¿No será que la culpa la tiene “La Ley y el orden”? Porque viste que antes el héroe era el abogado defensor, el que luchaba por sacar a su cliente de la cárcel, contra policías corruptos y jueces fascistas y el sistema carcelario. Curiosamente, Perry Mason, Petrocelli y Al Pacino en Justicia para Todos habitaban un mundo moralmente más conservador que el nuestro pero el Mal estaba representado por la Cárcel, los Fiscales y la Policía. Eran héroes del Garantismo, digamos. Ahora, en cambio, el héroe es el fiscal y la gente se representa a sí misma montada sobre un caballo blanco con la sola acción de extender el índice hacia el chivo expiatorio elegido, y cuanto más débil, marginal y solitario el acusado, ¡mejor! A ver si todavía acusás a un groso y el tipo se enoja y te grita.
Tras esta vocación por formar parte de la manada predatoria, sin embargo, se oculta un miedo atávico, acompañado de un razonamiento de superviviencia más atávico aún: ¡si el acusado es otro, de momento zafo de que me acusen de algo a MÍ!
¿Cómo pasamos del Petrocellismo al Laleyelordenismo? ¿Es acaso una señal de la santurronería privada (una especie de salvaguarda espontánea de la Moral ante la relajación de costumbres impuesta por los progresos sociales) de estos tiempos? ¿O de lisa y llana holgazanería mental?
El juego se llama “Fiscaleitor” (O “Yo acuso”) y las reglas son más o menos las que siguen:
1) Cada acusación y/o denuncia vale unos 50 puntos.
2) Cada “acusador acompañante” que se sume a la acusación que formulo, vale 30 puntos para mí.
3) Sumarme a la acusación de otro, en cambio, vale 100 puntos, porque se entiende que no tengo ningún interés personal y lo hago sólo por rectitud y nobleza.
4) “Mini-acusaciones” extra de todo tipo hacia quienes discuten mi acusación: 15 puntos (Maniobra “Ojo que para vos también hay masita”).
5) Conseguir agregar un segundo acusado o “cómplice” a la causa original: 40 puntos.
6) Si el acusado soy yo y logro revertir la acusación contra mí hacia mi acusador original, 200 puntos de bonus por revertimiento.
7) Si me contra-acusan, y logro esquivar esta acusación, 10 puntos por “Gambeta de oro”.
8 ) Si me contra-acusan, y logro desviar la acusación hacia un tercero (por ejemplo, un “acusador acompañante”), 10 puntos por gambeta más los 50 por acusación.
9) El acompañante, por otro lado, pierde todos sus puntos acumulados.
10) Agregar acusaciones secundarias –acerca de otros temas- a lo largo de la acusación puntual: 15 puntos por acusación secundaria.
11) Reflotar acusaciones caducadas sobre hechos de la antigüedad durante una acusación puntual: 5 puntos (la “Maniobra ex esposa”).
12) Cuanto más improbable, rocambolesca e insultante es la acusación –tipo decirle a Nelson Mandela que su detención fue “funcional” al apartheid- se agregan 300 puntos extra.
13) Al final del partido resulta ganador quien más “puntos de acusación” haya acumulado y resultará perdedor quien haya acumulado más puntos en su contra. Se le entrega un premio especial a quien haya formulado un sinfín de acusaciones y luego otorgue magnánimamente su perdón al acusado, haciendo cuatriplete de acusador, juez, verdugo y Mesías (“Yo te lo pongo/Yo te lo saco”).
De cualquier modo existe un “súper-perdedor”, que es el que no juega, porque, sin escudo de dedos índices al contraataque, es el candidato ideal al fusilamiento.
miércoles, 8 de febrero de 2012
¡Explican las reglas del “Fiscaleitor”!
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