BOB EL RECONSTRUCTOR: Una de las tentaciones más peligrosas que acechan al Divorciadito es la de “Rehacer” su vida. Como si fuera un castillito de Lego, o un avioncito para armar: “Listo, ésta me salió para el culo, pero no importa, tengo una segunda oportunidad, voy a armarla de nuevo, sólo tengo que estudiar mejor el planito y no excederme con el pegamento y ‘reharé’ mi vida. Estará ‘rehecha’, pero bien.”
Mi querido amigo, la vida no se “rehace”. Si intenta repetir el experimento, lo más probable es que le salga mal de nuevo, porque sigue siendo el mismo inepto de la vez pasada, hará las mismas tonterías y pronto se convertirá en uno de esos “Divorciados Seriales” que van dejando su energía, dinero e hijos desparramados a lo largo de su despelotado paso.
No me malinterprete, puede volver a casarse y tener hijos, ¿por qué no? Pero no estará “rehaciendo” nada; estará haciendo una cosa completamente distinta; y sobre la que ud., como la vez pasada, no tiene la más puta idea. Así que si va a hacerlo, hágalo con un saludable e inconsciente ESPÍRITU KAMIKAZE, como los surfers asaltantes esos de la película.
EL POBRE DESGRACIADO: Una etapa que todo Divorciadito debe atravesar con la menor dignidad posible. El Divorciadito llora solo en su covacha alquilada, acostado sobre su colchonetita piojosa, y se lamenta amargamente de todo lo que le pasa a él, que es tan bueno e inofensivo. Esta actitud tiene sus réditos: la mitad de mi primer depto de divorciado la amueblé gracias a la lástima que despedía por todos los poros. Pero lamentablemente tiene fecha de vencimiento (se calculan unos ocho meses, aprox). A partir de allí, deja de despertar simpatía para despertar su gemelo malvado, el asco; después de todo, durante ese tiempo habrán surgido otros divorciaditos a los que sus amigos también deben tener lástima, que es una materia prima finita.
El Divorciadito que no alcanza a comprender este proceso entrará en un espiral de autocompasión, haciendo todo lo posible para empeorar, a ver si recupera alguna esquirla de compasión ajena. Engordará. Se vestirá con remeras manchadas de tuco, se entregará al alcohol y a la masturbación compulsiva, hará llamados nocturnos a ex novias y a inminentes ex amigos. En resumen, se revolcará en un inmundo cóctel de sus propias lágrimas (y uno que otro fluido corporal) hasta crear una “Charca de Lástima” de la que le resultará difícil salir, y ya no habrá forma de diferenciarlo de un habitante de las Profundidades, una especie de Gollum o un Morlock, pero ni siquiera un Morlock antropófago, sino un Morlock famélico y caquita. Alguien que lo trate como a una persona grande y le diga “das asco” suele ser un buen antídoto.
EL HOMBRE QUE NO TUVO JUVENTUD: Se trata de un individuo que se ha casado muy joven, o que está casado desde hace tanto tiempo que no recuerda si alguna vez fue joven y soltero. El tipo considera que todos sus años de casado no le han dado rédito alguno, y que por lo tanto, no existieron; por consiguiente,al haber salido de aquel, por lógica tiene que tener la misma edad que cuando entró.
El sketch del cuarentón intentando hablar en jerga juvenil o chateando con “minitas” es un gag ya clásico, aunque oculta un trasfondo bastante trágico: el del paso del tiempo, y encima corrido o desfasado. De las patologías de Divorciadito, sin embargo, es una de las más inofensivas, así que en lugar de proponer una cura sugiero que lo utilicemos –al verlo con los primeros resultados de su tratamiento de reimplante capilar, o hablando de música correspondiente a su inmediata generación posterior- como elemento de sano escarnio y risa.
EL “WINNER”: Este Divorciadito se saltea compulsivamente la etapa de “Pobre Desgraciado”, dispuesto a mostrarle al mundo el craso error que fueron sus años de matrimonio. Adelgaza quince kilos, se broncea, va al gimnasio, renueva su vestuario, practica kick boxing o aladeltismo y sale con chicas veinte años más jóvenes. Probablemente algunos amigos le recomienden vivir más profundamente su duelo, consejo que el Winner desestima con toda sabiduría, para anotarse en una excursión al Aconcagua o comprarse una lancha. Y yo digo: ¡Dejen en paz al “Winner”! ¿Acaso tiene él la culpa de que el resto seamos unos ENVIDIOSOS ENFERMOS? ¡Dejémosle en paz y que disfrute de la vida todo lo intensamente que sea posible!
Después de todo, es evidente que todavía no le llegó la notificacion por el juicio de alimentos que le está iniciando la ex, así que, ¿por qué ser nosotros quienes le arruinemos la fiestita?
EL ABOMINABLE HOMBRE DE LA COVACHA INMUNDA: Como sobrecompensación a los avatares del divorcio, este Divorciadito se congratula para sus adentros que por lo menos ya no tendrá que tolerar los pequeños inconvenientes de la convivencia con la femineidad ajena: Limpieza diaria, objetos decorativos, organización diaria y componendas matrimoniales; se deja entonces una barba frondosa e ingobernable, organiza asados o partidas de póker a horas satanicas, se regodea en la pornografía por internet, los maratones de “La ley y el orden” y el alcohol. En un ataque de masculinidad más intenso, puede comprarse una moto vieja, unas pesas o un perro (en lo posible, viejo y tuerto). Muy pronto su casa se convierte en el alegre refugio de otros ejemplares intentando huir transitoriamente de las manías femeninas, sonorizado por discos de rock pesado o free jazz.
No es una vida del todo reprochable, pero a menos que el divorcio haya sido realmente muy muy muy infernal, la misoginia se va evaporando con los meses; entonces, ante la nueva e inevitable presencia que alegrará su vida deberá contratar una señora que limpia, poner a resguardo sus revistas pornográficas y bajar el volumen de sus discos de Riff, primeros escalones hacia un Nuevo Orden.
sábado, 21 de septiembre de 2013
¡Denuncian las 5 Tentaciones del Separadito!
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