martes, 12 de marzo de 2013

¡Explican por qué, con gente que no es como yo, el Mundo tiene Esperanzas!


La otra vez, o ayer, o el otro día, presencié una discusión en Facebook (lo más parecido que tengo a una “Interacción con otros seres humanos”) en la que se instaba a un tipo a “no filtrar”, a “decir todo lo que pensara, y al que no le gusta que se joda” y otros consejos dignos de Gengis Khan.



Meditando sobre esta toma de posición, que me parecía en principio una completa locura, llegué a la siguiente conclusión: quienes la emitían eran personas demasiado buenas; gente que puede decir exactamente lo que piensa porque piensa cosas buenas y puras –por lo menos en comparación con el común de los seres humanos- ya que, de otro modo, no creo que puedan llegar al final del día sin que alguien los divorcie, los despida o los mate.



Por ejemplo, el otro día fui al supermercado y me vi obligado a cometer el horrible pecado de Hipocresía tan denostado por estos ejemplares: por ejemplo, al tipo que estaba delante de mí –que estaba comprando una docena de paquetes de toallitas femeninas- me cuidé muy bien de decirle que no debería estar haciéndome perder el tiempo con esa compra ya que un hombre de su edad no tenía derecho a tener una esposa que todavía menstruara; y a la china de la caja no le dije que era sorprendente que su país de origen hubiera llegado a ser una superpotencia si todos sus conciudadanos eran tan estúpidos, lentos y antipáticos como ella. Por fin, cometí la infame fallutería de no explicarles que ambos hacían un gran equipo en la tarea de cagarme la existencia ya que sólo había ido a comprar una gaseosa y que si su objetivo en la vida era poblar el mundo de males, podredumbre y devastación estaban haciendo un trabajo magnífico y que en el Infierno ya debían estar preparándoles una bienvenida con fuegos artificiales, stands de empanadas y la actuación de Fuerza Bruta.



Todos estos pensamientos se cruzaron por mi cabeza en un lapso no mayor a tres minutos, es decir lo que duró mi estadía en la compra, y eso que soy un amor de persona. Por tanto, los humanos sin filtro que mencionaba deben ser prácticamente unos santos si pueden permitirle a su cerebro pasar a su lengua sin la intervención de oficial aduanero alguno.



A menos, claro, que no dijeran la verdad; pero eso no es posible, ya que dijeron que estaban en contra de la hipocresía. ¡Es para volver a tener Fe en la humanidad!



Miren, en la semana de Shemp, un video sobre “El Falso Shemp” (proporcionado por Lucas Nine)


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