulana! Yo también soy una virulana. ¡Pobre virulanita, toda llena de cosas que pinchan, toda descuajeringadituchi, ven aquí, virulana, ven que te cobije en mi seno, virulana, ahhh, virulana, yo también soy una virulana! Virulana.:
AUDIO Virulana |
Guimaraes Sosa no pudo concluir su estudio de campo en el Grande Almacé Por-de-Sol debido a que fue despedido al ser sorprendido por los empleados del turno matutino, envuelto en una discusión muy violenta con un felpudo de caucho para el baÑo. Los motivos de la discusión permanecen en el misterio.
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