Parecen superhombres, pero no lo son. Parecen kamikazes suicidas que le dan a su vida el valor de una pelusa encontrada de casualidad en un saco viejo, pero ellos consideran que, sin riesgo, la vida no vale la pena ser vivida.
¡Sí! Llega el verano, y con él, los planes de vacaciones, el deso de romper con la rutina. Y, ¿qué mejor forma de romper la rutina que inyectándole a nuestros cuerpos una dosis de adrenalina (es una manera de decir, no estoy sugiriendo que se inyecten nada)? Atrás quedan el .bungee-jumping., el .rafting. y el .parasailing., desplazados por los nuevos contradeportes extremos pensados para ponerle vértigo a nuestras vidas: otra forma de disfrutar del sol, la arena y las olas.
Con la espalda completamente cubierta de araÑazos, luego de ser arrastrado sobre las conchillas marinas en su última incursión, Walter (17) practica el .barrening. desde hace unos cinco aÑos. Este singular deporte se practica con la ayuda de una plancha construida de un material muy liviano (llamado .telgopor. o .tergopol., según las diferentes escuelas de .barrening.), de color blanco, que se consigue en algunas tiendas especializadas (donde también se consiguen salvavidas inflables, ojotas, tazas de cerámica y termos). Primo menor de edad del surf, el .barrening. consiste en alejarse unos metros de la seguridad de las orillas (como diez) y esperar una ola, que arrastrará la .tabla de barrening. (o .barrenador.) y, agarrado a ella como un náufrago al trozo de casco del buque hundido, al .barrener.. .Para mí el barrening es mucho más que un deporte., dice Walter. .es una forma de vida, una filosofía de vida.. Y es que a Walter, como al 90% de la humanidad, le gusta ser arrastrado por el piso -con tal de no tomar una decisión.
Diferente es el caso de Johnatan (21), que, luego de remojarse en el mar, da vueltas en la arena hasta quedar peligrosamente rebozado, conchillas filosas y residuos tóxicos incluidos. .El milanesing., nos explica Johnatan, .nació en el Bronx, en Nueva York. Los pibes del barrio se remojaban en aguas de las tomas de incendio y luego corrían a practicar milanesing en las montaÑas de arena de las obras en construcción. Lo hacían como forma de protesta, pero luego fue sofisticándose, hasta transformarse en un deporte federado internacionalmente”. Sólo ver a Johnatan dando vueltas sobre la arena nos produce cierto vértigo, acompaÑado por cierta catatonia visual al recibir los tornasolados reflejos del sol sobre los cientos de conchillas microscópicas que cubren el cuerpo del muchacho. ¿Las recomendaciones para introducirse en este deporte? Johnathan nos desasna: “Empezar en casa, mojándose en la baÑadera y luego revolcarse sobre maizena, luego pasar a polenta o azucar negra, e ir subiendo en dificultad. Con paciencia, te podés convertir en un milaneser extremo, revolcándote sobre miel y vidrio molido. Yo todavía no me animo..
El .milanesing. parece un juego de niÑos, sin embargo, si se lo compara con el .entierring.. Mientras entierra sus pies en la arena hasta hacerlos desaparecer por completo .un espectáculo no apto para impresionables-, Nahuel nos explica que para el .el entierring es más que un deporte, es una forma de vida.. El principal peligro de este deporte .ser atacado por almejas- puede paliarse untándose la piel con vinagre, que las espanta. El .entierring. tiene varias categorías: el .Foot Entierring., el que practica Nahuel, el .Knee Entierring., en el que el entierrer se entierra hasta la rodilla y debe ponerse unas zapatillas delante de las piernas, simulando que es un enano; y por fin, el .Head Entierring., que solo puede practicarse en equipo, ya el objetivo es sacarse una foto donde el otro jugador pisa la cabeza del entierrer en el piso como si fuera una pelota.
El .queming., en cambio, puede practicarse solo, y no requiere tanto esfuerzo físico como paciencia y resistencia. Practicado inconscientemente por millones de boludos que dicen .querer broncearse., los riesgos de esta actividad (cáncer de piel, dolor, no poder dormir, gritos) la convierten en un deporte para los más valientes. .Practico queming suave, ya hice mucho queming durante mi juventud y no estoy para estos trotes., dice Ramón (43), recostado en su loneta al tibio sol a las siete y media de la tarde. .Gracias al agujero de ozono, te garanto que es arriesgado incluso a esta hora.. Tomás (27) lanza una carcajada irónica, mientras seÑala su piel cubierta de manchas entre fucsia y purpúreas, como su hubiera sido cubierto de latigazos. .Queming en serio es el que practico yo. Yo llego a las tres de la tarde, me pongo un cacho de protector, me meto en el agua y cuando salgo me quedo dormido.. La especialidad de Tomás, nos aclara éste, se llama .Bolud Queming.. De más está decir que no se sabe si esta disciplina es más extrema para sus practicantes o para los que tienen que contemplarlo (puede producir cierta acidez estomacal y cefalea). Un párrafo aparte merecen los que practican el .Foot Queming., que recorren descalzos y a los saltitos la .parte de la arena caliente. hasta el mar, pero igual los vamos a dejar en éste párrafo.
.El vértigo de los giros a toda velocidad de la rueda, el sonido ensordecedor de las campanadas, la adrenalina de no saber cuántos te van a tocar. No sé, son tantas cosas.., aventura Roxana (18) al aventurar dónde están los encantos del .barquilling.. Si bien es uno de los pocos contradeportes extremos que al final tienen una recompensa (entre dos y quince barquillos, según el número que seÑale la mágica rueda), es cierto también que contiene algunos peligros ocultos. .Mi primo trató de poner el dedo para frenar la rueda en el quince y casi se lo tienen que amputar. Bueno, y aparte el barquillero casi le deshace el culo a patadas., comenta Roxana con el rudo lenguaje de los barquillers.
Las opciones no se detienen ahí; existen otros contradeportes, como llevar la radio y poner a Arjona o a Kapanga a todo volumen (.Pelotuding.) o recorrer la playa en una 4 X 4 a las cinco de la tarde (.Reverendohijodeunagranputing.), la ingestión de sándwiches de milanesa con arena (.Mierding.) o la exhibición extrema e indiscriminada de carnes fofas (.Fofing.). Alternativas todas para quienes quieren tener un verano diferente, extremo, arriesgado, y sobre todo, horrible.
.Chuf-chuf. de hoy:
Qué bueno es que yo te exhorte,
¡A hacer extremos deportes!
¡Intríngulis Píngulis! ¡Uh! ¡Uh! ¡Uh!

La palabra “luthier” quiere decir “fabricante de laúdes” o “laudero” (del francés lute -laúd-). Con los aÑos su uso se hizo extensivo a la construcción de instrumentos de cuerda, o en sentido amplio, a la construcción de todos los instrumentos. ¡Mirá vos! (Fuente: El lector Zeta, que dice .soy laudero -guitarrero en mi caso-, aunque luthier suena mucho mas importante, sobre todo cuando uno lo dice poniendo trompita y sin pronunciar la r final. Lo leí en varios libros y además es algo que es sabido en nuestra secta.. Probabilidades de exactitud: 199 %%, porque el tipo es LA-U-DE-RO)

Esa misma maÑana, buscando tranquilidad espiritual, visito la simpática parroquia frente a la plaza que los lugareÑos llaman pomposamente “la Catedral” (obsérvese la ausencia de rampas para discapacitados). Luego de reflexionar y recuperar algo de entereza, converso con el curita del pueblo (uno de esos párrocos gauchazos y campechanos que pueblan los rincones más olvidados de nuestra tierra), que me explica que la “Catedral” es uno de los grandes orgullos del pueblo platense. No puedo evitar una sonrisa socarrona, y ante la mirada inquisitiva del cura, no tengo más remedio que explicarle que para mí una “Catedral” es otra cosa; que en Buenos Aires, las Catedrales alcanzan miles y miles de metros, y sus agujas neo-post-góticas se pierden en el infinito, y que tenemos una cada tres cuadras. Pero -a modo de concesión- eso no es lo importante, ya que Dios está en todas partes, incluso en esta vieja casona semi-reciclada con las paredes descascaradas y el piso sucio.



El huevo revuelto, alimento de desayuno por excelencia, pasa de este modo a formar parte del almuerzo. Podemos decir que los platenses practican un muy personal “brunch”, más propio de yuppies que de esta gente buenaza y sencillota. De cualquier modo, se trata de un alimento sano, nutritivo y proteínico, el combustible de alto octanaje que mueve a estos hombres y mujeres de pura cepa argentina en su lucha contra las inclemencias de la barbarie, el contacto con la incontrolable naturaleza y la lotería diaria del mendicante “dólar, sinior, dólar” que los pinta de cuerpo entero. ¡Viva La Plata!

Como en La India, pero en la India primitiva y supersticiosa, no en la India actual dominadora del átomo, rige en La Plata un despiadado “Sistema de Castas” atomovilístico. Están los “Veteranos”, conductores privilegiados y expertos y están los “Principiantes” o “Intocables”, a quienes se estigmatiza con un humillante cartelito en la luneta trasera (ver foto). Estos “principiantes” no tienen derecho humano alguno, deben ceder el paso siempre, la luz verde se enciende para ellos sólo ocasionalmente, su bocina es desconectada y, al libre arbitrio de los “Veteranos”, pueden ser arrancados de sus autos, arrastrados por el barrio cargando el oprobioso sambenito y apaleados por violentas bandas de “Veteranos” que recorren el “cuadrillé” platense, sin que las autoridades intervengan (ver foto). 
Llegados a la simpática localidad de La Plata, que con todas las prevenciones hechas por mi instructor en Supervivencia me sorprendió por su pintoresquismo -por llamarlo de alguna manera- los billetes resultaron una bendición, ya que la presencia de un grupo de porteÑos no pasa desapercibida para los locales. No pusimos un pie en la frontera que nos vimos rodeados por carteristas, vendedores de baratijas y mendicantes, gimiendo “dólar, sinior, dólar, sinior” en su cerrado dialecto. Pudimos deshacernos de ellos arrojando puÑados de billetes de $2 al aire. Mi fiel asistente Kiriatos se solazó en arrojar algunos billetes a un punto equidistante de dos platenses, haciendo entrechocar sus cráneos. Luego de reirme lo indecible, reconvine a Kiriatos para que respete la idiosincrasia local (“No molestes a los platenses, Kiriatos”).
Por mis primeras impresiones y contactos con las costumbres de los lugareÑos, puedo intuir lo infernal de mi estadía futura. Intentaré, si es que los “cybers” locales (unas burdas máquinas de escribir conectadas a la red telefónica) me lo permiten, pedir a Clarín Enterprises Inc. que me releve de mi misión lo antes posible. Uy uy,uy,se corta, se corta la c