1) ESTE CAJERO SE ENCUENTRA MOMENTÁNEAMENTE FUERA DE SERVICIO
2) ESTE CAJERO SE ENCUENTRA ETERNAMENTE FUERA DE SERVICIO
3) LO SIENTO, ESTE CAJERO NO ENTREGA DINERO.
4) LO SIENTO, ESTE CAJERO NO LE ENTREGA DINERO A UD.
5) LO SIENTO, ESTE CAJERO NO ENTREGA DINERO. ENTREGA MIERDA. SI QUIERE MIERDA, VUELVA A INGRESAR SU CLAVE Y EL CAJERO LE DARÁ MIERDA. ¿QUIERE MIERDA? AH BUEEENO
6) LO SIENTO, HA SUPERADO SU LÍMITE DIARIO.
7) LO SIENTO, HA SUPERADO SU LÍMITE ANUAL.
8 ) LO SIENTO, HA SUPERADO SU DINERO DISPONIBLE.
9) LO SIENTO, SU TARJETA HA SIDO RETENIDA. LLAME AL 886-0007 99888 Y DIGA “SOY UN BOLUDO”
10) LO SIENTO, SU TARJETA HA SIDO RETENIDA Y PULVERIZADA EN PEDAZOS.
11) LO SIENTO, SU TARJETA HA SIDO RETENIDA Y PULVERIZADA EN PEDAZOS, LO MISMO QUE SU CASA Y SU FAMILIA. UD. ES EL QUE SIGUE. ¡CORRA!
12) ¡Ooops! Parece que hay un problema con la búsqueda que intentas realizar.
13) ¡Ooops! Parece que hay un problema con la búsqueda que intentas realizar, según nos informa el FBI, el Centro Wiesenthal y la Asociación Mundial de Lucha contra la Pornografía Infantil. Tu domicilio es Corralitos 5677, ¿no? Es por curiosidad.
14) SERVICIO CON DEMORAS
15) LÍNEA “X” INTERRUMPIDA
16) LÍNEA “X” INTERRUMPIDA, CON UD. ADENTRO
17) RECHAZADA.
18) NO FUNCIONA.
19) NO HAY.
20) NO SE PUEDE.
21) NO.
22) ¡NO!
23) TE DIJE QUE NO.
24) El centinela abrirá fuego.
25) El centinela ya ha abierto fuego. Sí, eso es sangre.
26) El Sanitario es sólo para clientes. No insista, por favor.
27) El Sanitario es sólo para clientes. Aún así, puede intentar usarlo, pero está bastante sucio, prácticamente empapelado de bacterias de alta agresividad. SI QUIERE MIERDA, ENTRE, AUNQUE NO SE TOME NI UN MISERABLE CAFÉ.
28) NO ANDA.
29) NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
30) El usuario o clave es incorrecto. Inténtelo nuevamente.
31) El usuario o clave es incorrecto. Inténtelo nuevamente.
32) El usuario o clave es incorrecto. Inténtelo nuevamente.
33) El usuario o clave es incorrecto. Inténtelo nuevamente. Pero recuerde que a la quinta vez, hay tabla.
34) El usuario o clave es incorrecto. Inténtelo nuevamente. No, no puedo decirle cuál de los dos es el incorrecto. Sería antideportivo. Es el usuario o clave, uno de los dos. Por eso es que le recomiendo no tener tres posibilidades por campo (usuario o clave), ya que no puede intentarlo seis veces. Sí, lo sé: Si pudiera decirle si el incorrecto es el usuario o la clave, no habría problema. Pero no puedo.
35) ¡SU EQUIPO ESTÁ EN PELIGRO! PASE EL COSO
36) Internal server error (500)
37) Batteries not included
38) El programa necesita un “plug-in” adicional
39) La máquina necesita un aparatito adicional que se vende aparte.
40) La cosa necesita otra cosita que ud. no tiene, muy cara y muy difícil de conseguir, y sin la cual la misma ni siquiera arranca.
41) NO ME GUSTA. NO TENGO. RECHAZADA. NO. NO, NO, NO.
42) Ascensor fuera de servicio.
43) NO HAY CAMBIO
44) NO HAY MONEDAS
45) NO HAY BILLETES DE DIEZ PESOS
46) NO HAY LO QUE UD. QUIERE, NUNCA
47) Su factura está a punto de vencer, incluso aunque ud. no tenga plata. Una cosa no quita la otra.
48) Su crédito está por agotarse.
49) Your mailbox is almost full.
50) SALDO INSUFICIENTE.
51) Ud. no alcanza para aquello que ud. pretende. Es así nomas. No insista. No le da el piné. El que nace para pito no llega a corneta.
52) No comprometa al vendedor haciendo preguntas que no corresponden, tocando lo que no se puede o mirando determinadas cosas.
53) La imagen de la figura humana de esta chica tan linda ha sido retocada digitalmente. Así es, la gente es más fea de lo que ud. cree.
54) PROHIBIDO ESTACIONAR DE 7 A 20 Y JUSTO JUSTO AHORA SON LAS DE 7 A 20 ASÍ QUE NO SE PUEDE. NO INSISTA. NO, NO, NO. RECHAZADA. NO COMPROMETA AL VENDEDOR. EL CENTINELA ABRIRÁ FUEGO.
55) El Servicio procederá a cortarse dentro de las 24 hs.
56) El Servicio se restablecerá dentro de las 236 HS.
57) Bandeja 2 atascada. Abra la puerta 2. Baje la palanca verde. Tire del módulo B. Proceda al desatasco del papel. Empuje el módulo B. Cierre la puerta 2. Pulse “continuar impresión”.
58) Bandeja 2 atascada. Abra la puerta 2. Baje la palanca verde. Tire del módulo B. Proceda al desatasco del papel. Empuje el módulo B. Cierre la puerta 2. Pulse “continuar impresión”.
59) Bandeja 2 atascada. Abra la puerta 2. Baje la palanca verde. Tire del módulo B. Proceda al desatasco del papel. Empuje el módulo B. Cierre la puerta 2. Pulse “continuar impresión”.
60) Bandeja 2 atascada. Bandeja 2 atascada, Bandeja 2 atascada. BANDEJA 2 ATASCADA. BANDEJA 2 ATASCADA, BANDEJA 2 ATASCADA. BANDEJA 2 ATASCADA. BANDEJA 2 ATASCADA, BANDEJA 2 ATASCADA. BANDEJA 2 ATASCADA. BANDEJA 2 ATASCADA, BANDEJA 2 ATASCADA. ¡BANDEJA 2 ATASCADA! ¡BANDEJA 2 ATASCADA! ¡BANDEJA 2 ATASCADA!!!! AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
61) Este medicamento está contraindicado bajo amenaza de ceguera, impotencia y eventualmente muerte para la otra cosa que ud. tiene.
62) RECHAZADA, RECHAZADA, RECHAZADA, ¡RECHAZADA!
63) Ud. está siendo desplazado de su lugar en el Universo (y eventualmente ubicación física) por otra persona, tal vez un desconocido o alguien muy querido de su entorno.
64) NO HAY LO QUE VOS QUERÉS. NO HAY ESO QUE NECESITÁS. NO HAY AQUELLO QUE PUEDE CONDUCIRTE A UNA VIDA PLENA, EXITOSA Y FELIZ. NO HABÉS VOS. NO HAY NADA. BANDEJA ATASCADA. ¿QUIERE MIERDA?
65) ¡Oooops! Es probable que un día “X”, dentro de los próximos cinco años, te agarres el pito con el cierre.
66) Su carrera o su cónyuge es incorrecto. Inténtelo nuevamente. Ojo que también pueden ser las dos cosas.
67) En algún momento de su existencia ud. se verá envuelto en una situación muy desagradable y muy incómoda que incluye una vieja, un paraguas, un perro y un barra brava (y probablemente un paquete de madalenas) y reaccionará de una manera indigna que lo avergonzará de manera irremontable ante uno o dos seres queridos, si tiene suerte ante uno solo.
68) UD. CANTA HORRIBLE.
69) Nuestra Oficina Central ha detectado que Ud. se ha mandado una cagada de proporciones inmnesas, y ni siquiera está al tanto de ello. Por $899, 99, le comunicaremos de qué se trata. No garantizamos que pueda resolverla.
70) VOS ATASCADO. Remuévase, tire, empuje, Desatasque.
71) VOS ATASCADO. VOS ATASCADO. VOS ATASCADO. VOS ATASCADO. VOS ATASCADO. VOS ATASCADO. VOS ATASCADOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
72) Y ENCIMA UD. ES UN PRIVILEGIADO
miércoles, 26 de diciembre de 2012
¡Top Ranking de Cartelitos Implacables!
¡Regreso triunfal de los del Campo vs. los del Gobierno!
¡Va este chiste hecho en 5 minutos en homenaje a este Superclásico que una vez más llega para deleitarnos a todos! ¡Vuelve Biolcatti, vuelve De Angeli, Vuelve Buzzi, vuelve Cobos, vuelve el Humito Loco, vuelve todo! ¡Vivaaaa!
En el opus que nos ocupa hoy, podemos disfrutar de un juego lingüístico donde se produce un desplazamiento de las unidades simbólicas de los cosos del hablante. Y tardé ni cuatro minutos y eso que tuve que googlear la foto de un tractor. ¿Qué tul? (Finalmente, el siempre desopilante Podurro hace su aporte)
domingo, 23 de diciembre de 2012
¡Las cinco señáleis de que tu chico os te os es infiel!
Escribe Iosune Olarticoechea
Ingeniera en degeneradismo recreativo
mepongoelpongo@gmail.com
¡Hala, blancas palomitas! Os es muy probábleid que si tenéis una relación tradicional –me refieros a os aquella donde tú y vuestro chico son una pareja, se han prometido fidelidad y no incluyéis enanos ni sustancias tóxicais testeadas por el ejército de USA en Vietnam ni coleccionismo de maquinaria industrial del siglo XIX- que os molestéid que tu chico se acueste con cada vertebrado que se cruza os en vuestro su camino.
De ser así, es probable que os toméis las de Villadiego o le digáis a vuestro chico que se marche a freir gambas al ajillo. Pero sabémois cómo os son los hombres; y muchas veces no tiéneis la delicadeza de informároslonoslo la cosa de lo de su infidelidad, bueno, nada, tío, por lo que debéid estar atentais a las siguiented señales:
¿Se baña, perfuma y acicálaid más de lo debido os? En una relación, llega siempre el tiempo en que os vuestro chico ya no viene a recibírois de punta en blanco, con el matojo púbico bien recortado y sus tatuajes satánicos recién lustrados. ¡Son cósais naturales, propias de una relación que se ha asentado! Bueno, nada, por eso, cuando os veáis que ha dejado de venir a veros sin duchar, sin trozos de longaniza entre los dientes y que se ha puesto una camisa con menos de cinco manchas de gazpacho, es mejor que hagáis sonar todas las alarmas. Tu chico, sin lugar a dudas, viene de ver a otra. O está pensándoos en ir a ver a otra luego de abusar de vosotra, o tiene a otra encerrada y encadenada tras un doble fondo en el baño, con la que mantiéneid un amorío, o tiene a otra oculta bajo os un manto de la Invisibilidad, con la que está manteniendo un “affaireid” mientras conversa contigo tranquilamente. ¡Quítalo ya mismo de tu vida!
¿Os haced regalos inesperados? ¿Tu chico se ha aparecídoid con un collar de diamantes de 34.000 duros, sin justificación alguna, acompañado de un extenso poema iámbico donde os dicéis cuánto y por qué te ama en veintidóis maneras diferénteis? ¡Eso no es normal! Lo hace por el mísmoid motivo por el que os ha invitado a ese bistró de comida indochina al que siempre quisisteis ir; evidentemente se siente os culpable. Si no, bueno, nada, no habría dejádod de quitaros cincuenta euritos del monedero “para una litrona, chata” cada vez que os sale de vuestra casa. ¡Es evidénteid que está tratando de ocultaros los cientos de orgías a las que asiste apenas dobla la esquina (y que, mediántied alguna técnica de manipulación os mental logra que se vuelvan imperceptibles a la vista, el olfato y el tacto cuando los siguéis para atrapároslo con os las manos en la os masa)! Es más que claro que os su amante, la hija de un potentado rumano (que evidentemente tiene algúnois negocios sucios y multimillonarios con la mafia rusa) le presta el dinero necesáriois para haceros esos costosos regalos (que, si tenéis un os mínimois de dignidaid, habréis arrojado a la basura). ¡Déjasloid inmediatamenteis y denúncialois al Ombudsman de la mujer!
¿Os sorpréndeid cada día con nuevas técnicas os sexuáleis que os hácein alcanzar un extáseis más allá de lo imaginable? ¡Cuernos a la vista! Tu vuestro chicod está aplicando las asquerosidádeis que ha aprendido con la otra, vale, tío, bueno, nada, o está ensayando en vosotra las asquerosidádeis con las que quiere agasajar en la otra. Es indistíntoid. ¡No prestéis atención al “Manual de las nuevas técnicas os sexuáleis para proporcionaros a tu chicais un extáseis más allá de lo imaginable” que tiene en su mesa de luz y que estudia a toda hora! ¡Es una pantalla! ¡Échale ya mismo de tu vida, si es posible a patádais, golpes de puño y objetos contundentes!
¿Ya no te zurra cuando se tómaid un par de copas de orujo de máis? Si te quedaba alguna duda, tiéneis más cuernos que una convención de Unicornios. Probablemente esté saliendo con alguna zorra que conocióid en sus reuniones de Violentos Anónimos, o la de Alcohólicos Anónimos, o la de Adictos a los Disfraces de Payaso Anónimos (que, ademáis, son una excúsais para encontrarse con esas tres zorras). ¡Es un os claro síntoma de culpabilidad por su os infidelidad, hala, aunque él os diga que os no te os golpea porque os se siente os culpable de habéroslo os golpeado! ¡Volatízalo de tu vida, no sin ánteis ponerle una falsa denuncia policial por haberos golpeado en venganza por no haberos golpeado como pantalla de su infidelidáid!
¿Ha dejádoid de salir con mujeres para luego contarte todo con lujo de perversos y ocscuros detálleis? Un clásico. ¡Se trataid de otra pantalla para ocultarte que sale con mujeres y despuéis te cuenta todo con lujo de perversos y oscuros detalles! ¡De lo cuál ni te enteráis, hostia, vale, tío, porque no te cuenta todo con lujo de perversos y oscuros detalles! Bienvenida a Cuernolandia. Población: ¡Vosotra! En este momento la mitáid de vuestra Comunidad Autónoma se os está riendo de ti y viendo un video en pantalla gigante donde sale él no follando con mujéreis (pero con un subtitulado que explica que es todo una pantalla. No, no la pantalla gigante, sino una pantalla –de tamaño normáil- para ocultar que os está os siendo os infiel os). ¡Expúlsale para siempre ya de tu vida y arrójale cósais y denúnciale y publica en Internéit fotos trucadas de él vestido de Isabel Pantoja donde se lo fóllain cuatro gorrinos bien dotados! Así aprenderáid y no volverá a hacerte lo mismo cuando vuelvas a ponerte de novia con él.
Bueno, nada, por supuesto, vale, tío, y esto es una opinión personal, lo mejor para evitar esto es mantener una relación “abiertaid” donde cada uno preserve ciertos espacios de libertad, él saliendo con mujeres y mostrándote Polaroids y os presentándote testigos presenciales del acto y tú divirtiéndote, a tu manera –y con los límites que ello implica- en el cuartito donde te tiene encerrádaid. ¡Hostia, tío!
sábado, 22 de diciembre de 2012
¡Rempujamiento de relatos orales: La guía!
El buen rempujador de historias –que es un tipo que va por ahí escuchando relatos, anécdotas o películas narradas en casas particulares, viajes en colectivo y mesas de café, y cuando alguien se atranca o se pierde o hace cagadas, interviene: “Permiso, medio que te perdiste. Permitime, entonces, cuando el médico le dijo lo de la operación, ¿qué hizo tu abuelo? Listo, retomá de ahí y seguí tranquilo”, y después se sienta a un par de metros, en actitud de “ustedes hagan como que no estoy”, pero con cierta actitud corporal amenazadora, para evitar recaídas- debe conocer, para una correcta ejecución de su trabajo, las principales falencias de narración del hombre del común.
Serían estas:
“EL CAMPO MINADO”: Es una maniobra engañosa. El narrador capaz que arranca bien la anécdota, bien el planteo, presenta rápidamente a los protagonistas (“El ‘Chiche’ Sosa era un peluquero de allá de mi pueblo”), pero después se empieza a dispersar. Y la historia del “Chiche” Sosa deriva en el padre del tipo, que envasaba vizcacha en escabeche, y de ahí al problema de los caballos que se mancaban en las vizcacheras, y de ahí –no sabemos cómo- a la historia de un primo lejano que había peleado junto a Garibaldi. Y la historia se empieza a deshilachar en cuatro o cinco historias, que a su vez quedan abiertas. Y el narrador no llega ni siquiera a la parte del medio, y el escucha se desespera, porque para enterarse –aunque sea- del desenlace de la primera historia, corre el riesgo de tener que volver a pasar por las cuatro o cinco historias inconclusas que quedaron desperdigadas. Y ahí ya olvidate de llegar al médico a tiempo.
Los candidatos: Por lo general ancianos, con la memoria de corto plazo agotada o personas con gran capacidad de dispersión.
La Frase Recurrente: (Levemente angustiado) “…¿pero qué te estaba contando?”
La Labor del Rempujador: Rempuje mediante recordatorios periódicos y constantes (con el sistema del “Me decías”: “Me decías que el Chiche era medio picaflor”… “La maestra, me decías qué le dijo la maestra”… “Perón, me decías lo de Perón, lo que había hecho Perón, te acordás, abuelo, me contabas lo de Perón”)
“LA CARRETA FÚNEBRE”: A diferencia de “El Campo Minado”, que se desdibuja pero por lo menos empieza con ganas, los usuarios de esta maniobra no arrancan nunca. Para peor, el entre de la historia suele ser un dato incompleto pero angustiante, como para crear un intolerable “suspense”. A la Tía Aflicciones, por ejemplo, le preguntás –con cero entusiasmo- “¿Cómo va todo, Tía?” y ahí dice: “Y… Vos sabés… la nena”. Y vos decís con un hilo de voz, con un repentino falsete (suponiendo que se trataba de tu sobrinita más pequeña) “Qué… ¿Qué pasó?”. “Y, viste, vos viste viste lo que hizo el padre de la nena…” o “Vos viste lo que es la escuela de la nena…” o “Vos viste la enfermedad de la hermana de la compañera de trabajo de la madre de la nena…”, así hasta enganchar una desgracia ajena con otra desgracia ajena, paseándote por la horrenda situación social del conurbano o el cáncer fulminante de páncreas de una compañera de trabajo de la madre de la nena, que encima dejaba cuatro hijos no mayores de cinco años, y yo no sé en qué puede terminar esto (suspiro). Todo muuuuuy lento y exasperante y espantoso. Finalmente, resultaba que la nena había tenido gripe. Gripe. Tres días, 37 de fiebre, no, ya está bien, hoy volvió a la escuela, ¿por? Mientras tanto, envejecimos diez años.
Los candidatos: Suegras, tías, vecinas, señoras mayores y depresivas, llenas hasta el tope de maldad reprimida, que se gozan en el relato de desgracias y la impaciencia angustiada del oyente.
La frase recurrente: “Y para peor…”
La Labor del Rempujador: Rempujamiento impaciente mediante el recurso del “Bueno, bueno”: “Bueno bueno, pero la nena, la nena, ¿qué le pasó a la nena?” O tal vez: “Bueno, bueno, pero la nena está bien? ¿Está bien la nena?” O más directamente: “Bueno, bueno, ¡pero avanzá, tía, sos una carreta!!! ¿QUÉ ONDA CON LA NENA???”
EL “MEJOR IMPOSIBLE”: Maniobra titulada así en homenaje a aquella película en la que Jack Nicholson hacía de obsesivo compulsivo. Los “Mejor Imposible” tienden a obsesionarse por un detalle pelotudísimo de la historia al que vuelven una y otra vez. Por ejemplo, el acuciante problema de “quién estaba”: Estaba el Tute, Marquitos y el Pardo. No, pará, miento, miento, el Pardo no estaba. Estaba Mingo. ¿Estaba? No, miento, estaban Mingo, Rolo y el Tute. No, no puede ser, porque el Tute en ese momento estaba en Alemania visitando a los tíos. Así que el que estaba era el hermano, Romeo. No, pará, miento, miento, si el hermano del Tute ya había fallecido. ¿Quién era el que estaba entonces?
Clint Eastwood, luego de fracasar varias veces en la filmación de una escena donde debía aparecer un carro en llamas que entraba en un granero, optó por eliminarla, aclarando “Después de todo la película no se trata de un carro en llamas que entra en un granero”. Los Mejor Imposible no tienen la sabiduría de Clint Eastwood; No saben “de qué trata la película”. Creen que la película se trata de quién estaba.
Los candidatos: Cincuentones que nos cruzamos casualmente, tíos a los que vemos en un velorio, vecinos jubilados, taxistas comunicativos o plomeros de esos que tienen mucho para decir.
La frase recurrente: “No, pará. Miento, miento”
La Labor del Rempujador: Órdenes directas envueltas en furia, mediante la maniobra “Contá lo que pasó”: “¡Y a mí qué carajo me importa quién estaba! ¡Contá lo del perro, qué pasó con el perro, lo encontraron o no lo encontraron al perro!”
EL “PROPAGANDA DE MASTER CARD”: Este ejemplar, como un hábil creativo publicitario, te cuenta una cosa pero para contarte, en forma subliminal o traicionera (es lo mismo) un mensaje completamente diferente. Por ejemplo, te cuenta que se encontró con Víctor, te acordás de Víctor, el que tocaba el teclado con Los Apaches, ahhhh, sí, me acuerdo, pobre infeliz, y qué es de la vida de Víctor. Bueno. Y lo que vendría acá, que sería la anécdota o meollo del encuentro con Víctor, el apasionante “nudo” y el desgarrador “desenlace” consiste en apenas dos o tres datos laborales y domiciliarios y completamente faltos de interés; por ejemplo “Bien, anda bien, está arreglando CPUs y vive en Ranelagh”. O “Bien, bien, consiguió una beca en el Conicet y vive en Parque Patricios”. O, si querés ponerle mucha emoción: “Bien, ahí anda, está trabajando de payaso asesino en un Laberinto del Terror y vive en la Luna”. Y luego, sin avisar ni nada, pasa a lo realmente importante: “Sabés… Yo hace un par de años me cogí a la novia de Víctor”. O sea, al tipo le importa una goma contarte que se encontró con Víctor, o que trabaja de payaso asesino. Su intención, desde el principio, ha sido revelarte que se benefició a su novia, cosa que le parece un triunfo sobrecogedor digno de ser cantado por trovadores. Como historia, una estafa.
Los candidatos: Amigos de larga data o compañeros de oficina muy cancheros y sexualmente inseguros.
La frase recurrente: ¿Viste la minita esa? Bueno… (levantada de ceja y silencio elocuente)”
La Labor del Rempujador: El “rempuje al revés”, ignorando por completo la parte del triunfo sexual, con un “Pero pará, y Víctor, ¿qué más te contó? ¿Sigue tocando? Un tipazo, Víctor” (para gran desazón del Propaganda).
EL “PULP FICTION”: El recurso del relato desordenado hay que dejárselo a los profesionales. El narrador medio, más aún en el género relato oral no debería andar mezclando los tiempos, porque el relato oral se escucha con una oreja sí y con la otra puesta en el agua que no hierva o en que el crío no se tire por el balcón. ¡No! A mí contame la película ordenadita, querido. Sin embargo, muchos narradores orales, envueltos en la ansiedad y la prisa parecen darle poca importancia a este principio, y lo emparchan mediante el “porque antes”: “Ah, pará, porque antes habíamos tenido que pasar por lo de Pachu a buscarla a Ferchu para ir a lo de Chechu. Entonces estábamos en el 152, ah, pará, porque antes fuimos al Alto Palermo comprar el regalo de Gabu” y es todo un Caos narrativo insostenible y enloquecedor. Encima cuando pedís alguna precisión se te enojan: “No, no, PRIMERO me bocharon en lengua y DESPUÉS tuve que jugar la final de hockey, ay, tío, no tendés nadannn”. Y, no, no entiendo nada porque lo estás contando para el culo.
Los candidatos: Sobrinos o hijos de amigos, niños, preadolescentes y adolescentes llenos de vida y entusiasmo e incompetencia oral.
La frase recurrente: “Ah, pará, porque antes”
La Labor del Rempujador: Rempujamiento reconstructivo, cada diez segundos de relato, mediante la técnica del “Entonces”: “Entonces: Vos estabas en lo de tu primo y de ahí es que se fueron al Parque de la Costa, donde vomitaste el guiso de lentejas”. O “Entonces, en el colectivo fue que a tu amiga se le rompió el jean y ahí bajaron a lo de la prima a ver si le prestaba algo, pero vos no podías entrar porque a la prima le… ¿O venían de lo de la prima?”
Mediante el reconocimiento de estos desastres orales, el buen rempujador podrá llevar a cabo su tarea con eficiencia, para confort y tranquilidad del público.
¡Uhhhh, cuántas cosas interesantes!
Hoy -a menos que haya un milagro- me parece que no hay, pero hay festival de cosas interesantes:
¡Enmudeced ante el extraordinario aviso de Stevie Wonder contra beber y conducir (habla en castellano y todo)! (Enviado por Lucía)
¡Tambaléense todas vuestras concepciones del Universo ante las cosas que se parecen a un Pacman! (Enviado por Gabriel Tamarit)
¡Abrid las puertas de vuestra percepción ante “Complete Roque”, las animaciones primigenias de Farsa Producciones!
¡Quedaos sin aliento ante la extraordinaria performance de Jerry Lewis en “The Errand Boy”!
¡Perded la capacidad del habla ante el número del “Trío Ruso” (no, no es lo que están pensando)! (Enviado por Lucho GK)
¡Lanzad grititos muy agudos con el videojuego de cargar la tarjeta SUBE! (Enviado por Claudia)
Y por fin: Pasad una tarde en grande con estos trailers de Hitchcock! (Proporcionado por Gaby)
viernes, 21 de diciembre de 2012
¡Paramiento del colectivo: Una proyección Evolutiva!
Nivel 1: Pasajero figurante en su parada correspondiente, parado y con los brazos en los costados. (Apto para Suecia, Noruega, Suiza y otros países en serio, como debe ser, etc.). Excusa para no parar: “Y, estabas ahí parado, qué se yo, vos parado ahí abriendo la boca qué voy a saber que querías que pare”)
Nivel 2: “Saludo Nazi”. El pasajero levanta su brazo derecho, expresando su deseo de abordar ese colectivo en particular. Excusa para no parar: “Y yo qué sé, pensé que estabas parando al colectivo que venía atrás, aparte no me miraste”
Nivel 2 (b): “Saludo Nazi con Amor”. El pasajero levanta su brazo derecho, expresando su deseo de abordar ese colectivo en particular, e intenta mirar al colectivero a los ojos, incluso a treinta metros de distancia. Excusa para no parar: “No me miraste con la suficiente intensidad”.
Nivel 3: “Saludo Nazi con Figuras Ornamentales”. El pasajero levanta su brazo derecho y luego lo mueve hacia un lado y el otro desesperadamente, mientras mira a los ojos al colectivero con expresión de súplica o sumisión. Excusa para no parar: “No te vi”.
Nivel 4: El pasajero baja de la vereda y hace el saludo nazi con figuras, mientras mira al motorman con expresión de enojo o amenaza. Excusa para no parar: “No puedo, mirá el quilombo que es el tránsito, te tenés que acercar más”. (Nota: En este momento histórico nos encontramos en este nivel. La ubicación en un nivel más bajo se traduce en una indiferencia total del colectivero en el 95 % de los casos)
Nivel 5: El pasajero se baja de la vereda mientras hace un saluido nazi con figuras y corre al encuentro del colectivo antes de que éste llegue, trazando con su movimiento una línea imaginaria que colisiona directamente con el vehículo. Excusa para no parar: “Tenés que correr más rápido y aparte no me miraste a los ojos”
Nivel 6: “Play chicken”. El pasajero baja de la vereda y se coloca en la trayectoria del colectivero con las dos manos en alto, con expresión de un hombre dispuesto a todo, incluso a morir en el intento, corriéndose en el último segundo –con el colectivo rozándole las pestañas- y buscando el famoso “ladrillo imaginario”. Excusa para no parar: “Soy malvado”. (Nota: Este nivel se está imponiendo de a poco, yo estuve ahí el otro día)
Nivel 7: El pasajero silba distraídamente como si tal cosa, espera a que el colectivo pase y arroja un ladrillo no imaginario contra la luneta del colectivo y la hace añicos, en la confianza de que el chófer se detendrá aunque sea para cagarlo a trompadas. Excusa para no parar: “Me ne frega, total el colectivo no es mío y aparte hace calorcito, mejor, así hay corriente de aire (se ríe)”.
Nivel 8: El pasajero se planta adelante con un bati-cinturón cargado de tarros de pintura en aerosol -en actitud “Play Chicken”-, pero cuando éste está a medio metro se lanza de un salto cruzando todo lo ancho del colectivo (en cámara lenta) y embadurnando de pintura el parabrisas del colectivo, confiando que la completa falta de visión obligará al colectivero a frenar. Excusa para no parar: “Escuchame, flaquito, hace diez años que hago este recorrido, lo puedo hacer con los ojos cerrados, es más, es hora de mi siesta. Hablamos después, ¡Abrazo! Zzzzzzzzzzzzzzzzzzz”
Nivel 9: El grupo de pasajeros elige a uno de ellos mediante el azar (o al más viejo o débil) y entre todos lo aprisionan y lo arrojan bajo las ruedas del colectivo, esperando que el colectivo se detenga debido a la culpa homicida. Excusa para no parar: “No me miraron a los ojos con la suficiente intensidad y aparte era muy viejo y débil, igual no hubiera sobrevivido”.
Nivel 10: El grupo de pasajeros se para en medio de la calle totalmente armado, con fusiles y granadas y cuando el colectivo se acerca comienzan a disparar tiros de advertencia, al costado del vehículo y a detonar explosivos y luego directamente contra las ruedas y el parabrisas, en la creencia de que si el chofer muere, detendrá el vehículo. Excusa para no parar: “Uh, menos mal que gracias al Plan de Inversión en Transporte Automotor ahora todos poseemos colectivos de Adamantium”
Nivel 11: El grupo de pasajeros coordina, mediante comunicación radial, un ataque “desde adentro” por parte de otros pasajeros del vehículo, que acuchillarán al chófer con armas blancas de plástico, tripularán el colectivo y desviarán su curso hasta estrellarlo contra el edificio de la UTA, provocando su implosión y asestando un recio golpe al orgullo y seguridad de los perros colectiveros, ¡Inch’Allah! Excusa para no parar: “Pueden matarme, pero no me quitarán la satisfacción de ver la carita de decepción y bronca de esos impacientes oficinistas pequeño burgueses”
Nivel 12: Los pasajeros hacen un “pool” económico (ahí, en la parada) y compran (a través de la blackberry que tiene el más garqueta de todos ellos) el 75 % del paquete accionario de la empresa colectivera en cuestión, y amenazan con suspensión y despido al colectivero que no pare (en esa parada en particular). Excusa para no parar: “Hoy hay paro y movilización, o sea, paro al revés porque hago paro no parando, y movilización al derecho (porque me muevo), ajo y agua”
Nivel 13: Los pasajeros detonan un dispositivo de “pulso electromagnético”, que detiene completamente todos los aparatiuquis con electricidad, desde plantas nucleares a gatitos chinos que mueven la patita y, por supuesto, la batería del colectivo. A ver qué hacés. Excusa para no parar: “Uh, menos mal que ahora las maquinolas de los colectivos se mueven mediante enanitos mágicos que corren, gozan y viven vidas de despreocupación y ensueño en el interior del motor”
Se calcula que para mediados del año 2014 habremos alcanzado este nivel.
¡Distopías utópicas: Si Hulk fuera argentino!
Bruno Ibáñez. 35 años. Supervisor del Depto. De radiología del Hospital de Clínicas. Inspirado en el trabajo de su pariente lejano Bruce Banner, reconocido por sus logros en el aumento de la fuerza muscular como respuesta al stress y la ira, decidió imitar el experimento original, sometiéndose a una peligrosísima exposición a los rayos gamma (aprovechando un día con pocos fracturados).
¡HORROR! ¡Un accidente produce una inesperada sobrecarga en la maquinola que te tira rayos gamma, que por otra parte era completamente esperada (ya que el experimento original incluía una parte inesperada)! ¡Y ahora, cada vez que Bruno Ibáñez se violenta sufre una asombrosa METAMORFOSIS!
Sus músculos se hinchan como vejigas llenas de agua pesada; sus miembros adquieren la portentosa contextura de un tronco de quebracho laqueado en adamantium líquido; pero la clave que lo convierte en una invencible maquina de destrucción ¡está en su ira salvaje e incontrolable, un ruidoso tsunami de descontento haciendo estallar en pedazos todo dique de racionalidad!
¿Y qué hace entonces Bruno Ibáñez, el Hulk argentino? ¿Sale dando saltos a destrozar tanques de acero? ¿Escala los rascacielos porteños para arrojar rocas de varias toneladas a las fuerzas del Orden o el Caos, según quién sea su némesis momentáneo?
¡No! ¡Fiel a su idiosincrasia de origen, toma entre sus amenazadores dedos de bordes cuadrados una birome Bic color negra (trazo grueso) y escribe una indignadísima carta a La Nación! ¡Pero qué PEDAZO DE CARTA! ¡Se trata de una carta con 25 epítetos por renglón, donde ni el Gobierno ni la “Opo” ni los Políticos ni los Medios ni la AFA ni los Villeros se salvan de su iracunda prosa! ¡Una carta donde la Indignación parece salpicar de jugo de venitas hinchadas a quien la lee! ¡Una carta donde las palabras “Señor Director”, “Dolor”, “Indignación” y “Hasta Cuándo” repican y se repiten como una potente ametralladora de lugares comunes!
A veces, Bruno Ibáñez va al banco y lo hacen esperar… ¡Y entonces, luego de la monstruosa transformación que se revela ante el horror de bancarios, guardas y jubilados, hace lo que mejor sabe hacer: Quejarse con su compañero de cola! ¡Y suelta un abrumador ataque de “Cuarenta personas esperando y dos cajeros, a vos te parece… Lo que pasa es que somos muy dóciles, somos muy dóciles… Acá nadie se queja… Por eso estamos como estamos… Qué vergüenza…” cargado de la incontrolable fuerza de la Energía Gamma!
¿Un oscuro Supervillano proveniente de la Zona Negativa llega a nuestra dimensión acompañado por un letal ejército de parásitos voladores que absorben la energía vital mediante unos aguijones extensibles de cinco metros de largo? ¡No teman! ¡La bestia, la fiera, el Iracundo Bruno Ibáñez está aquí para hacerse cargo de la situación! ¡Y agarra y llama a Crónica TV, para luego declarar ante sus cámaras –con los poderosos músculos de su ceño frunciéndose con una fuerza tal que podría partir nueces colocándoselas entre los ojos- que “esto viene pasando desde hace años, vienen estos Supervillanos y la Policía no hace nada, esta es una dimensión liberada. ¡Sinvergüenzas! ¡Nosotros les pagamos el sueldo!”. ¡Y lo hace con la Intensidad Gamma propia de Hulk: llamando a Crónica TV no una, sino diez, quince, veinte veces si es necesario y que vengan las veces que haga falta, qué tanto ni qué tanto!
Porque Bruno Ibáñez, como buen coterráneo nuestro, en realidad no se enoja. Medio que se indigna, medio que hace una pantomima de enojo, viste, una imitación de lo que él considera que debería ser un tipo enojado. Hace gestos, resoplidos, se le pone la voz aguda. “Your voice kind of raises to this comedic pitch”, como le decía el intraducible George Costanza a su amigo Seinfeld.
Y luego, mientras la ciudad es devastada por los parásitos interdimensionales, le dirá a su mujer algo tipo “no, porque a mí por las buenas me sacan hasta la camiseta, pero viste cómo me pongo cuando me sube la tanada”.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Dato 7.868: El Cocktail Party Effect
El “cocktail party effect” (“efecto de la fiesta de cocteles”) es un fenómeno del Sentido del Oído que consigue, en presencia de muchas fuentes de ruido, escoger una y a las otras anularlas. Típico de una fiesta adonde todo el mundo habla al mismo tiempo y nosotros solo escuchamos una voz que nos focalizamos para escuchar y a las otras las escuchamos como una pelota de ruido. ¡Mirá vos! (Fuente: Malena, que lo vio “en un programa de television, adonde vendaban a un tipo y le decian escuche solo lo que dice el que está sentado atras en la tercera fila a la izquierda, y a continuación, todos hablaban. Y el tipo repetía perfectamente (claro) lo que el de la tercera fila a la izquierda decía.” Probabilidades de exactitud: 200 %, porque el tipo repetía perfectamente)
miércoles, 19 de diciembre de 2012
¡Siguen regalando ideas GRATIS!
Una idea para un programa nuevo de televisión: “¿Viste quién se murió?”
Aprovechando que todas las semanas se muere algún famoso o semi-famoso (a veces de a dos o de a tres, están cayendo como moscas, ahí es donde uno agradece ser un Don nadie), en el programa (puede ser diario o semanal, todavía no decidí) se repasan los últimos muertos. Se repasa su vida y obra con imágenes entremezcladas de fotos y la canción “What a wonderful world” de fondo, se invita a algún deudo –en lo posible también famoso- y se lo hace llorar en cámara, se envía algún movilero al sepelio y al entierro. Lo interesante es que hay muchos famosos viejitos o arruinados –viste que el famoso suele tener una tendencia a los excesos. Y a envejecer- así que siempre hay material para el programa. Una sección especial puede estar dedicada a esos tipos que la gente pensaba que ya se había muerto hace años, y no, parece que se murió antiyer.
El programa puede abrir con una especie de intriga, para generar expectativa. Justamente la conductora (vestida de La Parca o en bikini) empezaría diciendo “¿Viste quién se murió?” y ahí se aceptan llamados de los oyentes. Y al final del bloque te lo revelan.
Si una semana ponele que justo justo no se muere nadie, invitás a viejitos famosos y les preguntás por su salud, cómo anda del colesterol, que traiga algunos análisis médicos para que los chequee producción, etc., en fin, se lo tantea. Y al final de la entrevista se le da un premio especial (una cena en “Don Lechón” por ejemplo) o se lo felicita (porque todavía no se murió). Igual sería una excepción, siempre hay alguno que la palma.
Lo interesante de “¿Viste quién se murió?” es que evitaría los responsos televisivos en programas que no son sobre este tema (sobre quién se murió), cosa que siempre es un bajón. Estaría todo concentrado allí. Y te ayuda a mantenerte actualizado (incluso en la página web podría tener como unas figuritas que te las bajás a una especie de album virtual o archivo de Excel, donde vas pegoteando los muertitos, como para consultar), para no meter la pata. Sería además una buena opción para el televidente “senior” o aficionado a chequear las necrológicas.
A mí me parece que es un hueco interesante. Un “nicho”, si se me permite. ¡Miren, cómo abrir una botella con un zapato, gracias al fenómeno que en hidráulica se conoce como “golpe de ariete”! Demencial.
Cronicas de T: ¿Maldición o Superpoder?
Desperfecto n° 151: Me resulta difícil mantener mi habitual modestia cuando recibo constantemente señales de que soy una especie de Elegido, como Jesús o Harry Potter. El tema es “Elegido para qué”. No siempre es lo que se dice agradable ser el depositario de un plan Inescrutable del Destino (pero de esto también pueden dar testimonio Jesús y Harry Potter, o incluso Frodo Bolsón).
Ignoro cuánta gente habrá tenido a lo largo de la Historia el privilegio de incendiar dos veces el mismo automóvil, pero me atrevo a decir que deben contarse con los dedos de una mano, compitiendo cabeza a cabeza con el hombre que batió el récord de ser alcanzado más veces por un rayo (no el mismo en este caso). Bueno, están frente a este moderno Mesías. De objeto de sacrificio, sin embargo ofició nuevamente el Taunus de mi hermano, que había sido reparado del “defecto de falla original del Taunus” (que se te incendia) y reprogramado para que esto no volviera a ocurrir en un millón de años. Posteriormente el noble bruto sufrió el flagelo de las inundaciones y actualmente se encontraba en estado de agonía, por lo ue me pareció una excelente idea seguir utilizándolo.
Hasta el sábado pasado, donde esta secuencia de acontecimientos se repitió casi paso por paso –aunque con el bochornoso agregado de llevar de pasajeras mujer y suegrita- y con el espectacular y apocalíptico final con bomberos y fuerzas del orden incluidos, más la solidaridad de los vecinos de Caballito que me gritaban instrucciones dede sus balcones. Espectacular la parte en la que la bocina del auto empezó a sonar sola y la luz de giro se encendió aunque ya había retirado la llave.
El resultado: El Taunus ya ha pasado al territorio de la eutanasia (si es que se puede llamar “eutanasia” que te prendan fuego cuando todavía estás vivo). No nos preocupemos más por él, sino por lo verdaderamente importante en este y todos los casos en general: Yo.
Saquémonos la careta. Esto no es casualidad. Basta de negación. No puedo echarle completamente la culpa del incendio a un “bug de diseño” cuando te pasa la misma catástrofe ESPECTACULAR dos veces en menos de dos años. En la ecuación hay una “equis” que se repite, una constante, es decir, un servidor. No sé cómo, no me pregunten, cómo lo hago, no tengo idea ni me siento capaz de explicar el proceso (así como Superman no puede explicar cómo vuela): la realidad es que tengo “algo” que te incendia el auto. Llamémosle maldición, superpoder, defecto de nacimiento o aura mística, en cualquier caso no es que me niegue a volver a manejar un coche, pero sí me siento obligado a ir con un Legal colgado del cuello: “Es altamente probable que su auto estalle en llamas mientras manejo”.
¿Debo retirarme del mundo de los volantazos, los derrapes y los estacionamientos a 23 grados del cordón de la vereda (otro de mis superpoderes, ele stacionamiento para el culo)? Otra persona, con menos autoestima o iniciativa simplemente se negaría volver al volante. Yo lo que les ofrezco es un servicio: ¿Tiene ud. un coche que por motivos de edad, conveniencia económica, estafa al seguro o venganza contra su ex cónyugue desea incendiar limpiamente? Contráteme como motorman. No le aseguro resultados inmediatos. Tal vez esto me lleve meses o años –recuerde que aún no tengo control sobre el fenómeno-, pero finalmente su corcel disfrutará de la liberación a través del Fuego Purificador. No le pido un pago en metálico (aunque un seguro de vida no estaría de más), ya que esto no es un negocio sino una “win-win situation”. Yo me beneficiaré de contar con un vehículo, y ud. de… Bueno, de los beneficios obtenidos por que el quemen el aparato. Usté sabrá. No es asunto mío; el segundo lema de la casa es “Discreción” (el primero es “¡ARDE, ARDE, ARRRRRRRDE, JA, JA, JA, JA, JA!”).
Pero no espere mucho, porque el mío (Vector Involuntario de Generación de Combustión Espontánea en Automotores) es un oficio arriesgado y quién sabe cómo termine mi proxima misión.
martes, 18 de diciembre de 2012
¡Macabra reflexión sobre coleccionismo!
BUENO, LO QUE ME PASÓ AHORA ES QUE TENGO UN CUADERNITO. ES UN CUADERNITO PEQUEÑO, RAYADO, CON “ESPIRAL” (EN REALIDAD, UNA HÉLICE), Y QUE ENTRA EN MI BOLSILLO. ALLÍ ANOTO todas las cositas que tengo que hacer. “Ah, sí, genio, cráneo, premio Nobel, eso se llama ‘agenda’, corré a patentarlo”, me dirá algún sagaz lector.
No, no es agenda. Yo creo que no tiene aún el status de “agenda”, aunque aspira a serlo, cuando sea grande. La cosa es así: así como la adquisición del taladro marca el momento en que uno se convierte en un Hombre de Verdad, la adquisición de la Agenda significa la entrada a la adultez, al mundo de los hombres y mujeres de maletín y corbata apretujada. O de pañuelo apretujado o lo que sea que usen las mujeres, después me fijo. Y yo, miembro de la lamentable generación Nesquik, recién a los 43 años estoy empezando a completar este proceso.
He tenido “agenda” en otras ocasiones, pero no la usaba correctamente. Anotaba y no me fijaba, o me fijaba y no hacía nada al respecto, o hacía algo y dejaba la cosa por la mitad al primer obstáculo. Y cuando no cumplía con algo, ese algo quedaba rezagado en las hojas anteriores, a la espera de que se solucionara solo (cosa que sólo ocurría en el 75 % de los casos. Reconozcamos que este modesto porcentaje ha sido suficien te para permitirme sobrevivir hasta el día de hoy).
Yo digo que esto no es una “agenda” porque mi método personal es un poco engorroso: En lugar de asignar tareas a un día y una hora, anoto en una seguidilla de cuatro o cinco páginas absolutamente todo lo que tengo que hacer el resto de mi vida, desde pagar Edenor la semana que viene a llamar a Obdulio por lo del carbón y a comprarme una casa sobre un acantilado en veinte años. De ese modo, si no cumplo con algo, sigue pendiente, sin abandonar mi persecución –como una eterna espada de Damocles- hasta que la hago. Y allí, cuando la hago, llega el momento del clímax: la tacho. Una vez por semana reescribo tooooooda la lista, ítem por ítem, excepto las cosas que ya taché, y agregando las cosas que se me ocurren en el camino.
Este método, a simple vista tan obvio, básico y primitivo, parece estar resultando en un menor boludismo de mi parte, cosa que siempre es positiva. Sin embargo hay algo que me preocupa: Me pone demasiado feliz el momento del tachado. Es como que soy un resultadista. Un bilardista de la agenda. Por ejemplo, ayer me dejé el cuadernito en casa y no sólo me sentí perdido, sino que extrañé la adrenalina del momento en que tacho y grito “¡Cagaste , hijo de puta!” (así les digo a mis tareas pendientes). Tengo que confesar algo vergonzoso: A veces, por ejemplo, cumplo una tarea y cuando voy al cuadernito descubro que no la tenía anotada. No hay problema: La anoto en ese momento, y acto seguido la tacho.
Supongo que esto habla de un aspecto adictivo de mi personalidad, pero sobre todo de una relación no muy adulta con la tarea pendiente: Como si la tarea pendiente fuera una figurita. ¿Recuerdan las grillas numéricas que venían al final de los álbumes de figuritas? Si te tocaba la figurita 21,la pegabas, y después tachabas el 21 en la grilla. Y cada tachón iba oscureciendo la grilla, y existía un deleite secreto, paralelo a recorrer el álbum, en contemplar cómo la grilla estaba toda sucia y tachoneada y quedaban sólo diez o doce cuadritos en blanco. Así me siento ahora. Contemplar los ítems enterrados bajo un revoltijo de dolorosos tajos de birome azul me hace sentir un placer algo malsano. A veces me quedo un rato mirando una hoja llena de tachones, y me regodeo, no del todo sexualmente (con risitas perversas y privadas) en mi letal eficiencia.
Lo que entiendo es que no soy un hombre grande haciéndose cargo de sus responsabilidades, sino de una especie de inmaduro coleccionista, de coleccionista de tareas tachoneadas. Las tareas más inalcanzables –como la casa en el acantilado- son figuritas difíciles. Y la Plastibol supongo que será la Muerte. Lo que todavía no hay es la posibilidad de intercambiar “repes”. Por ejemplo, si tenés que hacerte dos veces el mismo análisis de sangre, no se lo podés dar a otro para que éste, por ejemplo, te pague Edenor. Eso todavía no está bien reglamentado. Pero es coleccionismo al fin.
Y ya sabemos lo jodido y ponzoñoso que es el espíritu del coleccionista, que llega a invadir el noble oficio de la paternidad. ¿Viste cuando tenés un hijo varón? Lo primero que te dicen es “Ahora te falta la nena. La parejita. El casalito”. Fijate lo enfermos que están estos tipos: Quieren que completes la colección. La colección de sexos de hijos. Aún no he escuchado que digan “Ahora te falta el que tiene disforia de género”, pero esto no tengo dudas de que se empezará a escuchar cuando el tema sea menos tabú.
lunes, 17 de diciembre de 2012
¡Denuncian el Síndrome del Anciano con Viagra Cinematográfico!
Los lugares comunes son duramente criticados por comunes, pero no por inverosímiles. Así es como si bien nos fastidia ver en el cine o la tele la repetición de tópicos como el Policía Corrupto, el Drogón Cabeza Hueca, el Empresario Corrupto, la Ex Esposa Resentida, el Político Corrupto o el Cordobés que se Cree muy Gracioso, no podemos sino confesarnos que conocemos a alguno de estos ejemplares de la vida real, o varios.
Tomemos al Anciano con Viejazo, un personaje bastante pintoresco y que en la Era Viagra se ha multiplicado como la peste. El tipo se rebela contra su condición de abuelito inofensivo y quiere mostrar a toda costa que “a este trabuco naranjero aún le quedan un par de perdigones”. El Anciano con Viejazo es chistoso porque trata de hacerse el moderno y –ahora que puede hacer algo con ellas- levantarse minitas diciendo (siempre en forma errónea o desajustada) palabras como “chat”, “blackberry”, “tkm”, “piercing en el pito” y entremezclarlas con términos vetustos como “Ferro quina Bisleri” o “Tirame las agujas, manso”. Pero no quiere dejar de hacer bandera con la leyenda y el encanto de los tiempos pasados: y por eso hace gala de su Camaro de colección o de su entrada al garaje con adoquines coloniales. El Anciano con Viejazo lo quiere todo: Respeto a su historia, autoridad y canas, y demostrar que sabe dominar las últimas tecnologías como el más canchero preadolescente.
Lo que jamás hubiéramos imaginado es que este síndrome podría afectar a los próceres más marmóreos del cine internacional. El gran Martin Scorsese, el Martin Scorsese que en algún momento decidió que una de sus mejores películas fuera en blanco y negro, ahora se quiere hacer el péndex usando 3D a troche y moche en La Invención de Hugo Cabret. Pero para que no lo confundan con un imberbe superficial amante de los robots tipo Michael Bay, lo hace homenajeando a Georges Meliés y sus efectos especiales antediluvianos, como diciendo “¡Yo uso 3D, querido, pero sé que el cine es mucho más que la computadorita que usan los pendejos de ahora, qué Transformers ni qué Transformers!”. Así se apropia del maquinismo innato de la juventud, sin bajarse de su condición de patriarca sabio y artesanal. ¡El pan, la torta, la chancha y los veinte en un mismo cocktail de Red Bull y Gerovital!
Otros provectos cineastas que se han embarcado en el mismo tren son Steven Spielberg, que en Las Aventuras de Tintín: El Secreto del Unicornio usa el 3D para recrear una historieta del año del jopo -literalmente hablando. Y el madurito Tim Burton, que quiere ser un viejo infantilizado desde los 20 años: ¡Hizo Frankenweenie, que mezcla el 3D con el blanco y negro y el stop motion de King Kong! Retro 2 – Tiempos Modernos 1.
El peor caso de retrotresdimensionismo, sin embargo, es el protagonizado por el jubilado teutón Werner Herzog en La Caverna de los Sueños: El tipo te usa el 3D para mostrarte pinturas rupestres. Pará, te fuiste al carajo. O sea, es como que dijo “¿Cómo puedo ser más anacrónico y artísticamente retrógrado posible? ¡Ya sé, ya sé!”. Y lo mejor es que seguramente no tuvo que pagar derechos, porque sus autores llevan muertos más de 100 años. Mínimo.
¿Por qué esta obsesión por el 3D de nuestros patriarcas cinematográficos? Me temo que el motivo es bastante prosaico y no hace falta un Freud para desentrañarlo. La pantalla del cine es el símbolo fálico de los directores, el miembro masculino con el que penetra nuestros sentidos e introduce su esperma intelectual en nuestro cerebro. Bueno, el 3D es su enorme y poderoso Viagra (o una prótesis peneana, si quieren ser más brutales). No sólo nos penetra a través de los ojos. ¡Penetra nuestro espacio personal! A lo largo de los años hemos visto cómo los cineastas han hecho todo lo posible para poseernos con efectos de sonido y visuales cada vez más invasivos y embrutecedores; con el 3D han llegado a su clímax (en todos los sentidos posibles). La única instancia superadora a esto que se me ocurre es que las películas vengan directamente con un pene, un pene de verdad que se erecte desde la pantalla, el Penevisión©, con el que se abuse de nosotros en una forma mucho menos metafórica.
Así que los dejo con esta reflexión: la próxima vez que vayan a ver una película en 3D dirigida por una leyenda del cine, sean conscientes de que están siendo penetrados por un anciano con plata y Viagra. Lo mínimo que deberíamos pedir es que nos pongan un pisito en Libertador.
domingo, 16 de diciembre de 2012
Dato 4.535: Torta galesa
A la torta galesa, en gales, le dicen “Torta frutal” (Fruit cake). ¡Mirá vos! (Fuente: David Lamarca, que dice haber realizado una “investigación en Trelew, gales, y sitios de internet.” Probabilidades de exactitud: 200 %%, porque viene con IN-VES-TI-GA-CIÓN)
viernes, 14 de diciembre de 2012
¡Lanzan Instructivo para hablar de política!
Cosas de política para decir en “Modo Ambigüedad Extrema”
“Qué desastre lo del domingo”
“¿En qué sentido lo decís?”
“Y, en que la mitad de la gente es pelotuda”
“Sí, es cierto el 50 % de la gente es pelotuda”
“Sí. Por lo visto yo y el 50 % de la gente transitamos en veredas opuestas”
“Sí, bueno, ojo, no hay que ser tan ‘autoritario’, puede ser que dentro de ese grueso del 50 % haya gente con la que esté de acuerdo.”
“Sí, yo también creo lo mismo.”
“En otras cosas. En gustos musicales, por ejemplo. Ja, ja, ja.”
“¡Ja, ja, ja!”
“Pero bueno, por otro lado, el otro 50 % de la gente votó lo opuesto a ese 50 % de la gente que es estúpida”
“Claro, con el otro 50 % yo me siento mucho más afín políticamente, puesto que votó lo contrario al primer 50 % con el que yo ¡ni por las tapas! ¿Escuchaste? ¡Ni por las tapas! Comulgo.”
“No, claro, yo tampoco comulgo.”
“Claro. Pará. ¿En qué sentido no comulgás?”
“En ningún sentido”
“¿Me estás diciendo que sos anticlerical?”
“(Meditando sobre si ser también ambiguo en el tema religioso) No, que no comulgo. O sea, en este momento presente, este momento exacto, acá, en la cola del banco –donde estamos los dos conversando amenamente sobre política- no comulgo, no se puede, porque se comulga en la Iglesia, en el caso de que estés en esa onda. La onda esa católica.”
“¡Ah! Comprendo, comprendo. En todo caso yo, acá, en la cola del banco tampoco comulgo.”
“Claro, claro. En fin, habrá que esperar a Octubre.”
“¿Para comulgar?”
“No, en Octubre creo que en general es mejor no comulgar, porque es un mes diabólico. Me refiero a que hay que esperar a Octubre, a ver si los resultados de las elecciones generales se corresponden con los resultados de las elecciones Primarias. Y a ver si algo cambia en ese bendito 50 %:”
“Esperemos que sí, que ese 50 % al que nos referimos los dos –o cada uno por separado, no sé- cambie. Claro que si cambia ese 50 % también cambiaría el otro.”
“Claro, claro, cada 50 % tiene una influencia directa, hasta matemática yo diría, sobre el otro 50 %.”
“Y esperemos que ese cambio sea positivo.”
“¿Positivo para el 50 % al que nos referíamos al principio o para el 50 % al que nos referíamos en segundo lugar?”
“(Un poco irritado) Positivo en general”
“Ah, sí, sí, yo también esperemos que ojalá que sea positivo en general. Que sea para bien.”
“Sí”.
“(Silencio)”
“Che, ¿y a quién votaste?”
“No te puedo decir.”
Cosas de política para decir en “Modo Acusación Mutua”
“Qué desastre lo del domingo”
“¿En qué sentido lo decís?”
“Y, en que la mitad de la gente es pelotuda”
“Ahhhhh, claaaaroo, cuando la gente no vota lo mismo que vos es pelotuda, qué autoritario que sos.”
“¡Pero si vos también decís que la gente que no vota lo mismo que vos es pelotuda!”
“Sí, pero yo a vos no te acuso de ‘autoritario’ por decir eso”
“¡Si recién me acusaste de autoritario!”
“Bueno, pero yo tengo razón.”
“Bueh, ahora sos la voz de la verdad. Qué autoritario.”
“¿Ves? ¡Vos me acusabas de que yo te decía autoritario y ahora vos me estás diciendo autoritario! Siempre lo mismo con ustedes, en el discurso dicen una cosa y en los hechos hacen otra.”
“¡Pero si ustedes también en el discurso dicen una cosa y en los hechos hacen otra!”
“Sí, pero yo no la voy de que en el discurso no diga una cosa y en los hechos hago otra, yo soy plenamente consciente de que en el discurso digo una cosa y en los hechos hago otra y lo acepto públicamente, en cambio ustedes no, ustedes tienen el discurso de que en el discurso dicen una cosa y en los hechos hacen lo mismo.”
“Nada que ver, nosotros en el discurso decimos todo el tiempo que en el discurso decimos una cosa y en los hechos hacemos otra, a mí ese discurso de que ustedes en el discurso aceptan que en el discurso dicen una cosa y en los hechos hacen otra no me lo vendas porque no compro, cómo se nota que en el discurso hacen una cosa y en los hechos hacen otra.”
“Ufff, típico, que corruptos que son.”
“Ustedes también, aparte, a ver, decime un político que no sea corrupto.”
“Y, no sé, Zamora”
“¡Pero a ese no lo votaste!”
“Es correcto.”
“Decime uno que no sea corrupto y haya llegado al poder.”
“Y… No puedo. Porque el poder corrompe. Igual nosotros seremos corruptos pero ustedes tienen cada nene en su partido.”
“Sí, pero no la voy con el discurso de que no tenemos cada nene en nuestro partido, en cambio ustedes tienen cada nene en su partido pero la van con el discurso de que no tienen cada nene en su partido”
“(Cierra los ojos, sintiendo una súbita presión en las sienes) Bueno. Pero ustedes además de tener cada nene en su partido se han aliado con cada impresentable.”
“¡Ustedes también!”
“Es correcto”
“Y además más allá de la corrupción nosotros tenemos LOGROS, en cambio ustedes en todos estos años no han hecho nada importante.”
“¿Cómo que no? ¡Hemos hecho montones de cosas! ¡Montones de cosas!”
“A ver, mencioname una”
“(Re caliente) No, mencioname una vos, a ver qué han hecho ustedes. ¡Porque al final parece que nosotros estuviéramos en el banquillo de los acusados!”
“¡Pero si es verdad, tienen gente que está en el banquillo de los acusados!”
“¡Ustedes también!”
“Sí.”
“Las cosas que han hecho son pura cosmética.”
“A mí me parece que las cosas que ustedes han hecho también son pura cosmética.”
(Aparece otro tipo, que nadie lo llamó) “Al final son todos iguales. SON TODOS IGUALES, eh. Para mí no hay diferencia, yo por eso no voto a ninguno de los que votan ustedes.”
“¿Y qué lográs con eso? ¿Eh? ¿Qué lográs con eso de no votar a ninguno de los que votamos nosotros?”
“¿Y ustedes qué logran con eso de votar a esos que ustedes votan?”
“Mirá, por lo menos no la vamos con el discurso de que no votando a ninguno de los que votamos nosotros estoy logrando algo”
“¡Yo tampoco, eh! Yo tampoco la voy con ese discurso, pero por lo menos no le miento a la gente diciendo que votando a los que votan ustedes estoy logrando algo.”
“¡Y claro, cómo vas a decir eso si no votás a ninguno de los que votamos nosotros!
“(Se va, confundido) Chau.”
“Sí, dale, andá, andá a jugar con los autitos, nene, dejá acá que están hablando los grandes.”
“Qué generación de mierda. Y bueno, crecieron con el menemismo”
“¡Pero si ustedes también crecieron con el menemismo!”
“¡Ustedes también!”
“Es correcto.”
“Che, ¿y a quién votaste?”
“No te puedo decir.”
Cosas para decir en “Modo Guerra a Muerte”
“Qué desastre lo del domingo”
“¿En qué sentido lo decís?”
“Y, que la mitad de la gente es pelotuda”
“Sí, es verdad. Pará… ¿A qué domingo te referís?”
“Al de la otra vez. Este domingo estuvo bárbaro.”
“¡Ah, o sea que vos votaste a la kretina atea montonera soverbia y grasa como todos los negros de mierda del conurbano comprados con el chori y la coca, que se creen que este es un gobierno socialista por que le tira un Plan Trabajar (sic) que ni siquiera lo imbentaron ustedes porque es un proyecto de la Coalición Cívica y SE LO COPIARON, aparte son re soverbios y autoritarios y vivimos un Estado Totalitario como en ‘1984’ donde si decís algo en contra del Gobierno te mandan a los jóvenes hitlerianos de la Cámpora que se han apropiado de las consignas de los derechos humanos y están reescribiendo el ‘Relato de los 70’ para sus propios fines y comprado intelectuales y corrompido a las Madres y a Shocklender y son socios de Menem y no hay Libertad de Expresión y ocultan la inflación y Moreno y De Vido y Moyano y Jaime y los muertos de Jujuy y son re soverbios y los maestros de Santa Cruz, se nota que trabajás para algún ministerio o algún medio kirchnerista y son re soverbios!”
“¡Ah, o sea que vos votaste a alguno de esos impresentables de la oposición que no se les cae una idea y lo único que saben hacer es criticar y representar a los intereses de los oligarcas del Campo que envenenan con Glifosato a los pibitos que tienen laburando en negro y el Monopolio y a los milicos asesinos que se la iban a llevar de arriba y y el cheto inútil corrupto contrabandista que no sabe hablar y tiene una papa en la boca de ¡MACRI! que le bajó el presupuesto a la Educación y encima después lo subejecutó y se gastó la guita en pelotudeces tipo bicisendas y quién sabe que otra pelotudez y se caen los techos de los Jardines de Infantes y quiere cerrar el Borda que no tiene calefacción y alambrar la Capi para que no entren los villeritos sucios del conurbano, claro que no sé cómo va a venir la ‘muqui’ a lavarte los platos y limpiarte el ojete, cómo se nota que lo único que te interesa es que te arreglen el bachecito y la autopistita para que no se te rompa tu cero kilometrito que te compró tu papito de Zonita Nortita para ir a la Universidadcita Privada de Administración de Garketing y Empresas y festejaste que Menem le regale la guita de los Jubilados a los bancos, andá a robar a los caminos, cheto, facho, garca, ladrón!”
“Pará, pará. ¿A quién votaste?
“No te puedo decir.”
Cosas para decir en “Modo Somos Re Tolerantes”
“Qué desastre lo del domingo”
“¿En qué sentido lo decís?”
“Y, que la mitad de la gente es pelotuda”
“Puede ser. Puede ser. Respeto lo que decís, aunque no esté de acuerdo. Tenés derecho a decir tu opinión, incluso aunque digas pelotudeces.”
“No, y yo la tuya, desde ya. Y desde ya que ese pelotudismo de la gente tendrá sus razones, que hay que atender. Hay que estudiarlo –al pelotudismo- y tratar de entender el sentir popular, el mandato de la gente, de las ‘bases’”
“Claro, claro, seguro, y también el del otro 50 %, aunque sean todos unos infradotados analfabetos que no entienden anda y habría que darles un tratamiento universal de electroshock. Porque lo contrario sería caer en el ‘voto calificado’”
“¡Totalmente de acuerdo, aunque –si vamos a hablar seriamente- aplicado al otro 50 %, o sea al tuyo! A mí me re interesa escuchar todo lo que tenés para decir, aunque sea el rebuzno de un idiota que escribe comentarios fachos en blogs con faltas de ortografía, porque eso no te inhabilita para emitir tu opinión. Simplemente hay que desestimarla, pero tenés derecho a expresarla.”
“Claro, claro. Yo creo que evidentemente algunos de nosotros no hemos sabido interpretar al votante, y yo creo que esto es una oportunidad para escuchar las idioteces dictadas por el punterito del barrio y que repiten como un lorito.”
“Bueno… No estoy del todo de acuerdo con la gansada monumental que acabás de decir y que demustra que tenés caca en la cabeza y que se nota que los medios te lavaron el cerebro, pero la respeto, o mejor dicho, respeto tu Derecho Universal a decirlo y moriría mil veces defendiendo ese derecho –en un sentido simbólico, morirme en serio por ahora no, gracias; en cambio, a vos no te respeto, me parece que sos un forro. Pero tu derecho es completamente respetable.”
“¡Gracias! ¡Yo también moriría mil veces en un sentido simbólico defendiendo tu derecho a bajar la línea que te tira Aníbal Fernández mediante ese teledirector que tenés implantado en el cráneo! Y luego, le pagaría mil veces diez pesos en un sentido no simbólico a algún sicario para que termines en una zanja. Pero después de ejercer tu derecho SAGRADO a decir esa boludez que tenés el tupé de llamar ‘opinión’.”
“Totalmente de acuerdo, especialmente en la parte en que te morís mil veces. Es notable cómo a través del diálogo franco, abierto, democrático, vamos entendiendo que en definitiva todos queremos lo mismo, aunque en mi caso yo no recurriría a un sicario sino a un pelotón de fusilamiento, y te dejaría expresar tu opinión pero mientras te doy patadas en la boca.”
“Me surge una pregunta. ¿Será acaso que nuestras diferencias no surgen de los ideales últimos –el amor a la patria, el progreso, la democracia- sino a simples cuestiones metodológicas? ¿Será acaso que lo único que separa a estas dos Argentinas sea mi intenso deseo de bajarte todos los dientes y hacértelos tragar y quemarte vivo y luego orinar sobre tu tumba y la de toda tu familia?”
“Puede ser, puede ser. Puede ser que el único obstáculo para llegar a un acuerdo sea tu resistencia a que te mande a vos y todos tus correligionarios a un campo de exterminio. ¡Y moriría mil veces con tal de que te hagan eso!”
“Me parece que estamos llegando a algo, me parece que estamos llegando a algo, yo entiendo que si sólo se aprobara mi proyecto de ley que permita que te encierren a vos, tus camaradas, vecinos y gente que alguna vez te saludó en la calle en un Centro Clandestino de Tortura y los mantengan vivos conectados a una máquina y no salgan nunca más, entonces el acuerdo sería posible.”
“Pero yo creo que falta mucho para eso, yo creo que todavía hay que trabajar y seguir dialogando, pedazo de forro.”
“Yo también, pero mientras podamos segur debatiendo y eligiendo en democracia hay una esperanza, mierda pelotudazo hijo de puta tragaleches.”
“Sí”
“Che, ¿y a quién votaste, imbécil?”
“No te puedo decir, cagón”
Dato 2.313: Lo que no es posible
Contrariamente a lo que se ve en innumerables películas, no es posible encender nafta tirándole un cigarrillo encendido. ¡Mirá vos! (Fuente: Ricardo Rabadan Paz, que lo sacó de lo internet, en “el sitio de unos tipos que se dedican a probar si las cosas que se ven en las películas son posibles o son verso.” Probabilidades de exactitud: 0 %%, por “no-dato”)
jueves, 13 de diciembre de 2012
Dato 2.533: Mayonesa
El nombre de la la salsa mahonesa procede de la ciudad de Mahón en la isla de Menorca, donde esta salsa es originaria. Se escribe tanto con H como con Y. Cuando escribimos mayonesa con Y es un galicismo, estamos traduciendo “mayonnaise” del francés. (Fuente: Moscabrava, que cita la “Revista Digital de Gastronomía donde dicen, además, que es muy difícil conseguir la emulsión a mano, tanto que, fuente propia, mi abuela decía que no se podía mirar la preparación porque sino ‘se cortaba’, y nos mandaba al patio mientras batía. Nunca ‘se le cortaba’. Si bien tengo una fuente internáutica también hay fuente propia y tuve que costearme un viaje a mis recuerdos de infancia que no será muy oneroso pero es costoso en dolores y comparancias”. Probabilidades de exactitud: 200 %%, por todo eso que dijo tan largo)
miércoles, 12 de diciembre de 2012
¡Ponen Taller Literario de Actuación!
Guión cinematográfico no, libro no, poesía no, manual de instrucciones no, teatro no, blog no, todo no, no, no, no, no, no. Desde el inicio de este Taller Literario vengo notando una cosa: Es como hablarle a una pared. Revisando mis archivos encuentro que NI UNO DE MIS ALUMNOS se ha hecho millonario con lo de escribir. ¡Y sabés por qué? Por un lado, porque les sale mal, y por el otro, parece que escribiendo no te hacés millonario.
Así que luego de una suerte de consultas e investigaciones, me vengo a desayunar que la guita grande –y por relativamente poco esfuerzo- está en lo de ser actor, por lo que esta nueva entrega no trata específicamente de escritura, sino de actuación, más específicamente de “Actuación Argentina”. Sí, atrás quedaron los tiempos en los que soñaba que UUUUNO, UUUUNO, UUUUNO de mis alumnos entrara en Hollywood. Con que entren en Pol-Ka me doy por contento.
Algunos conceptos generales: La actuación es como una casa, la actuación es como un auto, la actuación es como un equipo de hockey, etc. Pero lo más importante es que la actuación es como un juego. El objetivo del juego sería no interpretar un personaje o convertirse en otras personas, sino aparecer más. Tener más “presencia”: en la pantalla, en los medios masivos de comunicación, en el cerebro de las personas, en el Universo, más, más, máaaas. El que aparece más y rompe las pelotas más y machaca más y es imposible dar dos pasos sin verlo en algún lado, gana. Es como ser una Idische Mama del Arte.
Para ello, el Actor Argentino ha desarrollado diferentes técnicas:
TÉCNICA 1 (Desesperado): GRITE
El actor argentino básicamente grita. O habla en un tono de voz alto, muy parecido a gritar. Esto no tiene que ver con una necesidad de que se entienda el diálogo (Darío Vittori explicaba que las funciones teatrales para jubilados debían actuarse “lento y fuerte”), sino de aparecer más; por eso a veces vemos, en las comedias televisivas argentinas que dos actores van subiendo el volumen hasta llegar a altísimos decibeles: Uno intenta gritar más fuerte que el otro, con el objeto de taparlo, y por ende, “Aparecer Más”. Esta técnica, muy utilizada en discusiones en la mesa familiar, proviene de la teoría que dice “si no tenés razón –o en el caso de los actores, gracia- por lo menos tené volumen”. En los monólogos dramáticos de los espectáculos unipersonales, sin embargo, también la técnica de gritar es muy utilizada aunque el actor no tenga que aparecer más que otro, especialmente hacia el monólogo final: En este caso lo que intenta el actor es aparecer más que sí mismo, en lo posible borrando de la cabeza del espectador la hora y media anterior, para que por lo menos se quede con la sensación de “El espectáculo fue un bodrio, pero muy bueno el final, especialmente el hecho de que hubiera”.
TÉCNICA 2 (Dubitativamente): TARDE
El actor argentino, cuando no puede “aparecer más” a través del volumen (p.ej. si está afónico por gritar como un cosaco en las escenas anteriores), trata de aparecer más a nivel temporal. Por eso agrega ruidos, interjecciones, silencios dramáticos, carraspeos y hasta líneas de improvisación a su magra línea original. Si tiene que decir “Ha muerto”, el actor argentino no se limita a decir “Ha Muerto”. Dice “(Suspiro) Ehhhh… Uuuuhhh… ¡Cof, cof! Grrrrr, fssss, hummmm. Ha… (Carraspeo)… Ha… (Ruido de contener el llanto), hrrrrrrr, ¡Dios Santo! (Llora) brrrr, hmmmm, ¡Upalala! Mmmmmmmmmmmmmmm…. Ha… ¡Grunt! ¡Smuckle! Brrrffss, hnkk, mrrropiuuuiupiuoiii… ¡Muerto! (Solloza durante media hora)”. Esto no significa que no pueda, si así lo considra necesario, hacer estos mismos ruidos gritando. Pero se asegura una mayor cantidad de exposición a la pantalla, convirtiendo un segundo de actuación en cinco minutos. El buen guionista es el que calcula que el tiempo de cada línea, en manos de un actor argentino, puede multiplicarse por veinte, así que intenta que sus diálogos no contengan más de seis o siete palabras, porque para un monólogo shakesperiano no hay tiempo de aire en la televisión argentina, incluso aunque se emitiera mitad y mitad en varios canales y simultáneamente (por ejemplo, las consonantes en el 13 y las vocales en el 9). Cuanto más tarde y se apalanque en un diálogo, más oportunidades tiene de ganarle al otro actor.
TÉCNICA 3 (Con picardía): HAGA PROPAGANDAS
El tiempo de la actuación per se, por muchos ruidos y gritos que puedan proferirse, es limitado, porque lo importante en la tele son las propagandas. Por lo tanto, el actor argentino puede “aparecer más” o extender su presencia actuando en las mismas. “Ah, mirá qué piola, como si fuera tan fácil”, dicen los actores modernos, que cambiarían todas sus horas de vuelo teatrales por actuar en un par de comerciales de algún prestigioso banco internacional y pararse por catorce meses. “Si yo en esto me metí para que me llamen de una propaganda y cobrar una pequeña fortuna por medio día de trabajo”. Momento. Hay formas de facilitar su acceso a este tipo de oportunidades laborales. Una de ellas es hacerlo gratis, pero dejaremos esta opción para principiantes a quienes les guste ser abusados por directores del cine independiente. La otra es ofrecerse para publicidad de productos que la mayoría de los actores prefieran evitar: Recordemos a María Belén Aramburu publicitando laxantes o Adriana Salgueiro recomendando pegamento para dentaduras postizas. Me juego la cabeza que no fueron estas señoritas las primeras requeridas, y que probablemente estaban haciendo alguna reforma en sus mansiones (o pagándole a algún chantajista). No haciéndole asco a nada aumentará las posibilidades de que su cara pase de la novela a la propaganda y de la propaganda a la novela sin solución de continuidad. Algunos productos sugeridos: Cremas para la hemorroides, píldoras para la impotencia, medicamentos para los hongos vaginales, líquidos limpiadores para ojos de vidrio, campañas de bien público sobre los peligros de meterse objetos en el culo, servicios de hosting para páginas de pornografía infantil, estudios de abogacía especializados en defensa de juicios por froteurismo en el colectivo, etc.
TÉCNICA 4 (Llorando): SEA UN RICO GUACHO
El actor argentino sabe que al público argentino no le gusta ver gente fea, excepto a la hora de elegir candidatos políticos -donde la media de buena presencia se asemeja mucho a la de las ferias de fenómenos de circo. Por eso, si ud. es un/a rico/a guacho/a tiene más posibilidades de seguir hinchando las pelotas desde los medios de comunicación gráfica, Internet o programas que ponen cosas de otros programas. Si ud. no está muy dotado vaya al gimnasio, instálese implantes plásticos, encajétese entretejidos, sométase a reconstrucciones quirúrgicas, páguele a alguien para que le compre ropa y emperifóllese al máximo hasta lograr un resultado decente o por lo menos hacer creer, visto de lejos y un ratito, que ud. no es el monstruo que es, sino una máscara plástica estandarizada a la que no le tenemos miedo porque ya nos hemos acostumbrado a ella de verla clonada sobre el rostro de diversas mujerzuelas televisivas. Recuerde sin embargo la regla de oro: Si no está roto, no lo arregle; es decir, si ud. es Beatriz Salomón, Adriana Brodsky o Raquel Mancini no toque nada, que así está bien. Deje todo como estaba. ¿Puede ser? ¿Ah, no? Bueno, en ese caso aparezca más, pero en programas de chismes, en la sección “Mi cirujano Plástico me recontracagó la existencia a mí y a mis admiradores”.
TÉCNICA 5 (Con conectividad): HAGA CAGADAS
El actor argentino sabe que tiene suerte; de ser cardiocirujano, o diseñador de una planta nuclear, o cuidador de niños en edad preescolar, sus errores podrían tener consecuencias fatales. O alguien podría querer cagarlo a trompadas. En cambio, cuando se equivoca al actuar, no sólo esto no tiene consecuencia alguna sino que además es probable que se transforme en una “perlita”. Por ejemoplo, si tiene que decir “Abrime la puerta”, diga, equivocándose “Agarrame la pistola”. Luego ríase, como diciendo “Uhhh, lo que dije”. Este fragmento será luego emitido en algún programa de interés general una o más veces, depende de la gravedad e insensatez del error: algo así como un premio a la estupidez. Asegúrese de decir do o tres “perlitas” por jornada de grabación (si es posible, contrate un guionsita para que se las diseñe), cosa de tener una buena “parrilla”. Pero no se exceda (tipo 30 perlitas por día), porque entonces las horas de grabación y repetición de tomas empiezan a pesar, y tal vez a un iluminador “se le caiga” un reflector sobre su cabeza, o a un microfonista “se le escape” un micrófono sobre su tabique nasal o una maquilladora “confunda” una base facial con un frasquito de solvente de pintura.
En resumen, si grita, tarda, hace propagandas, es un rico guacho y hace cagadas, aparecerá hasta el hartazgo y beberá las mieles del éxito, siempre que se asegure de que es actor. En otro gremios estas acciones podrían ser contraproducentes, excepto la parte de ser un rico guacho, aunque eso a veces yo en lo personal lo vivo como una cruz. Pero de eso hablaremos otro día.
¡Famosos muertos: Una modesta proposición!
La otra vez falleció el legendario Jean Giraud, más conocido como Moebius, el genial dibujante francés creador de Harzack, The Long Tomorrow, el Teniente Blueberry y co-editor de la revoucionaria revista francesa Metal Hurlant, un ícono insoslayable de los años 80. Como suele ocurrir, su muerte ha significado un verdaderro sacudón entre periodistas y aficionados y, que se apresuraron a escribir homenajes al genio y a reproducir sus viñetas e ilustraciones en las redes sociales.
Voy a ser lo más crudo y sincero que puede serlo un varón pequeño burgués de más de cuarenta años, es decir, un poquito: Esto del famoso que se muere me tiene podrido. El tipo no sólo es famoso, junto con los beneficios extra que la fama conlleva (dinero y vida sexual solucionada), sino que la Gran Igualadora, la fuerza cósmica que equipara a reyes y mendigos, la democrática Muerte, también tiene su favoritismo. Su cholulismo. A diferencia del muerto ignoto, el muerto famoso se multiplica como la peste en las palabras, réquiems y lágrimas de gente que hasta ayer no sabía quién era, pero que lo ha conocido justamente porque el tipo se murió. Del pez gordo más aterrador al perejil más insignificante, todos se ven obligados a decir algo sobre el finado, y el que quiere evitar el tema parece que quedara en falta. Que te dejaran afuera de la danza macabra.
Para peor no hay semana en que no la palme alguno. Los oradores de entierro ya empiezan a repetirse, a quedarse sin guión. Incluso tienen que empezar sus elegías con alguna referencia a la plaga de decesos, diciendo cosas como “ah, oh, qué año que estamos teniendo, primero se fue X, después Y, ahora Z, el último que apague la luz, etc”. Si a esto le sumamos el hecho de que gracias a Internet cada vez hay más famosos me temo que en unos años nuestra vida se transformará en un responso continuo y permanente. Entonces la noticia consistirá en que no se murió el artista Fulano y que el músico Zutano sigue con vida.
Pero más que los famosos muertos, que en definitiva no tienen el 100 % de la culpa de morirse, lo peor son sus llorones y lloronas. Maulas sin corazón que recibieron la muerte de su tío Osvaldo con una perplejidad indiferente, ahora se jactan de haber soltado varios kilos de lagrimones ante la muerte de tal o cual ídolo popular. Y entonces pegan en sus blogs o Facebooks algún video, alguna foto, algún dibujo del finado, “para seguir honrando y perpetuando su memoria hasta el fin de los siglos”.
Se me ocurre que hay un error de concepto en estos homenajes basados en la reproducción compulsiva y viral de la obra del muerto. Repetimos youtubazos o frases célebres porque porque es cómodo, porque nos bajamos la película de Cuevana o copypasteamos el libro digital. Y ya conocemos cómo funciona la oferta y la demanda en la mente humana. Cuanto más accesible es algo, su valor baja estrepitosamente. En definitiva, los homenajes continuos y sostenidos solamente convierten la obra del famoso en un libro de mesa de saldos.
Propongo invertir la lógica de estos mal llamados homenajes: Así como los emperadores de la antigüedad que exigían que junto a ellos se enterraran sus tesoros, caballos, esclavos y esposas, deberíamos destruir completamente la obra del famoso muerto. Que no quede nada, reducir a cenizas hasta la última canción, el último opúsculo, el último archivo mp4. Imaginate que mañana se muere, no sé, Paul McCartney (me veo obligado a usar un famoso extranjero, a ver si se me muere uno de por acá y todavía me echan la culpa). ¡Bam! Quemamos toda la obra del ex beatle, y de paso todos tus hermosos recuerdos asociados al tipo. ¿Así que debutaste escuchando “Let it be”? Bueno, te cuento, no la vas a escuchar más. ¡Se murió McCartney, se murió Let it be, y si me presionás, se murió un poquito tu debut! ¡Tu ídolo no vive más “en todas las hermosas canciones que escribió” (y que habitualmente llevás en un rincón polvoriento de tu mp3): Se murió enterito! Ahí te quiero ver, llorón. Ahí sí vas a poder compartir un mínimo sentimiento de pérdida con los deudos de verdad. ¡ESO es un duelo!
Tal vez chillen un poco los herederos, que pensaban vivir como pachás gracias a las regalías de sus padres, pero al mismo tiempo le estaremos haciendo lugar a los artistas jóvenes. No sólo eso: tendrán la total libertad de escribir de nuevo los libros y canciones que no nos dejaron los muertos y que hasta ahora no podían escribir (¡porque ya estaban escritas!). Porque, ¿cuál es el verdadero objetivo de morirse sino dejarle un poco de espacio a nuestros hijos?
martes, 11 de diciembre de 2012
Dato 4.533: San Martín 3
Los platos preferidos por San Martín durante su estadía en Mendoza eran ” ….. puchero o asado, que a veces despachaba de pie, y por postre, dulce mendocino, tomando dos copas de vino.” (Fuente: Pablo “Instituto Sanmartiniano” Pancho, que aduce “Macabra confesión: No soy “Instituto Sanmartiniano”, para sostener esta mentira me están obligando a leer; leer libros de palabras, sin dibujitos!!!!” Probabilidades de exactitud: 200 %%, por libros, libros de palabras, sin dibujitos)
lunes, 10 de diciembre de 2012
¡El País Submarino Internationällzy: La Cena de los Cineastas Caritativos!
25 de octubre, Los Angeles.
No estoy bien, no. Ya he perdido unos 15 kilos -de los cuales sólo no me sentaban bien 13. Mi “Síndrome de la Mano Extraña” (culpa de la ausencia de palanca de cambios en mi Chevy malibú automático) se está agravando: ayer descubrí al miembro rebelde intentando acogotarme. Por suerte, acostumbrado como estuve a manejar un taunus durante toda mi vida la dirección hidráulica del Chevy me ha producido una suerte de “atrofia de brazos” por contraste, así que entre esto y mi debilidad general, la diestra no tiene el suficiente ímpetu como para acabar conmigo.
Kathlyn me acaba de llamar. Se cayó el guión generado por su mega-equipo de guionistas. Aparentemente, el hecho de haberles dicho que “al final, casi casi no sé para qué me necesitan” les dio la idea de que casi casi parece que no me necesitan. Le renunciaron en masa y fueron a ofrecerle el guión a Steven, que se los compró ipso facto por un par de palos verdes, produjo la película y ya está en todas las salas cinematográficas de la costa oeste, donde ya ha roto varios récords de recaudación. Hoy por hoy con el cine digital te sacan una película en un abrir y cerrar de ojos. Por suerte tuvieron que estrenarla con otro nombre, ya que tomé la precaución de decirles que el mío lo tenía registrado (Le pusieron “Orsai”, que parece que estaba libre).
Kathlyn ni siquiera me da tiempo a deprimirme. Me explica, con su voz siempre cordial, siempre sonriente, siempre afable, de conductora de programa de cable matutino, que está todo bien, que ya está, que la cagada ya está hecha. Y que tiene “un guión de Orson Welles y William Faulkner inédito que compró a precio de oro en una subasta. Podemos cambiar ‘Orson Welles’ y ‘William Faulkner’ por ‘Podeti’, que seguramente nadie se va a dar cuenta”. Y lanza una de sus risillas características. En otro estado de salud y ánimo, sería capaz de discernir si es una risilla sarcástica o una risilla afable, pero ya bastante esfuerzo me cuesta tenerme en pie. No me pidan más. Le pregunto si le parece que vale la pena sacrificar ese guión en mi carrera y me explica que para ella lo principal es su clientela y que “si tengo que arrancarle los testículos con los dientes a un bisonte embravecido y con una enfermedad venérea, y luego escupirlos sobre la cabeza inocente de mis hijos, no me tiembla el pulso ni la mandíbula”. Risilla.
Me pregunto si la pasión por la eficacia profesional de Kathlyn es digna de imitar o de huir de ella aterrorizado, pero como en este caso es a favor de mí no es tan grave. Me visto rápidamente (abro el pack de 25 calzoncillos que me compré en el Target de Av. La Brea y descubro horrorizado que los talles norteamericanos son elefantiásicos. Pasaré toda la tarde realizando afeminados contoneos con la cadera para mantenerlos en su sitio) y voy al restaurante mexicano-cajún sobre Hollywood Blvd., donde nos encontraremos con Francis, que prepara su espectacular regreso al cine.
Es emocionante conocer a este monstruo del cine. Me pregunta sobre Argentina, y le cuento los últimos avatares políticos y sociales de mi querido país (la mitad de los cuales me los invento porque mucho no sé). Luego leemos juntos el guión.
No es de lo mejor que hayan escrito juntos Welles y Faulkner, pero está bastante bien, bastante bien. Hay que recordar que ambos eran alcohólicos. Incluso en algunos diálogos los personajes dicen cosas como “bwahhhaaahh the frensh shampainge”. Se notan algunas incoherencias, personajes que aparecen y desaparecen, incluso en la misma escena. “Fades outs” donde debería haber “Fades ins” y “Cowboy shots” donde debería haber “Close ups”. Pero en líneas generales está bien. Por momentos reí a carcajadas, por momentos sentí el escalofrío de estar frente a la verdadera Grandeza y durante la lectura todos lloramos a moco tendido, yo, Francis, Sofía, Robert, Al, el otro Robert (que quisieron acompañarlo a ver si garronean algún papelito) e incluso la gélida Kathlyn, que por primera vez (creo que en su vida) demuestra una emoción humana. Pero bueno, no es lo mejor, no es lo mejor, hay mejores, no es un “Ciudadano kane” –que mayormente no la vi. Pero está bien, está bien el guioncito.
Acompañados por unos burritos a la Quetzalcoatl, unos Tacos Chipotle, un par de cuencos de Guacamole Inferno, Camarones Cajun y ensalada de arroz a la birmanesa (menú que no me hace gracia, pero tengo que hacer de tripas corazón. Casualmente, sospecho que si sigo evacuando como los últimos días terminaré con el corazón donde tengo las tripas), discutimos los pormenores profesionales, especialmente el tema de mis paga. Tengo la oportunidad de ver a Kathlyn en acción: es despiadada, fría, salvaje, agresiva y arriesgada como un buitre hambriento. Francis, viejo zorro del mundo del cine, discute acaloradamente, rebaja, insulta, degrada, finge completo desinterés, imposta indignación y furia, exige algunos favores sexuales indecorosos (los cuales Kathlyn negocia sin el más mínimo pudor, sugiere algunos nuevos y my creativos y –para mi consternación- creo escuchar mi nombre involucrado en el tema, aunque Francis no se muestra muy interesado) y por fin, sollozando por segunda vez en la noche, por fin acepta, resignándose a no comprar un par de viñedos este año. Al terminar, todos sonríen como si nada hubiera pasado. En lo personal, luego de escuchar el cruce de contraofertas salvajes y feroces acusaciones que conformaron la ”negociación”, me siento pálido y cansado.
Luego ocurre algo un poco incómodo. En la mesa queda una montaña de las pantagruélicas porciones de comida que nos han servido. Robert –el otro- sugiere que tal vez deberíamos regalárselas a alguno de los homeless que hormiguean en Hollywood, así que pedimos algunos recipientes. Cada uno los rellena los con sus correspondientes sobras, pero noto que a mí solo me queda algo de arroz blanco y algunos protos negros. Me parece injusto; Francis, por ejemplo, lo rellena con guacamole y camarones. “Mi homeless me va a odiar”, pienso.
Después de todo él es un director famoso y multimillonario (bueno, ahora un poco menos, gracias a Kathlyn) y se comió casi todos los camarones que había en el centro de la mesa. Podría tener la decencia de dejar que los demás regalen las mejores sobras. Me parece una actitud un poco ávida, acaparadora. No digo que esté mal, pero no sé. No me parece.
Cuando salimos, Al, Robert, Sofía, Kathlyn y el otro Robert reparten sus recipientes entre los miembros de una encantadora familia latina que yace en el piso. Francis y yo vemos un homeless afroamericano (algo sopbreproducido tal vez, envuelto en una frazada a manera de túnica y con una especie de báculo, como un leproso medieval) y con educación pero firmeza le intercambio su recipiente a Francis, que me parece que corresponde. Que él regale el arroz con porotos de mierda, si quiere, o qué, qué pasa, tiene miedo de que salga en TMZ el titular “Miserable director de cine regala arroz & porotos a homeless después de comerse todos los camarones”.
La operación no es tan sencilla; Francis no larga el recipiente plástico, clavando sobre el borde pulgar e índice a manera de tenaza; forcejeamos amablemente, pero tengo la desventaja de tener que contonear el culo como hembra en celo para que no se me caigan los calzoncillos para norteamericanos obesos (un problema que Francis no tendrá jamás) y eso me impide concentrarme. Sin embargo prima la juventud y la gallardía, y al final el célebre director se queda con las indeseadas sobras. Entrego las mías orgulloso, y no tanto mi contrincante.
Cuando nos alejamos, escuchamos a nuestro homeless cubriendo a Francis de una andanada de putiadas pletóricas. Sonrío triunfalmente, aunque Francis me susurra en un perfecto castellano “No sé si notaste que todavía no firmé ningún contrato”.
Un poco cariacontecido, me despido del grupo y voy a Melrose, donde me meto en un negocio de juguetes que parecen diseñados por los escultores de “La naranja Mecánica”. Confío en que Kathlyn no haya presenciado este incidente.
sábado, 8 de diciembre de 2012
¡Explican los beneficios pedagógicos de la “Experiencia Pesebre”!
Como le ocurre a muchas personas, vivo mis Navidades actuales como un incordio absoluto. Desde hace unos años para mí es un trámite doloroso e inevitable que hay que pasar, como una moratoria de la AFIP o una colonoscopía.
Sin embargo tengo un recuerdo imborrable, mágico y maravilloso de las Navidades de mi infancia. Hasta soy capaz de recrear a voluntad mi “olor a Navidad” particular, consistente en un cóctel olfativo de espiral quemado, Turrochole (un exquisito chocolate crocante que mi abuela me regalaba TODAS LAS NAVIDADES SIN EXCEPCIÓN), vitel thoné y el desodorante de ambientes de la galería Gath & Chavez. La banda de sonido que acompaña esta recreación mental es el órgano de una propaganda de “Los Dos Chinos” –una de esas sensaciones pegoteadas para toda la vida quién sabe por qué. A pesar de que mis padres me habían aclarado con todas las letras que no existía tal cosa como Papá Noel (eran partidarios de la “vacuna preventiva contra la desilusión infantil”), la magia navideña se apoderaba de mí por completo.
La conclusión a la que llego invariablemente es que “la Navidad es para los chicos”. Por eso opino que el artefacto navideño más perfecto es el Pesebre: un objeto coleccionable en 3D, con muñequitos de colores y que introduce a los niños en una de las realidades más penosas e inescapables de la existencia.
No sé si alguna vez han llenado un álbum de figuritas. Yo no, pero me faltó una sola figurita para completar el álbum “Mix 3”. Era la 81 y aparentemente –no la vi jamás- representaba al Genio de la lámpara. Sin embargo no me arrepiento. Más allá de no ganarme la pelota n° 5, tengo la sospecha de que la sensación de Vacío subsiguiente hubiera aniquilado mi Espíritu a muy temprana edad. Desde que el hombre es hombre, su destino es vivir en el proyecto permanente. Todos conocemos la sensación de alcanzar el sueño anhelado durante años y cinco segundos después, pensar “Bueno, ¿y ahora qué? ¿Esto es todo? ¿Ya está? ¿Se terminó? ¡Quiero morir! ¡Morir! ¡Quiero abrirme el pecho con las uñas y arrancarme a mí mismo de mi prisión de carne y hueso! ¡Ahhhhhgghhhgghh!” Palabras más, palabras menos es lo que me pasa por la cabeza cada vez que arribo a una meta cualquiera; agarrar el colectivo a tiempo, por ejemplo.
Por eso es que iniciamos nuevos proyectos, y por eso también es bueno tener proyectos superpuestos y levemente desfasados de los que aferrarnos cada vez que tachamos el proyecto anterior, cosa de escaparle al Vacío Negro y Absoluto, Infinito y Devorador de Almas en el que –lamento revelándoles esto a la hora del desayuno- viviremos inmersos hasta que la Muerte nos salve de este tormento. Por eso nos casamos, tenemos hijos y redactamos nuestro discurso del Nobel incluso antes de ganarnos el Martín Fierro.
Aprender a convivir con esta realidad espantosa nos lleva todo nuestro camino hacia la adultez. Pero el pesebre nos tira un pantallazo: lo armamos el 8 de diciembre pero lo dejamos incompleto. Está la Virgen, está José, están los Reyes, el Burro, el Buey, la Ovejita y hasta algún dinosaurio aportado por los más pequeños de la casa. Pero falta –por lo menos en el armado de pesebres PRO-FE-SIO-NAL- el toque final, la última pieza, el clímax de la obra, el Pez Gordo, el gran orgasmo, el Santo Grial, el “Mac Guffin”, el Halcón Maltés, el premio mayor, el “cierre”, la papita: El Niñito Dios, que recién se coloca el 24 de diciembre. O sea, la figurita difícil. Hasta que no colocamos el Niñito Dios sabemos que falta algo, vivimos en la excitación y la embriaguez de la víspera, la espera, la expectativa. Que para un niño se resume en la siguiente incógnita: ¿Me irán a regalar el disfraz de Hombre Araña que pedí?
Entonces, ¡BAM! Llega el 24 y se acomoda el Niñito, explota el fiestón, vitel thoné, petardos, disfraz de Hombre Araña y todo el desfile. La embriaguez llega a su punto cúlmine y nos cuesta ir a dormir aunque sean las 2 de la mañana, (hora que a los 9 años es una trasnochada digna de un bohemio del París del siglo XIX). Ese Niñito Dios entonces significa la culminación de todos nuestros esfuerzos (¡tuvimos que ESPERAR como dieciséis días!!!!) Es la entrega del trofeo.
Por eso pocas cosas son tan DEPRIMENTES para un chico como el 25 de diciembre: Es lo más parecido a una resaca que hemos vivido hasta ese momento y una precoz sensación de Vacío. De pronto nos enteramos de que no hay nada que esperar (excepto el Día de Reyes, que yo creo que se inventó como una forma de aplacar este síndrome de abstinencia. Una dosis más pequeña del Furor Navideño-como esos tipos que al día siguiente de una tranca se toman un vasito de cerveza-, como para ir “bajando” a la realidad no-navideña de a poco).
La “Experiencia Pesebre” es un Taller para Niños de Horror Cósmico, que debería ser integrado a la enseñanza pública y obligatoria. Nos enseña que completar la colección tiene su Lado Oscuro –lo que tal vez evite como beneficio extra que en el futuro se conviertan en coleccionistas de muñequitos. Y al mismo tiempo, deja un lugar a la esperanza (emparentada con el Mito del Eterno Retorno): el año que viene llega otro álbum y otra figurita difícil garantizada, así que podemos enllenar este Vacío con el nuevo proyecto.
Propongo, para aquellos niñitos que no estén preparados para soportar la realidad del Vacío Existencial (viste que en este mundo hay de todo) un “Pesebre Cíclico”, compuesto por 365 figuras, que se empieza a armar el 25 de diciembre y en el que se va colocando una figurita por día. Propongo como para dar el pelotazo inicial, aparte de los consabidos Reyes, Vírgenes, Josés, Burritos y Bueyes, otros posibles personajes: El Patito. El Perrito. El gatito. La Vinchuca. El Dueño del Pesebre (capaz en actitud medio amenazante, como que los viene a echar). Satanás, contemplando la escena horrorizado. La Partera. El Obstetra. El Tipo de la Obra Social que viene a preguntar cosas. El Gestor que viene al Pesebre a ofrecer la tramitación del DNI del Niñito Dios. (Complete, si quiere, la colección)