Lección 14: El Chiste Ideal
Claro, van como no se cuántas clases y recién caigo que me faltó darles el objetivo, o sea la paponia, el non plus ultra, el Grial del Humorismo. Es como que los estoy guiando pero uds. no saben hacia dónde, o sea, yo bien podría estarlos conduciendo hacia un precipicio (un precipicio metafórico, de humorismo) y ustedes estar siguiéndome y caerse en el precipicio ese (pero en este caso uno de verdad, no metafórico).
.Entonces., preguntan los educandos, .Sr. Profesor, disculpe que le pregunte pero soy un campesino bruto que he venido aquí a lomo de mula y tengo las patas sucias, y los ijares empapados de transpiración de mula y por el olor no se sabe donde termina la mula y empieza Rubencito (porque así se llama el educando, pobre paisano bruto ignorante) y no soy digno de pisar su sombra, ¿cuál seria el ideal inalcanzable del humorista? ¿Cuál es su vellocino de oro, su Tierra Prometida, su Shangri-La, su Xanadú, su fin de semana en Punta para dos con pensión completa y entrada gratis al Casino?.
.Ahora va., contesto, palmeándole la cabeza paternalmente a Rubencito (y tirándole unas gotitas de colonia, por el tema de la sputza), .ya va, ya va., sigo diciendo con mucha parsimonia, y luego, a modo de estiletazo traicionero, .pero primero, un poco de Historia..
Desde hace miles de millones de aÑos, humoristas de toda índole se han enfrentado con el siguiente problema: ¿Cómo incremenar la duración del chiste?
No se refiere esto a la duración intrínseca del chiste, sino a cuánto debe durar la .gracia. del chsite mismo. Como todos sabemos, el ciclo natural de la .gracia. es el siguiente: Primero, te cuentan un chiste. Si es bueno, te hace reir. Ponele qe sea tan bueno que te haga reir durante varios minutos, y te duelan los párpados y se te salgan unas gotitas de orín, no tantas como para pedir una muda, pero lo bastante como para entirse incómodo y perturbado. Ahora, ponele que por equis circunstancia, alguien de lo cuenta de nuevo, no sé, a los dos días. Si efectivamente el chiste ha sido muy bueno, puede hacerte reir otra vez, aunque menos. La vez siguiente, menos, Después, menos. Y así, hasta que ya no te causa nada de gracia decís .¿y de esta boludez me estaba riendo yo?. y mirás con desprecio a los imbéciles que se ríen del chiste pelotudo ese.
El chiste, como la vida, el amor, la salud, la felicidad, la amistad, la bondad, las vacaciones, el vino, el salame de campo, los animalitos, Bambi, Chatrán, Benji, Willy y todo lo bueno en general, se termina. Es una ley de la vida. Se termina. En cambio, el abodriamiento es eterno. Pero no importa. Lo que sabemos es que la gracia del chiste termina en un momeno y luego va haciéndonos cada vez menos gracia.
Por tanto, el ideal del humorista ha sido siempre la creación de un chiste .Eterno., cuya gracia no se agote nunca. Más aún: El Bello Ideal, el ideal lejano, soÑado, ha sido crear un chiste que cada vez que te lo cuentan, te causa más gracia. Y al final, crepás.
A veces creemos toparnos con uno de estos ejemplares, y nos reímos más la segunda o la tercera vez que la primera, o nos parece que nos sigue causando la misma gracia después de varias repeticiones; pero es sencillo desechar esta percepción engaÑosa agregando repeticiones. Por ejemplo, pidiendo que nos cuenten el mismo chiste, no sé, ciento sesenta veces seguidas.
Existen algunas técnicas para intentar producir esta percepción:
La .Schmoz Nov ka Pop.: A veces un chiste nos causa más gracia la segunda vez que la primera, porque la primera sencillamente no lo hemos entendido. Entonces, quien intente la creación de un .Chiste de Gracia Creciente. puede intentar realizar un chiste que no se entiende, por malo que sea. Luego, cuando lo explique, la gracia se incrementará, aunque mpás nosea por compromiso del oyente.
El .Sistema de Capas de Cebolla.: Se supone que los chistes, así como las creaciones artísticas y todo en general, son mejores cuando tienen varios niveles. Por esto, cuando un chiste tiene varios niveles, se consigue que el tipo se ría primero de lo que está en la primera capa, y de otra cosa que está en la segunda capa, cosa que le va a causar gracia la segunda vez que lo escucha, y así.
El problema es que a medida que avanzamos en profundidad de niveles, el contenido de estos es cada vez menos gracioso, como ocurre cuando ahondamos en la personalidad de esa persona tan cachonda y jacarandosa que oculta turbios monstruos interiores con cara de batracio.
Un buen ejemplo es esa célebre escena de .Seinfeld., la de Kramer, el cocinero italiano Poppy y la pizza. La escrena es bastante graciosa en sí, gracias a la actuación estrafalaria de los personajes. Y hablan de cuándo una pizza puede considerarse realmente una pizza: ¿cuando sale del horno o cuando la meten en el horno? ¿Podemos permitir que la gente saque del horno la pizza cuando quiera o esto debe estar restringido? Un segundo nivel de gracia es cuando descubrimos que en realidad están hablando de la gestación y el aborto, y lo gracioso es justamente lo cotidiano y burdo de la metáfora. Pero no es tan gracioso como Kramer haciendo ruiditos. Por fin, el tema que subyace en el último nivel, cuando superamos lo gracioso de la metáfora, es el aborto a secas; pero esto ya no es un tema muy gracioso. Más bien es medio triste, medio turbio, qué se yo. En lo que a gracia se refiere, los niveles, en lugar de elevarnos, nos van hundiendo.
El .Lobotomóvil Oral.: Como ya hemos establecido infinidad de veces, el humor es cosa de estúpidos. Cuanto más estúpidos somos o estamos circunstancialmente .por ejemplo, porque estamos endrogados o somos felices- más nos reímos. Es en esos estados en que nos pueden repetir el mismo chiste una y otra vez, que nos va a causar risa en forma creciente, hasta tener algún accidente. Por eso, si se pudiera generar este efecto oralmente, tipo repitiendo palabras graciosas como bongabongabonga, o chucuchucuchucu, o fafafrifroooofe, pupipupi, tongui tongui, júpsi júpsi bú, characatumbabumba (con voz finita) jujujujuuuuju, barabambabambabamba, hasta que el oyente quede medio estúpido, medio groggy, como si le hubieran pegado una trompada (bueno, esa es otra opción: pegarle una trompada al tipo mientras le contás el chiste), de modo tal que relacione ese estado de felicidad estupefacta con el remate del chiste; entonces por reflejo, cada vez que lo escuche volverá a reírse como un infeliz. El efecto, de cualquier modo, es pasajero, hasta que se ponga sobrio o vaya a una guardia.
En resumen, el .Chiste Eterno. es aún una quimera inalcanzable. Queda en la responsabilidad y el ímpetu de los pobres educandos campesinos ignorantes, si es que pueden dejar por un momento de abrazar a su chancho y de limpiarse las uÑas con la azada, el llegar a cumplir con este acariciado sueÑo. Que sea para el martes, por favor, que voy a tomar oral, y recuerden que de esto depende que no repitan el aÑo.
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