Escribe Kiriatos
Fiel Asistente Griego
elouzorulea@gmail.com
Me dice el Patrón que “ya que sos griego comentate algo de lo que renunció el dictadorzuelo de ese paisucho aceitunero tuyo, viejo borracho infeliz, que para algo te pago además de lavarme los calzones a mano”. ¿Y cómo negarme cuando me lo pide con esos modos, que han mejorado sustancialmente desde los que utilizaba cuando inciciamos nuestra relación laboral? De más está decir, además, que debo ser prácticamente la única persona con autoridad moral en el país para hablar de la crisis griega. Porque soy griego (o “grequeta”, como me dice el Patrón cuando toma de más). Antonio Laje por ejemplo a veces habla de la crisis griega. Pero pregunto, ¿es griego? No, no es griego. Así que callate, Antonio.
No tengo desgraciadamente la posibilidad de hablar “in situ”, a pesar de mis ruegos al Patrón para viajar, ver cómo está mi querida familia y mi Asno Kalikrates (que a sus 92 años de edad,s e puede decir ya está viejito, incluso para los estándares de la tradicional longevidad mediterránea) y chequear si mis ahorros (que ascienden a unos 23 dracmas) aún continúan enterrados siguen seguros, enterrados bajo ídolo pre-helénico de 45 toneladas que orna la plaza central de mi aldea. Sin embargo el Patrón me aclaró que tiene una “política muy firme con lo de retenerte el pasaporte. Si fuera por mí te lo daría, pero tengo que respetar esta política –planificada y llevada a cabo en un 100 % por mí- que me imponen desde afuera, lo siento en el alma, Kiriatos”. Así que tengo que conformarme con la información que me envía mi padre.
Por lo que cuenta, toda la aldea (los 65 totales) están desde hace varios meses acampando en la Casa de Gobierno del pueblo, golpeando sus vasijas griegas de 2.000 años para protestar. Éste método de protesta (“vasijazo”) es sumamente criticado porque al cuarto golpe estallan en pedazos, y hay que ir de nuevo al yacimiento de vasijas en las afueras del pueblo a buscar más y medio que se están acabando. El bisabuelo, que a sus 200 años todavía tiene bastante energía entró a la Acrópolis de la aldea y logró sacar unos muebles afuera, que procedió a quemar (una imagen que recorre el mundo y a los griegos que hemos emigrado nos llena de vergüenza). Las palabras de Nikos Jamandreu, el alcalde (”quien puso euros, recibirá euros”) no parecen tranquilizar a la población y se teme el regreso al “tetradracma”, con tetradracmización de ahorros y todo. Por otro lado se teme que renuncie y sioga los pasos de Papandreu, huyendo de la Casa de Gobierno en Carro de Faetonte.
Es interesante cómo las formas de protesta reflejan el espíritu de cada pueblo: Allí donde los argentinos entonan cánticos con rimas de preescolar (dicho con todo respeto), mis compatriotas recitan al unísono diferentes Parábolas del Viejo Karayannis. La que transcribo a continuación es nuevita y una de las más recitadas:
Cuentan que un día la Aldea del Viejo Karayannis había decidido sustituir su método de trueque habitual (un asno = 10 kgs de aceitunas = 5 kgs. De gyros pitta) por el tipo de cambio utilizado en Atenas, que utiliza pequeñas rodajas de queso feta a manera de monedas. Según unos asesores económicos (que eran, convenientemente, atenienses) esto traería la proesperidad y bienaventuranza a la aldea.
Efectivamente, los habitantes de la aldea vivieron una bonanza económica sin precedentes, llegando a tener un asno y medio cada uno, y los más pudientes un asno y medio y un cuarto de cerdo. ¡Incluso se iniciaron obras verdaderamente faraónicas, como una cloaca central! Este mundo de fantasía obnubiló a los aldeanos, que creyeron que los buenos tiempos durarían eternamente, o hasta que los Dioses del Olimpo lo decidieran.
Un día, un ateniense se acercó consternado, diciendo que muy lejos de allí, al otro lado del Océano –en Turquía- había ocurrido un problema con unas hipotecas subprime y una burbuja inmobiliaria creando una crisis de confianza y una mala evaluación crediticia de las entidades calificadoras de riesgo y la Lehman Brothers, bla, bla, bla, la cosa es que ahora debían $$$7.00 9&&%$$$ 345.999,000$%66&78 quintuplatillones de decadracmas y si querían seguir recibiendo rodajas de queso feta deberían pagar con 17 litros de sangre per cápita a la semana y diversos favores sexuales, incluyendo a los miembros del Consejo de Ancianos; luego insistió que lo decidieran rápido porque si no se podían poner nerviosos unos seres misteriosos e intangibles (¡Cual ninfas o Hados!) llamados “Los mercados”.
Los habitantes de la aldea se sintieron embargados por la consternación, y le dijeron al hombre “que les diera un par de días”. Fue entonces que visitaron al Viejo Karayannis para pedirle que los defendiera del trato abusivo que les estaban brindando los atenienses; a cambio, le darían los $$$7.00 9&&%$$$ 345.999,000$%66&78 quintulatillones de decadracmas que les había reclamado el enviado de Atenas, y negociaron un poco el tema de los favores sexuales para que el Viejo Karayannis (cuyo apetito carnal era insaciable y, según se decía, “comparable a la Fuerza de diez mil centauros”) limitara su uso sólo a los días impares. “¡Así, tendremos los días pares para recuperarnos!”, se felicitaban astutamente los aldeanos.
El Viejo Karayannis, luego de cobrarse un par de decenas de adelantos y siendo hombre de palabra, se dirigió a Atenas, y luego de arrasarla completamente, dejando a la totalidad de los atenienses ciegos y abandonados en un páramo poblado de demonios necrófagos, continuó hacia el norte arrasando todo lo que estaba a su paso, llegando hasta la “Última Thule”. Luego, bajo por la costa del Atlántico, arrasó Bélgica, Francia y España, pegó la vuelta por Alemania –a la que también arrasó con especial saña porque un tirolés le contestó mal- y se asentó en Suiza (después de arrasarla), donde tuvo cincuenta hijos a los que educó y enseñó diferentes técnicas de arrasamiento y los desperdigó por diferentes partes del mundo, que quedó absolutamente desolado. Luego de treinta años, el Viejo Karayannis se dio un golpe enla frente y se acordó que todavía no había cobrado su platita en la aldea, así que volvió –arrasando a varios países en el camino y derribando a puñetazos los Alpes y varias cadenas montañosas menores. Cuando llegó, los aldeanos que quedaban (la mitad había muerto de insomnio y “stress”, no pudiendo tolerar lo que les esperaba cuando volviera el Hombre más sabio de toda Grecia) lo recibieron con algarabía fingida y completamente aterrorizados.
Entonces escucharon estas sabias palabras: “Cuando hace años me pedisteis que os ayudara con el problemita de estos Atenienses, yo era a mis 95 años de edad aún joven y codicioso; sin embargo, haberos ayudado me fue más provechoso a mí que a vosotros: Recorrí el mundo. Dejé amplia descendencia. Hice buenos negocios. Arrasé varios países, con lo que me gusta. Y pasé una temporadita en Amsterdam, que me re abrió la cabeza, me pareció un país super copado. Por lo que ahora, en lugar de reclamaros vuestra deuda, me veo obligado a deciros ¡Gracias! ¡Gracias!”
Los 7 aldeanos sobrevivientes lanzaron un grito de algarabía al unísono, y abrazaron con gran cariño al Karayannis. Éste sonrió torvamente y se desplomó al piso, ya que estaba completamente borracho (lo que explicaba el enevolente discurso que acababa de lanzar). Al día siguiente, ya lúcido y con una resaca terrible fue casa por casa, bastante ofuscado, reclamando “la plata, cuando me van a a pagar la plata que me deben” y cobrándose algunos favores sexuales atrasados, para gran consternación de los aldeanos. Tipo cinco de la tarde, como aún éstos no habían logrado reunir el dinero, el Viejo Karayannis chasqueó la lengua con bronca y arrasó la aldea cien veces seguidas, de la que no quedaron ni cadáveres y luego se volvió a Suiza donde vivió una vida larga y provechosa.
Creo que esta parábola nos enseña varias cosas, ninguna de gran aplicabilidad al momento económico que estamos viviendo y además provoca que las manifestaciones de mi pueblos e hagan un poco largas. ¡Pero son parte esencial de la cultura de mi tierra, a la que sólo puedo acariciar con la pluma de la nostalgia y dedicarle encantadoras romanzas desde el corazón de mi santuri!
lunes, 7 de noviembre de 2011
¡Kiriatos explica lo último de la crisis griega!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario