martes, 10 de abril de 2012

¡Lanzan descarnada defensa de Natalia Oreiro!


Están en todos lados, acechantes, agazapados, esperando su Momento. Sacando número, haciendo fila y reservando hora telefónicamente, ansiosos y con la adrenalina palpitándole en las glándulas, a la pesca de su momento protagónico, de reivindicación y alineamiento de la Sociedad en su defensa, bajo el grito de “Hoy Todos somos ‘X’”. ¡Es el Ejército de los Ofendidos Profesionales! Y para integrarlo alcanza con tener un grupo cualquiera de pertenencia. Un carné, un título, un árbol genealógico o un número de socio. Y ya está. Ya no hace falta ser negro, judío, mujer o pobre para sentirse ofendido y discriminado. ¡Hoy todos somos discriminados!



Hasta no hace muchos meses yo era un defensor de la “Corrección Política” como el que más, porque no creía que hubiéramos alcanzado el enfermizo estado de su país de origen, EEUU, y su calvinista y enloquecedor sistema idiomático de “Challengeds”, “Citizens” y “Peoples” de variades edades, colores, sexos y caracteres físicos. No me arrepiento: Tenemos una cadena televisiva que hace chistes racistas con bolivianos sin la más mínima consecuencia, y una cultura familiar precámbrica que todavía justifica los cachetazos como forma de educación.



Pero caramba, cuando ya ni siquiera se puede hablar mal de los verduleros es que vamos por mal camino. ¿Así que la no muy iluminada Natalia Oreiro revela que a los verduleros les falta esmowing a la hora de ponerle nombre a sus hijos? ¡Denunciémosla al Inadi! El cargo: ¡Esnobismo de Palermo Hollywood! ¡Hoy somos todos verduleros! ¡Primero criticaron a los verduleros pero no me importó, porque yo no era verdulero! “Soy quinta generación de verduleros y esto ofende a toda mi familia, incluso a los muertos, me parece re mal que la Sra. Oreiro se burle de los muertos”; “Seguro que la Señora Oreiro le compra el tomate en una tienda de Diseño”; “¡Me parece una generalización re discriminatoria! Yo por ejemplo soy verdulero y mis hijos se llaman Calfucurá Confucio Fernández, Shub-Niggurath Montmorency Fernández e Iphigènie Baretta Anticonstitucionalísimamente Fernández (Fernández es el apellido)!” Y así hasta que Oreiro sucumba ante el oprobio social.



Dejémonos de joder, no tengo nada contra los verduleros, pero bueno, no, sí, pará, tengo un montón de cosas contra los verduleros. Tantas que las palabras de Oreiro son prácticamente un elogio. Para empezar, tienen la verdura a precio de oro. La verdura, que, como dice Alf, es “de lo que se alimenta la comida”. ¡Un REGALO de la tierra! ¿No vieron a cuánto estaba la LECHUGA la semana pasada? Y la culpa nuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuunca es de ellos, noooooooooooooooooooo. O es el intermediario o el Gobierno o el Mercado Central, ¡y si no, la HELADA! ¡Ah bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeno. Es prácticamente el único gremio que le echa la culpa al clima cuando labura mal. ¡Yo llueve truene granice o haga sol cobro lo mismo, flaquito! Después, lo que tardan, que te peso la papita, la chauchita, la ciruelita y un poco más y te tenés que quedar a dormir ahí y te escriben la cuenta en un papelito, olvidate de la factura con razón social, CUIT y logotipo creado por un diseñador gráfico (como debe ser en una verdulería en serio), y te van poniendo las bolsas de verdura en un rincón con la secreta esperanza de que te olvides alguna. Y nunca tienen repollitos de Bruselas, ¡ni un repollito de Brusela tienen (porque el singular de “Repollitos de Bruselas” es “Repollito de Brusela”)! Y además tengo la teoría de que son sordos. No sé, no te escuchan, son medio duros de oído.



¡Basta de defender a cualquier grupo humano por el hecho de ser un grupo humano, hasta te diría que ya el grupo humano es peor, porque si el humano es malo, en grupo son varios! Si Mrs. Mollo se hubiera metido con los carniceros todavía, porque los carniceros son igual de malos que los verduleros pero por lo menos manejan instrumentos cortantes y yo con esos por las dudas no me meto.



Te digo más: ¡Basta de defender a nadie y menos todavía de defenderse a sí mismo! ¡Recuperemos la vieja práctica deportiva de la ofensa GRATUITA e INDISCRIMINADA, que fomenta el diálogo franco y el libre intercambio de ideas (bajo la forma de malas palabras, calumnias, dolo y daño moral), y sin la cual Internet sería un PÁRAMO, porque otra cosa, ¿sabés quién tiene la culpa de todo esto? ¡FACEBOOK! Cuando había blogs todo el mundo se putiaba por cualquier cosa (y fomentaba el diálogo franco, etc.). Ahora la gente en FB como cree que su audiencia son “amigos” le tiene alguna consideración. Yo te voy avisando: No son tus amigos. La mayoría te APUÑALARÍA POR LA ESPALDA ALEGREMENTE (o te pone fotos de perros desfigurados, que es más o menos lo mismo) y sin que se le agite el aliento. Así que putialos a todos, y de paso putiate a los verduleros, los carniceros, a Natalia Oreiro, negros, judíos, putos, mujeres, pobres, la mar en coche e incluso –mirá la audacia de mi propuesta- putiate a la gente que odiás en serio, y vamos creando un anticuerpo contra el Síndrome del Ofendimiento Universal.



Y ahora los dejo que tengo que buscar a mis hijos Vercingetorix Strauss Fotheringham Podeti y Coconor Obi-Wan Gabba Gabba Hey Braulio Podeti, que yo soy bloguero y me rompo la cabeza un poquito, ¡matensé! Como digo en mi libro.


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