(Presentando al Justificólogo: Un tipo que te justifica lo que sea)
Hoy: Justificación del Trabajo
Yo sé que salvo que hables con un taxista o un jubilado (¡Y juro con Dios como testigo que jamás lo haré otra vez, porque me recuerda éste los Infiernos de la Vejez y el Averno de tener que ir de un Lugar a Otro aquel!), decir que trabajar está bien queda mal. Tipo que el Trabajo es el origen de todos los males, que es el sostén del Sistema, que el Capitalismo, que el exceso de Producción que está lelvando nuestro planeta a las ruinas ay ay ay uy uy uy bla bla bla.
Pero hablemos de la Entropía, el Tiranosaurio Rex del Universo. Esa Fuerza Demoledora e Indestructible, que con la ayuda de su diabólico hermano, el Tiempo, arrasa con todo lo que conocemos y lo que –por nuestra condición de efímeros mortales hechos de carne y pelo- kamás tendremos la oportunidad de conocer, o imaginar quisiera. La Entropía convierte ese volumen con estampas japonesas de encuadernación lujosa y papel satinado (que en su momento te costó alguna pelea con tu cónyugue o con un amigo con ideas muy firmes sobre lo que es ético gastar en un libro) en miserable polvo. Tira tu Hogar abajo y en tus propios ojos, no tan de a poco como creés, en forma de paredes que se descascaran, lamparitas que se queman, parquets que se levantan –en apariencia- levemente, hasta dejarla tarde o temprano en ruinas.
¡La Entropía, por fin, va percudiendo tus órganos internos y tu aspecto exterior, no en forma uniforme y predecible sino como un matón aprovechador y sádico –y algo desequilibrado- que te va metiendo puñetazos aquí y allá, luego te deja en paz por un tiempo, luego te mete cuatro o cinco patadones simlultáneos y luego se enceguece y ya no se detiene, hasta que te lleva a la misma Tumba! ¡A vos, a tus amigos, tu familia y hasta a tus peores enemigos y al Universo mismo! ¡No tiene un plan, ni una lista, ni un orden de prioridades: en lo único que piensa es en JODER, y tiene las 24 horas para planificarlo y ejecutarlo! O sea, un encanto la Entropía.
Y mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros, insectos con todas las de perder frente a este Poder Supremo? Enfrentarla, como un David contra cien Goliats, haciendo lo que hacemos cuando hacemos algo. Desde la señora que limpia, que intenta que el polvo vuelva al lugar de donde vino al matasanos que para bien o para mal trata de que nuestra sangre siga circulando por los carriles y al ritmo habituales, pasando por el mecánico, el plomero, y hasta el frutero, que mediante el expendio de bananas pugna por que el potasio no se evapore de nuestro organismo, todos no hacemos otra cosa que combatir la Entropía, el Caos y el Desorden. ¿Una lucha infructuosa? ¡Sí! Pero, ¿acaso hay otra lucha?
(Excluyo de esta noble cruzada a oficios cuyo corazón parece ser aumentar el desorden: Expertos en demoliciones, lijadores de muebles, fabricantes de armas y organizadores de fiestas. Todos infames aliados o tal vez “Hombres Robot” de la Entropía)
¡Todo lo que hacemos en nuestra existencia es un manotazo de ahogado por conservar las cosas en orden! ¡Y en la lucha para que las cosas no se vengan abajo solas, tal vez trastabillamos o nos hacemos daño entre nosotros, claro! ¡Porque si tapo un agujero con eduído probablemente esté estimulando el aumento de tóxicos con el que se fabrica el enduido! No somos capaces de ver la película completa, claro. Pero, ¿quién duda de que en nuestra lucha(con daños colaterales y fuego amigo) está encarnada la verdadera rebeldía contra el Sistema, ese Sistema llamado Cosmos y regido por la cruel Emperatriz de la que estamos hablando?
¡En cambio, del otro lado, ecologistas pasivos y vagonetas simpáticos o anarquistas que se jactan de no contribuir con el Sistema, al no tocar nada, al dejar que la Entropía siga su curso, no pintando la pared para ahorrar recursos o enviando a los laboratorios fabricapastillas a la ruina por intentar frenar un cáncer de riñón con tecitos y aloe vera, son los verdaderos peones del Sistema (el Sistema Cosmos)! ¡No intervienen, no ensucian, no contaminan y por énde no combaten la Entropía! ¡He ahí a los auténticos esbirros y los culpables de que todo ande como anda (así, a nivel cósmico)!
Así que la próxima vez que un hippie marginal bohemio punk roñoso ecológico te acuse (desde la comodidad de su casa tomada con paredes sin revocar) de contribuir a la destrucción del mundo por trabajar en una fábrica de detergente ay ay ay uy uy uy bla bla bla, vos retrucale: ¡Cómplice de la Entropía! ¡Cómplice de la Entropía! ¡Cómplice de la Entropía!!!
miércoles, 12 de septiembre de 2012
¡Experto te justifica el Trabajo, el Capitalismo y qué se yo cuántas cosas más!
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